El escritor venezolano José Balza es uno de los nombres indispensables de la literatura hispanoamericana actual. Esta antología recoge dieciocho cuentos escritos desde 1960 que son testimonio, en palabras de Juan Carlos Méndez Guédez, responsable de la edición, de «escritura en estado puro: invención: fiesta del lenguaje; estilo fragoroso y cambiante; exacerbación de lo reflexivo; sensorialidad inteligente».
Este libro circuló -haciendo honor a su título- casi clandestinamente, en 1984, por los pasillos de La Universidad de La Laguna: dos cuadernillos impresos de manera artesanal -¡a multicopista!, que se vendía de mano en mano. Así lo conseguí. Y cual no fue la sorpresa al encontrarme con uno de los testimonios más singulares y valiosos de la emigración -y no exagero- de todos los tiempos: el diario de un emigrante clandestino, don José Ana San Blas Lorenzo, a Venezuela.
¿Prosa, poesía, historia, vivencias ? En una nueva y original manera de concebir un artículo, el autor combina todo lo anterior y añade su buen oficio de escritor. Estos breves textos aparecen como la evidencia más generosa de la identidad de su isla. Nunca he leído, salvo destellos esporádicos, una más acertada visión de La Gomera. Es un amor que traspasa su mensaje sin que el autor pueda evitarlo, acompañado de una ternura infinita por sus habitantes. Ricardo García Luis
Con Combates (1995-2000) iniciamos la publicación de los Cuentos Completos del escritor venezolano Ednodio Quintero. Ceremonias (1974-1994) recogerá el resto de su producción cuentística. Combates reúne los relatos de madurez de Quintero, los que lo confirmaron como indiscutible maestro del género. Desde esa poética del vértigo, a la que han aludido algunos de sus críticos, que define su estilo y que sacude de forma radical todos nuestros sentidos, Quintero prescinde de las referencias al uso de lo cotidiano y de lo accesorio para enfrentarnos a unas pocas experiencias esenciales que parecen nacer de la alucinación y el delirio: la caída, la huida, el regreso, las metamorfosis, el cuestionamiento de la propia identidad, las pérdidas, el erotismo destructor, la obsesión analítica por verlos y observarlo todo como si en su retina llevara instalada una poderosa lente de aumento y, por encima de cualquier otra consideración: la obstinación por resistir las duras exigencias de estar en este planeta azul y hostil, expresada en su vocación por el combate. El combate desigual de un ser habituado a la derrota, pero que jamás claudica, el combate del que pareciera estar purgando un delito del cual no es consciente, acaso el delito de haber nacido, y que, sin embargo, nunca renuncia a buscar una salida y un sentido a la existencia. Mariana y los comanches, de Ednodio Quintero (magníficamente acogida por la crítica) fue la novela que, en 2004, inauguró la colección de Narrativa de Candaya.