El propósito de este libro es analizar los alcances y límites de la ciudadanía multicultural en relación con las demandas específicas de los pueblos indígenas desde un enfoque colonial en sede intercultural. Para ello, se hace una revisión crítica del multiculturalismo liberal desde una perspectiva colonial/decolonial a fin de visibilizar la opresión estructural que padecen los pueblos indígenas en un contexto dominado por la cultura jurídica-política de tradición occidental. Desde esta posición, el reconocimiento jurídico-político resulta apenas la punta del iceberg que lleva a profundizar su estudio desde la colonialidad del poder, cuya omnipresencia no sólo está en la legislación a través de prácticas, normas, valores, hábitos, símbolos, etc., sino también, estructurada en las relaciones sociales, étnicas, raciales, epistemológicas, institucionales, etc.; aunque se produce y se reproduce mejor a través de la colonialidad del saber, cuya función consiste en normalizar e interiorizar pensamientos/conocimientos dominantes. Y cuando todo este proceso de reproducción de la cultura dominante se hace de manera sistemática, termina por moldear la identidad y subjetividad del colonizado. Esta es la opresión estructural y simbólica que el discurso emancipador de la política de reconocimiento no cuestiona al invisibilizar la dominación colonial, el lado oculto de la modernidad occidental.