Textos clásicos



EL COSMOS (HISTORIA NATURAL) (EL JOVEN PLINIO)
Durante la era imperial, Plinio el Viejo (23 - 79 d. C.) pasó por ser el hombre más sabio de su época. Y es que, además de una larga carrera militar, dedicó su vida la observación del mundo que le rodeaba y a escribir libros y tratados sobre las ciencias y doctrinas más dispares. Se ha perdido casi toda su producción, entre la que se contaban textos de gramática, retórica e historia. Sin embargo, se ha conservado su mayor y más extensa obra, la Historia natural, compendio enciclopédico de 37 libros en el que se intenta recoger todo el saber humano en lo que a ciencias naturales se refiere: geografía, antropología, zoología, botánica, remedios medicinales y reino mineral. En este volumen, El cosmos, Plinio despliega todos sus conocimientos sobre astronomía, los fenómenos meteorológicos y geológicos y algunas creencias de la Antigüedad relacionadas con la tierra y el mar. Hoy la obra de Plinio sorprende por su inmensa erudición, pero también por desvelarnos la particular concepción del mundo que tenían los romanos.

LOS ACARNIENSES (ARISTÒFANES)
Aristófanes (444-385 a. C.) es sin ningún género de duda el gigante de la comedia griega antigua. Contemporáneo de figuras tan importantes como Sócrates, Sófocles y Eurípides, el comediógrafo ateniense vivió en una época dorada de la cultura griega, marcada también por la guerra entre Esparta y Atenas, que se desarrolló a lo largo de treinta años. Precisamente, este clima bélico es el punto de partida temático de Los acarnienses (425 a. C.). En su teatro, Aristófanes utiliza siempre hechos y personajes contemporáneos para parodiarlos pero también para mostrarnos su particular concepción de cómo debería ser la sociedad y la cultura que le rodeaba. Así, Los acarnienses, como otras obras de Aristófanes, es un alegato antibelicista que ataca despiadadamente a los partidarios de continuar el conflicto contra Esparta (que se había iniciado en el 431 a. C.). A pesar de tratar un tema tan serio, Aristófanes le imprime a su obra un particular carácter festivo y hedonista, que también demuestra lo lejana que aún estaba la derrota definitiva del pueblo ático.

ETIÓPICAS (DE EMESA HELIODORO)
Como en el caso de la mayoría de los autores que cultivaron la novela griega, prácticamente nada se sabe con seguridad de la vida de Heliodoro, autor de las Etiópicas, también conocida como Teágenes y Clariclea. Heliodoro vivió en el siglo IV a. C., era originario de Emesa y quizá asumió algún cargo eclesiástico, aunque con toda seguridad aún no lo ejercía cuando escribió esta curiosa novela de amor. Su obra explica, como suele ser habitual en la narrativa griega antigua, las peripecias de dos amantes que acumulan todas las perfecciones pero que durante un largo periplo que les lleva por Grecia, Egipto y Etiopía, se encuentran innumerables obstáculos para alcanzar la felicidad. Sin embargo, las Etiópicas eluden caer en la previsibilidad y el aburrimiento. Heliodoro se revela como un escritor de talento poco común, que muestra una preocupación especial por atrapar al lector en su historia, levantando las Etiópicas sobre una cuidada estructura temporal, que toma como referencia la Odisea y que va desvelando los misterios de la trama en los momentos adecuados. El esmero que puso Heliodoro en su novela hizo de ella un texto de referencia durante cientos de años.

ÁTICA Y MEGÁRIDE (DE LIDIA PAUSANIAS)
El escritor griego Pausanias vivió en el siglo II d. C., es decir, en uno de los momentos de mayor esplendor y dominio romano sobre el Mediterráneo. Ante esta abrumadora evidencia, Pausanias se unió a la corriente de quienes querían contribuir a conservar el alto estatus que la lengua y la cultura griegas aún poseían, pero que empezaban a perder. Desde esa concepción patriótica hay que entender la obra de Pausanias que, dividida en diez libros, se conoce globalmente como Descripción de Grecia. Lo que nos ofrece el autor griego es una serie de lo que modernamente llamaríamos guías de viajes, aunque en ellas no se limita a recitar un monótono catálogo de espacios y monumentos, sino que va mucho más allá. Preocupado por ofrecer textos amenos, Pausanias concibe sus páginas como piezas de valor literario en las que ofrece una descripción cuidada de numerosos lugares y que se ve enriquecida en muchos casos con mitos e historias relacionados con ellos. En ese contexto se inscribe su libro Ática y Megáride, en el que, siguiendo un itinerario marcado, Pausanias despliega ante nuestros ojos estas dos importantes regiones de la Grecia continental, describiéndolas físicamente, pero también haciéndonos partícipes de su historia y su cultura.

