La guerra civil entre los adeptos de Julio César y los partidarios senatoriales de la República se extendió a lo largo de cuatro años (49-45 a. C.) y fue una contienda trascendental tanto para el devenir de Roma como para el futuro de César, puesto que su victoria marcó el punto culminante de su poder al erigirse dictador y sentó los precedentes que precipitaron su rápida caída. Con un estilo sobrio, casi se podría decir marcial, Julio César escribe su Guerra Civil con las mismas intenciones que ya había mostrado al redactar la Guerra de las Galias: narrar sus éxitos militares con aparente objetividad, pero con la muy clara intención de ensalzar su figura y aducir las razones, en su opinión justificadas, que le llevaron a iniciar el conflicto. Esta crónica, precisa, elegante y bien estructurada, se centra en los primeros dos años de la campaña, desde su famoso paso por el Rubicón hasta su estancia en Alejandría y la muerte de Pompeyo.
A pesar de la calidad y fama de sus poemas, poco se sabe de la vida de Cayo Valerio Catulo (84 a. C. - 54 a. C.). Era originario de Verona, procedía de una prestigiosa familia adinerada y, excepto por algunos viajes, pasó buena parte de su vida entre Roma y su ciudad natal. Hombre muy culto y admirador de la poesía griega de Calímaco, se le vinculó con el grupo de los poetas neotéricos, cuyas obras, alejadas del género épico, se centraban sobre todo en el individuo, predominando en ellas el punto de vista subjetivo. El poco más de centenar de poemas que se conservan de Catulo son una ventana abierta a la alta sociedad romana contemporánea del poeta, a la vez que un ejemplo único de una poesía íntima y personal, donde el yo poético, complejo y a veces contradictorio, busca expresarse no sólo mediante el examen de sus sentimientos, sino también a través de la observación cotidiana de un universo social que se resiste a acatar las reglas más tradicionales.
Cayo Suetonio Tranquilo (h. 69 - 140 d. C.) nació cuando la dinastía de los Flavios subió al poder. En Roma, donde transcurrió gran parte de su vida, ejerció como secretario a sudies y a bibliothecis al servicio de Trajano y como secretario ab epistolae en la época de Adriano, cargo que le permitió el acceso a los archivos imperiales y la correspondencia entre César y Augusto, material que utilizó en sus Vidas de los doce Césares, su obra más conocida. Vida de Claudio (10 a. C. - 54 d. C.) narra la vida del cuarto emperador romano. Hijo de Nerón Claudio Druso, hermano del emperador Tiberio, y de Antonia, hija de Marco Antonio, Tiberio Claudio Druso nació en Lugdunum, en la Galia. Tras el asesinato de Calígula, en el año 41, fue nombrado emperador, papel que ejerció con una entrega ejemplar. Durante su reinado las fronteras del Imperio se ampliaron gracias a la conquista de Britania. Aparte de un gran estratega militar, Claudio fue también un administrador brillante y un gobernador muy interesado en las leyes. Si bien los historiadores antiguos aseguran que murió asesinado, en la actualidad se debate si eso es cierto o murió víctima de alguna enfermedad.
Cayo Suetonio Tranquilo (h. 69 - 140 d. C.) nació cuando la dinastía de los Flavios subió al poder. En Roma, donde transcurrió gran parte de su vida, ejerció como secretario a sudies y a bibliothecis al servicio de Trajano y como secretario ab epistolae en la época de Adriano, cargo que le permitió el acceso a los archivos imperiales y la correspondencia entre César y Augusto, material que utilizó en sus Vidas de los doce Césares, su obra más conocida. Vida de Calígula (12 - 41 d. C.) narra la vida del tercer emperador del Imperio Romano. Hijo de Germánico, que era hijo adoptivo del emperador Tiberio, y de Agripina, Gayo César se crió entre soldados, a quienes debe el sobrenombre de Calígula. En el año 37, tras la muerte de Tiberio, Calígula sube al poder junto a Gemelo, nieto de Tiberio, a quien mandó asesinar. Si bien los inicios del reinado fueron prósperos, su enfermedad y la crueldad de su carácter le llevaron a la ruina y la indigencia. Su locura inspiró en muchos el deseo de acabar con él hasta que Querea y Cornelio Sabino le dieron muerte, a los veintinueve años de edad. «Nadie como Suetonio nos ha devuelto a la vida la Roma de los primeros emperadores ni nos ha proporcionado tantos detalles sobre la vida y la muerte de esos mismos emperadores». ANTONIO RAMIREZ DE VERGER
El texto que contiene este volumen forma parte de la obra de Stendhal Roma, Nápoles y Florencia, publicada originalmente en 1817, y nos muestra en pocas páginas al Stendhal viajero: su filosofía del viaje inteligente, observadora, sensible, apasionada, destilada en el célebre episodio que él experimenta al salir de la iglesia de Santa Croce de Florencia: Había alcanzado ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes inspiradas por las bellas artes y los sentimientos apasionados la vida se había agotado en mí y caminaba temeroso de caerme. El conocido síndrome de Stendhal, expresión que acuñó la psiquiatra florentina Graziella Margherini, documentado como algo vivido por numerosos visitantes en Florencia, es una noción que trasciende a esa ciudad y concierne a todo viajero sensible. Stendhal, que vivió en Italia durante siete años, nos muestra aquí su forma de ver ese país que tanto amó. Quizás convenga leer este Síndrome del viajero ante todo como un reconocimiento al Stendhal viajero, que nos enseña una forma de viajar, su particular forma de ver, su mirada siempre inteligente e intensa, su concepción del viaje como observación, diversión, alimento para el alma, como aventura interior, como fuente de pasiones que lo son por la vida. El volumen contiene fotografías de obras de algunos de los artistas más queridos por el autor.
