Un gitano que murió mártir en la persecución religiosa de la guerra civil española, en 1936. Y la historia empieza así: 'Ya nadie podrá afirmar nunca más Todos los gitanos son unos...' (añádase aquí cualquier calificativo peyorativo). 'Gracias a 'El Pelé' eso ya no sería verdad; porque él fue bueno en todo'. Así se expresaba con gran solemnidad un gitano, con las mejillas rojas de satisfacción y la voz muy ronca después de haber gritado mucho en la explanada que hay frente a la basílica de San Pedro del Vaticano. Acababa de concluirse la ceremonia presidida por el papa Juan Pablo II en la que Ceferino Jiménez Malla fue declarado beato, como mártir que dio su vida por Cristo en los inicios de la guerra civil española. Era el domingo 4 de mayo del 1997'.