Las interpretaciones al uso del nacimiento de la "pólis" griega tienden a hacer hincapié en los factores militares para explicar un proceso complejo y en gran parte desconocido. Durante décadas, la teoría de la Revolución hoplita, surgida a comienzos del siglo XX, ha ejercido una considerable influencia en este campo, explicando el surgimiento de la ciudad-estado como resultado de un enfrentamiento entre clases sociales, motivado a su vez por un cambio militar: la introducción del escudo argivo y la falange hoplita en Grecia en el entorno del siglo VII a.C. Las claves de la teoría son fundamentalmente tres: la tendencia a la monocausalidad, al plantear una secuencia de procesos que actúan en una dinámica lineal de causa-efecto; el recurso al mecanicismo, al asumir la automática transformación de las sociedades; y el materialismo, al mostrar una acusada preferencia por los factores tecnológicos frente a los humanos, ideológicos o culturales. En los últimos años, un sector de la investigación ha sometido a revisión e incluso ha comenzado a cuestionar abiertamente este modelo, basándose en el creciente volumen de nuevos estudios sobre la guerra antigua y en el renovado interés que despierta. En este libro se ofrece una visión de conjunto de la polémica historiográfica suscitada por la Revolución hoplita, aportando argumentos que abogan por su abandono definitivo, y se proponen alternativas a la visión determinista del cambio militar y cultural. Los protagonistas son, en todo caso, los diversos tipos de guerreros griegos surgidos a partir del siglo VIII a.C. (especialmente el hoplita), sus equipamientos militares y armas (especialmente el denominado escudo argivo), y los diferentes sistemas de combate (entre ellos la falange) que emplearon en sus expediciones militares.