Dejaron morir ahogada a su mujer y ahora quieren matarlo a él. Le han disparado cinco tiros, han destrozado a palos a sus animales y le han llenado el portal de sangre. Es la presión a la que someten al testigo más incómodo del 11-M. Su pecado fue denunciar en el verano de 2001, ante las Fuerzas de Seguridad, que Toro y Trashorras intentaban vender grandes cantidades de explosivos y trataban de encontrar a alguien que pudiera fabricar bombas con teléfonos móviles. No sólo no le hicieron caso, sino que varios policías le amenazaron de muerte si volvía a repetir el secreto que calla desde entonces y que ahora desvela en este libro: Toro mantenía una relación directa con ETA y quiso contratarle para que hiciera de correo con los explosivos para la organización terrorista. Por fin Francisco Javier Lavandera cuenta en estas páginas, de la mano de Fernando Múgica, toda la verdad del entramado asturiano de la dinamita. Repasa su vida: las palizas en el colegio, su periodo punk, su coqueteo con millonarios golpistas, sus dramáticas vivencias como minero del carbón; transmite, desde su experiencia como vigilante de un club, todos los detalles del sórdido mundo de la prostitución; detalla las relaciones sexuales que ha mantenido con más de cien mujeres y revive las atrocidades que presenció como mercenario en África. Además, desmenuza los sinsabores de su recorrido por España como testigo protegido, así como el abandono al que ha sido sometido, y por encima de todo demuestra una valentía heroica al dar un testimonio que es imprescindible para acercarse a la verdad del 11-M.
«El mundo, su mundo, se venía abajo. Los miembros de su ejército, al que había apoyado con su secreta colaboración desde hacía casi diez años, le acababan de traicionar en lo más íntimo. Salió a la calle, hacía frío. Era diciembre de 1988. La venganza estaba servida». Así comienza "Objetivo cero", un libro estremecedor que nos cuenta la historia de Luis Casares, el etarra confidente de la Guardia Civil que entregó a sus compañeros del Comando Eibar y que más tarde, en marzo de 1992, les condujo hasta Artapalo, la cúpula de Bidart, en el mayor golpe jamás asestado a ETA. Un militante convencido de que una Euskadi «socialista y revolucionaria» era posible, y que sin embargo eligió colaborar con las Fuerzas de Seguridad. La narración que se ofrece en estas páginas se basa en gran parte en los testimonios prestados por los terroristas una vez detenidos por la Guardia Civil. Como afirma Enrique Rodríguez Galindo en el prólogo, «Zuloaga retrata con gran maestría el personaje de un colaborador y encuentra con irrefutable lógica las verdaderas razones de su comportamiento, así como el desgarrador conflicto social, político y humano en el que vive, dejando claras y nítidas su humanidad y su grandeza».
La negociación del Gobierno con la banda terrorista ETA ha sido el asunto político más importante y polémico de la legislatura que ahora concluye, incluso por delante del juicio sobre el atentado del 11-M. El llamado proceso de paz, que empezó con contactos previos entre el PSOE y ETA durante la vigencia del Pacto Antiterrorista, ha causado una gran crispación en la sociedad y ha movido a cientos de miles de personas a manifestarse contra el trato de favor al asesino Iñaki de Juana, en protesta por el atentado de Barajas y contra las negociaciones.
El primer día de invierno de 2016 se juntaron en Irún Eduardo Madina y Fermin Muguruza. La excusa fue una entrevista para el magazine 'Jot Down', aunque cualquier pretexto hubiera sido bueno para reunir en la misma mesa a estos dos vascos con trayectorias vitales aparentemente distantes. Madina, político socialista que sobrevivió a un atentado de ETA en 2002, y Muguruza, histórico líder de Kortatu y referente musical de Euskadi, compartieron café y conversación mientras el dibujante Alfonso Zapico retrataba el instante en su cuaderno. Aquellos bocetos fueron la génesis de 'Los puentes de Moscú', que es el relato de varias generaciones de jóvenes vascos cuya propia historia se dibuja en blanco y negro. En el mundo de hoy, donde cada día se levanta un nuevo muro en alguna parte, hacen falta más puentes. Ésta es una historia de puentes, de seres humanos que, aún escasos y frágiles, ansían unir las dos orillas de una sociedad compartida. Alfonso Zapico, autor de cómic y contador de historias, se considera sobre todo ?dibujante de conflictos. Ninguno tan difícil de comprender ?y de explicar? como este de aquí. Tan cruel en sus pequeños detalles, tan doloroso en sus silencios. Dibujar los años negros de Euskadi es embarrar los zapatos en un charco. ¿Por qué lo hago? Por curiosidad, por ver la desembocadura. Tal vez el charco sea ya la desembocadura. Al fondo se ve el mar?, concluye el autor asturiano apoyándose en su admirado Claudio Magris.
