A lo largo de la historia del cine, la bruja se percibe como una presencia constante, una mujer que inspira atracción y miedo. En muchas de las películas, su imagen es un reflejo de los estereotipos provenientes de la Antigüedad clásica; en otras, se reviste con la sensualidad y el glamour de las actrices que las encarnan. Por ello, en este libro se va a realizar un estudio de las brujas en el cine que englobe desde las villanas y malévolas hasta algunas demoniacas, desde las más bellas y jóvenes hasta aquellas que buscan revertir su envejecimiento, y desde las más astutas y engañadoras hasta las más tontas e inexpertas. Que lo disfruten.
Marilyn Monroe, David Niven, Cary Grant, Ava Gardner... Nombres inmortales que dotaron al celuloide de un estilo propio, pero iba más allá, eran ellos los que te¬nía clase, personalidad, no era una cuestión de moda, era de estilo. Siempre de estilo. Junto a ellos hay personajes inolvidables como Jessica Rabbit, sagas como Matrix o directores como Woody Allen y más, muchos más. Todos ellos con un estilo propio que ha pasado por derecho propio a la posteridad. Películas, vestuario, estrenos, enredos, polémicas... Pero solo una constante, el estilo.
Este volumen pertenece a un género poco habitual. No por el carácter multidisciplinar y por los conocimientos y temas diversos que se recogen en sus páginas, sino por el punto de vista en que se sitúa para abordar cúmulo de objetos culturales y prácticas artísticas irreductibles a unidad. Lo que sorprende es la coherencia con que construye un hilo conductor que muestra cómo, sea cual fuere el material sobre el que se apoya la mirada analítica, siempre se reflexiona sobre los mismos temas. Más que la multiplicidad de paisajes (literarios, pictóricos, sonoros, audiovisuales) lo que interesa a la autora es la persistencia de una mirada que está más centrada en abordar grandes cuestiones epistemológicas que en perderse en los territorios de una mal entendida especificidad objetual.
Si el propósito de este libro es ofrecer unas pautas que puedan servir de guía a la hora de comentar un film -articuladas en una suerte de manual introductorio, una de cuyas intenciones es poner de manifiesto la grosera falacia según la cual los mecanismos últimos de una obra cinematográfica constituyen un arcano insondable fuera del alcance del espectador no especializado- ello no implica de ningún modo eliminar el placer que la simple visión de una película aporta sino, bien al contrario, acrecentarlo, porque parece evidente que sólo se goza de aquello que se conoce, y sólo se conoce aquello que es posible comprender, es decir: explicar. Se trata, por consiguiente, de proponer un método de aproximación que permita saber cómo está hecho aquello que nos gusta para poder saber por qué nos gusta.
La revolución digital ha trastocado todos los ámbitos cotidianos de nuestra vida y en especial la comunicación. En la red proliferan publicaciones, webs, blogs y cuentas de redes sociales que analizan, recomiendan y desaconsejan películas. Es cierto que el crítico de cine es por encima de todo un espectador, pero en palabras de François Truffaut, es «un espectador que tiene la necesidad de analizar el propio placer y describirlo». Un crítico de cine es mucho más que alguien que aconseja o desaconseja una película. Debe ser aquel que ofrezca claves de comprensión del fi lm que permita al espectador aproximarse con mayor inteligencia y con mayor capacidad de disfrute. Comprender y describir por qué una película nos agrada o no, requiere unos conocimientos que permitan fundamentar estas valoraciones. Criterios estéticos y formales propios del cine, pero también criterios culturales más amplios. De esta manera está concebido este Manual de crítica de cine, para afirmar con el mismo Truffaut, que «una película para estar lograda debe expresar simultáneamente una concepción del mundo y una concepción del cine».
El cine no refleja la realidad, porque es una reconstrucción de la misma, pero tiene la capacidad de crear imaginarios y referentes. Entre éstos, destacan los imaginarios de género, las representaciones de las feminidades y las masculinidades que se desp
El análisis cinematográfico se practica desde la escuela hasta la universidad, en contextos y con objetivos muy diferentes. Estos «principios» no pretenden fijar un marco rígido o establecer un esquema inflexible, sino ofrecer algunas indicaciones útiles, mostrar la actitud propia y el proceder más adecuado a la hora de llevar a cabo un buen análisis. Así, en él se ofrecen elementos de reflexión general a la vez que concretos análisis prácticos, del plano único a la película entera, de la secuencia a las formas breves.
Desde hace algún tiempo el documental catalán contemporáneo, sobre todo el producido en los años finales de la última década del XX y en esta primera del nuevo siglo, constituye un siempre renovado pozo de agradables sorpresas artísticas. Varios son los factores que han posibilitado esta eclosión: por un lado, la televisión que ha sido la verdadera locomotora que ha tirado del tren del documental. Por otro, el descenso de los costes de producción por las nuevas posibilidades que ofrecen los más manejables y considerablemente más baratos soportes digitales. Y por último, han resultado peculiarmente importantes los estudios universitarios de Comunicación Audiovisual, pero sobre todo los Másters de reputación tan consolidada como los de las barcelonesas universidades Pompeu Fabra y Autónoma de Bellaterra/UAB. Este texto pretende dar cuenta de este fenómeno en todas sus vertientes. El libro se completa con una «antología de urgencia» que analiza las más importantes realizaciones del período.
El rodaje de muchas de las más grandes películas de todos los tiempos se produce en los años del New Deal americano, un tiempo de turbulencias políticas, sociales y económicas en el que se sentaron las bases de nuestra actual sociedad del bienestar. Son los años de la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, cuando comienzan los vertiginosos cambios del rol femenino que desembocarán en nuevos modelos de pareja y familia, que no han dejado de evolucionar hasta hoy. El cine clásico americano aparece como un testigo de estos cambios, y nos ofrece las claves para comprender la importancia decisiva de la mujer, su lugar en la familia y en el orden social. Este libro ofrece una visión crítica de más de 300 películas que nos permite comprender mejor la historia y el sentido del cine de nuestros días, así como la importancia de la mujer y la maternidad en una sociedad que exige su permanente reubicación.
¿Es el cine moderno una evolución natural que procede del clasicismo? ¿O por el contrario se trata de una construcción, de una invención pactada entre críticos y cineastas, allá por las postrimerías de los años cincuenta, para dar continuidad a las formas del cine americano por otros caminos? Puede que entre los primeros integrantes de «Cahiers du Cinéma», de Jean-Luc Godard a François Truffaut, y autores ya tan conscientes de sí mismos como Ingmar Bergman o Michelangelo Antonioni, decidieran que había que actuar de alguna manera para que el manierismo de la posguerra no se disolviera en el vacío. Y puede que esa voluntad de rescate haya continuado en el tiempo hasta nuestros días, pasando de Vincente Minnelli o Leo McCarey a Alain Resnais, y luego a Wim Wenders, y a José Luis Guerín, y a Bruno Dumont, entre muchos otros. De todos ellos se habla en este libro que pretende poner en duda la narración histórica del cine transmitida hasta el momento para dejar paso a nuevos senderos zigzagueantes, que se bifurcan y se entrecruzan.
Escrito por un cineasta, guionista y profesor, esta obra indispensable proporciona consejos esenciales a los estudiantes de escuelas de cine, guionistas, directores, productores y a cualquiera interesado en el mundo del cine. Las ilustraciones emplean el humor, la estadística o ejemplos sacados de la vida real para enfatizar y arrojar luz sobre cada tema. Un libro para detenerse en cada página, para permitir que surjan las lecciones ocultas tras cada lección. ¡Una licenciatura de cine en 202 páginas!