TRAGÈDIES ( VOL I) HÈRCULES (LUCIO ANNEO SÈNECA)
Entre els grans pensadors i escriptors de la Roma imperial, Sèneca destaca per la seva prolífica obra, que abraça gèneres tan diferents com la sàtira, l'assaig filosòfic, el gènere epistolar i consolatori, i el drama. I és que, encara que el seu nom s'acostumi a associar al pensament, va ser també l'autor d'una desena de tragèdies, unes obres que representen una fita del gènere dramàtic de l'Antiguitat llatina, no tan sols perquè són les úniques tragèdies llatines conservades, sinó per l'enorme influència que van exercir en el teatre europeu, especialment en Shakespeare i en el teatre neoclàssic francès. Amb l'aparició d'aquest primer volum de les Tragèdies de Sèneca, la col·lecció Bernat Metge s'acosta a l'objectiu de finalitzar la publicació de les obres completes de l'escriptor i pensador cordovès, que ja compta amb catorze volums publicats. A més de l'edició crítica i de la primera traducció al català modern de la tragèdia Hèrcules, degudament anotada, el volum inclou la primera part d'una àmplia introducció de l'especialista i curador de l'obra Antoni Seva, a l'entorn de qüestions com autoria i autenticitat, cronologia, història del gènere tràgic d'Eurípides a Sèneca i tradició textual.

FILIPICAS (DE ATENAS DEMÓSTENES)
El político y orador griego Demóstenes (384 - 322 a. C.) no fue solamente una figura crucial para la historia de Atenas en el siglo iv a. C., sino que además hizo de la declamación un arte del cual él es el máximo representante griego. Demóstenes demostró ser un incansable perfeccionista que, para elaborar sus discursos, cuidaba hasta el más mínimo detalle, desde su estructura general hasta el más insignificante giro lingüístico, sin olvidarse de la expresividad y la entonación con que debían ser pronunciados, todo lo cual hizo de él, según Cicerón, «un modelo de perfección». Defensor a ultranza del modelo de gobierno ateniense, Demóstenes se opuso siempre al voraz avance de Macedonia y de su rey Filipo II, padre de Alejandro Magno, que amenazaba con acabar con la libertad de Atenas. Fruto de esta lucha son sus discursos contra Filipo, más conocidos por Filípicas, brillantes y eficaces arengas con un mensaje claro y beligerante destinado a animar a sus compatriotas y predisponerlos contra el poderío macedonio.

HIMNOS Y EPIGRAMAS (DE CIRENE CALÍMACO)
La figura de Calímaco (h. 310 - h. 240 a. C.) ha pasado a la posteridad en dos ámbitos diferentes pero igualmente capitales: por un lado, se encargó de la ciclópea tarea de clasificar los fondos de la Biblioteca de Alejandría y, por otro, dejó una obra literaria que ya era admirada en la Antigüedad. Hombre erudito, escribió un catálogo enciclopédico sobre el abundante fondo de la biblioteca y, según algunas fuentes, hasta ochocientas obras, de las cuales apenas ha llegado una ínfima parte hasta nuestros días. De entre su producción poética destacan los Himnos y los Epigramas, que se beneficiaron de su vasto saber filológico. En los seis himnos conservados, Calímaco despliega sus conocimientos mitológicos y su sensibilidad poética para ofrecernos unos cantos cultos, ricos en matices temáticos y lingüísticos, que representan una de las cumbres de la lírica griega arcaica. En cuanto a su serie de epigramas, se trata de breves textos en los que Calímaco hace gala de su habilidad lírica y formal para condensar en poco espacio anécdotas y pensamientos a veces ingeniosos e irónicos, a veces sentimentales, sin desdeñar nunca el carácter lúdico del lenguaje. «Es probablemente Calímaco el mejor representante de esos poetas sabios y de esa irisada poesía alejandrina, con sus tonos varios y sus cuidados ecos eruditos». CARLOS GARCÍA GUAL

PÍTICAS (DE BEOCIA PÍNDARO)
Píndaro (h. 522-518 a. C.-h. 438 a. C.) nació cerca de Tebas. De niño, en Beocia, cultivó la música, la poesía y la danza. De adolescente fue enviado a Atenas, donde trabó amistad con jóvenes de la alta sociedad ateniense. Viajó sin cesar y estuvo en contacto con los diferentes ambientes del poder y de la cultura griega de su tiempo. En 476, Píndaro llega a Sicilia, donde entra en contacto con Hierón de Siracusa y Terón de Agrigento, a quienes presenta muestras de su obra literaria para celebrar victorias deportivas. A su regreso a Tebas, Píndaro gozada ya de fama y cierto estatus material e intelectual, aunque salpicados de amargura, pues no se le encargó que celebrara la segunda victoria de Hierón en el 472. La última canción para Hierón constituye la primera Pítica. En otras Píticas encontramos dos odas encargadas por el rey Arcesilao (IV y V), el canto al triunfo en la carrera armada de Delfos de Telsícrates de Cirene (IX), una oda para Aristómenes de Egina (VIII), etc. Una colección de 12 odas que constituyen una importante muestra de este desaparecido género literario que es la lírica coral.

