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Literatura de viajes con relatos que atrapan desde el primer momento. "Galleira" significa Galicia en la jerga gremial de los afiladores, el irónico y mundial "barallete". El término le ha servido de inspiración a Luís Menéndez (Ourense, 1959), periodista ambulante, para entrelazar relatos de tres inolvidables travesías por las realidades multiculturales de veintiséis paises. Desde Irlanda a Bretaña, desde Estonia a Chipre, de Brasil y Timor Este hasta Mozambique...
Tarragona, lÕantiga Tarraco, va ser la primera ciutat romana fora dÕIt?lia i resid?ncia de lÕemperador August, qui la va convertir en capital dÕHispania. M?s tard, lÕemperador Adri? li va dedicar aquestes paraules: ÇTarraco, la ciutat on la primavera ?s eternaÈ. El rastre de la civilitzaci? cl?ssica ?s perceptible en les seves muralles, torres, f?rums, circ i amfiteatre, declarats Patrimoni Mundial per la UNESCO. Per? avui, per sobre de tot, Tarragona ?s el seu patrimoni hum?: la cultura, la festa, la gastronomiaÉ, tan digne de reconeixement com el de les pedres.
La historia la escriben los vencedores. La historia la escriben aquellos que cuelgan a los héroes. La historia la escriben los que en definitiva, sobreviven. No quiero creerlo. Tenerife. Islas Canarias. El lugar donde inicio la búsqueda de una isla con vida propia cargada de otras tantas leyendas. La isla de cristal, San Borondón, incluso la Atlántida. Fantasías difusas perdidas y propagadas en la memoria colectiva. Demasiadas hipótesis. Innumerables historias. Y en mi cabeza un nexo común, o quizás un detonante. Alonso Fernández de Lugo, representante del Imperio donde no se ponía el sol, fue el brazo ejecutor, «El Adelantado » que selló el destino de Tenerife. Un personaje que quiso escribir la historia, pero no sé hasta qué punto lo consiguió. Sigo sus pasos a través de la isla para descubrir si, como creo y siento, la historia la escribe realmente el recuerdo de un pueblo.
Tarragona, lÕantiga Tarraco, va ser la primera ciutat romana fora dÕItlia i residncia de lÕemperador August, qui la va convertir en capital dÕHispania. Ms tard, lÕemperador Adri li va dedicar aquestes paraules: ÇTarraco, la ciutat on la primavera s eternaÈ. El rastre de la civilitzaci clssica s perceptible en les seves muralles, torres, frums, circ i amfiteatre, declarats Patrimoni Mundial per la UNESCO. Per avui, per sobre de tot, Tarragona s el seu patrimoni hum: la cultura, la festa, la gastronomiaÉ, tan digne de reconeixement com el de les pedres.