La cuarta espada es una rigurosa investigación periodística sobre Sendero Luminoso y su líder, Abimael Guzmán. Casi 70.000 muertos produjo la guerra entre el movimiento terrorista Sendero Luminoso y el Estado peruano entre los años ochenta y noventa. Responsable de más de la mitad de las víctimas, Sendero fue el grupo subversivo más letal en la historia del continente americano. Abimael Guzmán, el hombre que condujo toda esa violencia y se considera a sí mismo como la «cuarta espada» del comunismo internacional tras Lenin, Stalin y Mao, no llevaba armas. No tenía poyo de Gobiernos extranjeros. Ni siquiera estaba presente en el campo de batalla. Detrás de un escritorio, armado con una rigurosa ideología, puso en jaque a todo un país durante doce años. Su historia constituye un escalofriante ejemplo del poder destructor de las ideas. ¿Cómo se convirtió Guzmán en un objeto de culto capaz de inspirar entre los suyos misiones kamikazes? ¿Quiénes eran sus soldados? ¿Cómo eran el amor y el odio entre ellos? La cuarta espada es la primera descripción de las relaciones humanas en el interior de una cúpula terrorista Sendero Luminoso con información proporcionada por sus protagonistas. Pero más allá del documento periodístico, este libro se lee como una novela en la tradición de A sangre fría, una inmersión en la mente del asesino, un retrato del Mal.
Los terroristas islamistas luchan su yihad en los desiertos de Oriente Medio y en los santuarios turísticos de Occidente, pero también en las páginas de internet y en los medios de comunicación. El hecho de que la propaganda sea uno de los objetivos de los terroristas, no es una novedad. Sin embargo, la globalización en general y, sobre todo, la masificación del uso de las tecnologías de la comunicación le han aportado una dimensión extraordinaria. Así lo muestra este reportaje, donde su autor va más allá en la investigación que inició con #YIHAD. Cómo el Estado Islámico ha conquistado internet y los medios de comunicación. Su conclusión es que el yihadismo es el mal que más y mejor ha sabido adaptarse al nuevo ecosistema comunicativo 2.0: Las posibilidades que le ha abierto para alcanzar sus objetivos de propaganda del terror, adoctrinamiento y odio han sido grandes y numerosas. Los falsos profetas pretende dar un paso más y analizar el mensaje yihadista de nuestros días.
En una cárcel de la Provenza francesa, Josu, un ex militante de ETA, conoce a Emmanuel, un ex miembro del GAL. A casi mil kilómetros de distancia, Antón, un antiguo amigo de infancia de Josu, aún vive bajo la sombra de la muerte de su padre a manos de ETA, veinticinco años atrás. Javier de Isusi, autor de la tetralogía Los viajes de Juan Sin Tierra, propone ahora, tras un laborioso proceso de documentación que surge a partir de una historia real, una vibrante novela gráfica, que explora el interior de tres personas a quienes les ha tocado desempeñar papeles encontrados y que buscan, pese a todo, encontrarse como personas.
Los heridos por el terrorismo en España han sido durante años las víctimas invisibles de un fenómeno que ha marcado la historia reciente de nuestro país. ETA, el terrorismo yihadista o la violencia con fines políticos perpetrada por un amplio abanico de organizaciones han dejado un saldo de supervivientes obligados a convivir el resto de sus vidas con las secuelas de los atentados. Este libro, impulsado por el Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, aspira a paliar el olvido social e institucional que muchas de estas personas han sufrido, y a contribuir a calibrar las consecuencias del terror. Por primera vez se hace público un estudio completo que cifra en casi 5.000 las personas afectadas. Los datos van acompañados por las voces de algunas de las víctimas, que narran en primera persona cómo su día a día quedó marcado para siempre. Porque, como afirma Florencio Domínguez en el prólogo, «nada es igual después de un atentado. No se vuelve a la casilla de salida como si nada hubiera pasado. A veces, solamente el mero recuerdo se convierte en un motivo de sufrimiento».