Con independencia de los aspectos escenográficos, la ciudad en el cine tiene un peso específico. No es sólo un lugar, es una existencia. Sus calles, sus plazas, sus puentes y sus edificaciones más o menos reconocidas y reconocibles se integran en el relato y pasan a ser un personaje más de la trama para convertirse en signo y significado de la acción.Tras un primer acercamiento a este tema en Ciudades europeas en el cine, ahora le llega el turno a las ciudades americanas, las cuales han irrumpido en la pantalla bajo una gran diversidad de variables, reinterpretaciones y significados. Adquieren múltiples y distintas características para adaptarse a los géneros. Así, la ciudad del cine negro será por siempre la de la noche y la de la oscuridad. O la del Nuevo Cine Latinoamericano es la de la exclusión social y la marginalidad.De la mano de un nutrido grupo de especialistas, el lector recorrerá el continente americano de norte a sur, de Montreal a Buenos Aires, pasando por La Habana, Ciudad de México o, cómo no, las grandes urbes estadounidenses (Los Ángeles, Chicago, Nueva York), en una exploración del imaginario fílmico que ha marcado profundamente nuestra manera de entender la ciudad contemporánea.