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Gayo Plinio Secundo nació en Como en el año 23 después de Cristo y murió en Estabias, en la bahía de Nápoles, durante la erupción del Vesubio del año 79. Su ajetreada biografía -en la carrera militar y en la administración- nos impide quedarnos únicamente con la imagen de un estudioso encerrado en su biblioteca. Plinio tuvo una vida activa, viajó a lugares distantes, conoció personas y tuvo experiencias que le proporcionaron el grueso de la información para su enciclopedia y que contribuyeron a la vez a despertarle el interés por ciertos temas. A esto hay que añadir su pasión por la lectura y su obsesión por el estudio, que le proporcionaron también de forma indirecta conocimiento de la naturaleza. La Historia Natural en 37 libros es la primera enciclopedia de la naturaleza concebida como tal, que abarca la descripción del universo y del mundo, el hombre, los reinos animal y vegetal, con la farmacopea de ellos derivada, y el reino mineral, con largos excursus además sobre aspectos de la organización social o de la actividad humana. Esta edición recoge los libros dedicados a los animales (mamíferos, peces, aves e insectos) y la farmacopea con ellos relacionada (los remedios
Con la pretensión de contribuir a un mejor conocimiento y difusión de la lingüística hispánica desde una perspectiva historiográfica, se ofrece a los profesores de lingüística, investigadores y público interesado una obra que reúne el saber de diecisiete especialistas de reconocido prestigio para dar a conocer el pasado, presente y futuro de la Historiografía Lingüística; los enfoques, avances y estado actual de las disciplinas lingüísticas tradicionales y de otras áreas que despiertan un gran interés en los últimos años en el ámbito hispánico; la contribución de la edición de textos clásicos y de las fuentes marginales en el desarrollo teórico y metodológico de la ciencia; la metodología adecuada para la enseñanza de la disciplina y, por último, una amplia documentación bibliográfica para la historiografía de la lingüística española. Los editores de la obra son profesores e investigadores de la Universidad de La Laguna y han publicado conjuntamente en esta misma editorial la obra Nuevas aportaciones a la historiográfica lingüística (Actas del IV Congreso Internacional de la SEHL, 2004). Josefa Dorta es especialista en gramaticografía y en fonética acústica y experimental y Cristóbal Corrales y Dolores Corbella lo son en lexicografía, líneas en las que los tres han publicado numerosos libros, monografías y artículos.
Aurelio Agustín, que éste era el verdadero nombre de San Agustín, nació en Tagaste, en la Numidia, cerca de Cartago, el año 354. Su obra filosófica y teológica compila y transforma una serie de doctrinas griegas o helénicas, que influyeron profundamente en su intelecto, sobre todo en la última etapa de su crisis, hasta la conversión. En Confesiones, narración autobiográfica dividida en trece libros, el autor nos cuenta su vida hasta el año 387, después de su conversión y de la muerte de su madre, llevándonos por las múltiples etapas de su formación intelectual, hasta llegar a descubrir la verdad cristiana. Este libro nos brinda con claridad el verdadero sentido de la evolución del pensamiento de San Agustín.
A pesar de las dudas y dificultades que planean sobre la figura de Petronio y la fecha de composición de su obra, el Satiricón continúa siendo una de las composiciones de la Antigüedad que mayor interés despiertan en el lector moderno. Una vez superada la sensación de desconcierto que provoca el estado fragmentario en que nos ha llegado y las dificultades para reconstruir el argumento central, este único testimonio (junto con El asno de oro) del género novelesco en Roma nos depara la cautivadora y dinámica narración en primera persona de las peripecias de Encolpio, un pobre diablo que se busca la vida junto a sus amigos en un mundo lastrado por la corrupción y el libertinaje. Escrita con intención paródica y grandes dosis de comicidad e irreverencia, el Satiricón no escatima detalles, ofreciendo tanto una gran fidelidad al habla coloquial y vulgar de la época, como los pormenores más escabrosos, referidos con crudo realismo. Y todo ello salpicado con pequeñas historias intercaladas de variado género (la transformación de un hombre en lobo, el relato de la «matrona efesia»&). El resultado es una fiel pintura de la vida cotidiana en los albores de nuestra era, que requiere tanta audacia en la lectura como aquella de la que hizo gala Petronio con su redacción.
En esta segunda parte de una de las más famosas novelas de Julio Verne, sus protagonistas realizan un extraordinario viaje a través del espacio visitando la cara oculta de nuestro satélite. Y hasta en sus más mínimos detalles -viaje, incidencias y retorno- diríase que el autor lo hubiera visto con nuestros propios ojos, como un profeta fascinado por lo que hoy es la realidad de cada día.
Descendiente de una familia de origen hispánico, Marco Aurelio nació en Roma en el año 121 de nuestra era y, tras ser adoptado por Antonio Pío, lo sucedió como emperador, ocupando el cargo desde el año 161 hasta su muerte en 180. Su reinado estuvo marcado por las numerosas y dilatadas guerras que mantuvo contra los pueblos que habitaban en los límites del Imperio. Sin embargo, su devoción por las letras fue notoria y Marco Aurelio dedicó muchas horas al estudio de la filosofía. Durante los descansos que le daban su intensa actividad bélica y sus obligaciones políticas compuso las Meditaciones, una de las principales obras del estoicismo romano, pese a estar redactadas en griego. Los doce libros en que se organiza esta obra constituyen una compilación de ideas y sentencias breves en la que Marco Aurelio reflexiona sobre temas como los límites de la naturaleza humana, la fugacidad del tiempo, las valores morales o la manera correcta de conducirse en la vida.
Las Vidas de Alejandro y César constituyen sin duda una de las parejas más célebres dentro de la producción biográfica de Plutarco; en la medida en que se ha podido establecer la cronología relativa de las veintitrés parejas que constituyen las Vidas paralelas, parece que correspondería a la de Alejandro y César una posición central dentro del conjunto. Si bien se han criticado a menudo los emparejamientos que presenta Plutarco en las Vidas paralelas, la elección de César como pareja de Alejandro Magno puede considerarse acertada en un punto capital: se trata sin duda de los dos mayores conquistadores del mundo griego y de Roma. Otros rasgos comunes a ambos serían la ambición desmedida, la resistencia extrema a la fatiga y las pretensiones de descender de dioses, aunque es muy difícil decir hasta qué punto Julio César se imaginaba a sí mismo como cabeza de una monarquía de tipo helenístico como las que salieron de la repartición del imperio de Alejandro.