Higeia, ciudad de la salud, es la propuesta con la que el médico Benjamin Ward Richardson recoge las reformas precedentes en materia de higienismo y extiende a un nuevo nivel la autoridad de los expertos en salud pública, con el objeto de extirpar definitivamente las enfermedades y malestares urbanos asociados al surgimiento de la sociedad industrial. La reflexión acerca de la utopía y la distopía ?su evolución histórica, sus declinaciones contemporáneas y potencialidad futura? excede los ámbitos historiográficos o académicos. Constituye un esfuerzo esencial de recuperación de un elenco de materiales conceptuales cruciales para realizar un diagnóstico del presente.
El arquitecto, urbanista e ingeniero César Cort Botí (1893-1978) fue uno de los principales protagonistas del proceso de institucionalización del urbanismo en España. A lo largo de su dilatada trayectoria estuvo directamente involucrado en la teoría y la práctica del urbanismo a través de los diferentes agentes que intervienen en la construcción de la ciudad: desde la docencia, ámbito en el llegó a ser primer catedrático en nuestro país y donde formó, en la Urbanología, vocablo de su propia invención, a varias generaciones de alumnos en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid; desde el proyecto y la intervención en el territorio y la ciudad, donde participó en numerosos planes en Madrid, Barcelona, Bilbao, Murcia, Valladolid, La Coruña, Badajoz o Ceuta; desde la empresa privada, en su papel de promotor inmobiliario; desde la política, como concejal monárquico en el Madrid de la Segunda República, donde reclamó la definición de una política municipal de gestión del suelo; y, finalmente, como incansable divulgador y publicista del urbanismo entre la ciudadanía. Además, creó la Federación de Urbanismo y de la Vivienda de la Hispanidad e impulsó la celebración en España del Día Mundial del Urbanismo. Entre sus publicaciones destacaron sus libros Murcia, un ejemplo sencillo de trazado urbano (1932) y Campos urbanizados, ciudades rurizadas (1941). Fue un temprano reivindicador de la figura del urbanista Ildefonso Cerdá. Y, desde la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, defendió la protección del patrimonio urbanístico y paisajístico español y la búsqueda de la belleza como el principal ideal en su teoría de la ciudad. En Madrid, nos legó un notable ejercicio de paisajismo en torno a su propiedad de la Quinta de los Molinos.