Cayo Suetonio Tranquilo (h. 69 - 140 d. C.) nació cuando la dinastía de los Flavios subió al poder. En Roma, donde transcurrió gran parte de su vida, ejerció como secretario a sudies, a bibliothecis y al servicio de Trajano y secretario ab epistolae en la época de Adriano, cargo que le permitió acceder a los archivos imperiales y a la correspondencia entre César y Augusto, material que utilizó en sus Vidas de los doce Césares. Vida de Nerón es el sexto de los ochos libros completos que componen esta obra, en la que se narran doce vidas según el método de la biografía erudita de los alejandrinos. En él, Suetonio cuenta, con el estilo sencillo propio de un periodista que no persigue otra cosa que relatar los hechos, la vida de este emperador romano (desde el 54 hasta su muerte, en el año 68) tirano y extravagante, capaz de ejecutar a su madre o de tocar la lira mientras Roma arde.
Es probable que Heráclito de Éfeso haya sido el más genial de los filósofos presocráticos. Su estilo literario, sentencioso y aforístico, desprovisto de todo carácter sistemático, y su estructura conceptual le hicieron ganarse el apodo de Oscuro. También llamado el filósofo llorón, una referencia humorística a su idea de que todo fluye como los ríos, se le supone autor de un libro: Sobre la naturaleza. Este volumen, Los límites del alma, recoge los fragmentos que se han conservado de este enigmático pensador. Agrupados en siete partes (datos biográficos, escritos, el cosmos, el hombre, el alma y la vida humana, los fragmentos probablemente auténticos y los fragmentos apócrifos), encontramos en ellos el pensamiento del filósofo más influyente del estoicismo.
La figura de Séneca tiene dos caras diferenciadas, la de su vida pública y la de su filosofía y su producción literaria, cuya confrontación en más de una ocasión ha creado controversia en torno a su persona, al mostrar dos personas bastante diferentes, incluso contradictorias. Fue un hombre prominente bajo los gobiernos de Calígula, Claudio y, sobre todo, Nerón, y sus decisiones políticas a veces se alejaban de lo que inculcaba en sus escritos filosóficos y morales, inscritos dentro del estoicismo tardío. La fortuna ha sido benévola con la obra de Séneca, de la cual ha pervivido un volumen considerable, a pesar de que tengamos noticia de diversos tratados, cartas y poemas que se han perdido. Entre sus obras de carácter filosófico se cuentan las Epístolas morales a Lucilio, el conjunto de los Diálogos y otros tratados, como Sobre la clemencia o Sobre los beneficios. Sobre la vida feliz es un diálogo sobre la virtud, sobre el ideal estoico de alcanzar la felicidad a través de la virtud, no del placer. Solo esta es la causa de la felicidad, el bien único. Séneca confecciona un sistema ético original que para difundir especialmente con los Diálogos.
A causa de su enemistad con el emperador Augusto, el poeta de Publio Ovidio Nasón (43 a. C. - 17 d. C.) tuvo que pasar los últimos años de su vida exiliado en Tomos, una pequeña y fría ciudad en los confines del imperio, a orillas del Ponto Euxino, el actual mar Negro. Allí, lejos del alegre bullicio de Roma y rodeado de bárbaros, Ovidio iba languideciendo, por lo que hizo todo lo posible por procurarse el perdón imperial. Sus Pónticas fueron, además de una muestra más de su genio literario, un último esfuerzo por influir en sus amigos y otros habitantes la capital para que intercedieran por él ante Augusto. En esta colección de cartas elegíacas impregnadas de melancolía y de añoranza, Ovidio insiste en los temas de su anterior obra, Tristes, con el valor añadido de que estos ruegos cargados de dolor están a veces atenuados por la aceptación de su destino y que estilísticamente se adentran con fortuna en la senda de la fusión de dos géneros: el epistolar y el lírico.
Michel de Nostradamus está considerado como el profeta más famoso de todos los tiempos. Desde que sus cuartetas vieron la luz en el siglo XVI han despertado la intriga y la curiosidad, tanto de investigadores y eruditos como del lector profano El lenguaje críptico y simbólico de estas cuartetas no ha impedido que muchas de ellas hayan anticipado con sorprendente precisión episodios que posteriormente el tiempo se encargó de verificar, y es tal vez por ello por lo que, ante la presencia de acontecimientos candentes, se vuelva la mirada a las profecías del médico de salón para tratar de encontrar alguna luz sobre el futuro tanscurso del devenir de la historia. Esta edición nos brinda una traducción de la que se ha eliminado todo tipo de comentarios, que habitualmente solo sirven para restar claridad al texto. Conjuntamente, se ha incluido el texto original francés de Nostradamus, que permite al lector acceder a su redacción original, y por ello mismo se ha omitido cualquier interpretación, dejando al discernimiento del lector la valoración profética de las cuartetas.