FASTOS (OVIDIO NASÓN, PUBLIO)
Dentro de la magna obra de Publio Ovidio Nasón (43 a. C.-17 d. C.), Fastos pasa por ser un proyecto literario emprendido en su etapa de madurez. El plan inicial trazado por Ovidio era ambicioso e innovador: cantar las fiestas y ceremonias señaladas en calendario romano acompañadas de relatos, anécdotas y comentarios relacionados con ellas, para que sus compatriotas las recordaran y, con ello, lograr el favor del emperador Augusto. Por su temática y por su estructura, los Fastos supusieron un desafío para el poeta latino, puesto que restringían a priori su vena poética y su prodigiosa capacidad creativa. A pesar de ser una obra incompleta (sólo compuso los libros correspondientes a los primeros seis meses del año), Ovidio no sólo cumplió su objetivo de sentar las bases para establecer una guía sobre las festividades del calendario romano y sus orígenes, sino que creó una obra didáctica excelsa que contiene pasajes a la altura de los mejores momentos de su poesía.

GRANDES BATALLAS DEL MUNDO ANTIGÜO (DE HALICARNASO HERÓDOTO)
Gracias a su afán de investigación y a sus dotes para la observación y la narración, Heródoto pudo escribir una obra capital que se erige como punto culminante de un género literario: la historiografía. El gran historiador vivió en el siglo v a. C., una época convulsa y determinante para la historia de Grecia y del mundo occidental, por lo que sus textos centrados en ese período, además de atesorar una enorme calidad, nos permiten conocer de primera mano acontecimientos capitales del mundo antiguo. Gracias a una figura como la suya, podemos no sólo descubrir la historia y las costumbres de pueblos antiguos, sino también ser espectadores privilegiados de grandes enfrentamientos bélicos que determinaron la suerte de civilizaciones enteras. Batallas como las de Maratón, Salamina o las Termópilas, que se recogen en el presente volumen, adquieren tintes épicos en manos de Heródoto, quien al mismo tiempo demuestra una voluntad firme por ser lo más fidedigno posible a los hechos narrados.

387. CONFESIONES (SAN AGUSTÍN)
Las Confesiones, escritas entre el 396 y el 400, son la obra más conocida e influyente de Agustín de Hipona. Pero más allá de los pasajes que la han hecho memorable, como el análisis del tiempo, su recorrido por la memoria o la narración de las peripecias y extravíos intelectuales en pos de la Verdad que culminan en la memorable revelación del jardín de Milán, esta obra ofrece un autoanálisis único en la Antigüedad y una peculiar reflexión sobre la naturaleza del ser humano y de su relación con Dios y con el resto de la creación. Aunque parece destinada a un público concreto (los maniqueos a los que Agustín se unió en su juventud y a los que ahora intenta atraer a la fe cristiana e iniciar en una lectura alegórica de la Biblia) la forma en que se articula el diálogo interior y el lirismo sálmico de su palabra hacen que cualquier lector pueda acceder al corazón de Agustín y, llevado de la mano de éste, también al suyo propio.

TRACTAT D’AGRICULTURA, VOL. I (PAL·LADI)
Aquest volum aplega els dos primers llibres del Tractat d'agricultura de Pal·ladi Rutili Taure Emilià (s. V), una obra agronòmica de referència durant l'Antiguitat tardana i l'Edat Mitjana, que va resultar de gran utilitat perquè va ser la primera obra d'aquest tipus que va ordenar les feines que s'havien de fer en qualsevol propietat rústica d'acord amb el calendari. A més d'una introducció molt completa a propòsit de l'autor, l'obra, la seva pervivència i el text, el volum consta de dos llibres. El primer versa sobre qüestions generals, des de l'emplaçament de la propietat i els tipus de sòls, fins a la construcció de les diferents estances d'una propietat rústica o les eines del camp. El segon llibre, en canvi, ja presenta les feines del camp ordenades segons el calendari: en aquest cas, les del mes de gener.

RECULL DE METAMORFOSIS (ANTONÍ LIBERAL)
El Recull de metamorfosis d'Antoní Liberal, una obra escrita probablement entre els segles II i III dC, aplega quaranta-una narracions mitològiques, cadascuna de les quals conté la transformació d'un o més éssers, generalment en animal, en ocell o en pedra. El lector hi trobarà, narrades en un estil entenedor, les històries de Melèagre i les seves germanes, d'Hilas, l'amant d'Hèracles, d'Ifigenia, del monstre Tifó, i de molts altres personatges menys coneguts de la mitologia grega. A més, el volum conté una clara introducció, un ampli comentari a cadascuna de les històries, que també es presenten acompanyades d'un gran nombre de notes, i un text grec establert de bell nou: tot plegat fa que el llibre sigui un plaer per al lector i una utilíssima eina per a l'especialista.