Ninguna existencia iguala el modo de «ser» obstinado y terco que tienen los muertos. Mientras mantenemos la vida, mientras estamos con vida, existimos en el modo de la huida, de la fuga, de la escapada hacia adelante. La muerte, en cambio, nos fija en la consistencia, en la identidad, en la permanencia, nos fija en «el único parecido» posible (Blanchot) que cada uno guarda consigo mismo, pues los muertos «ya no huyen, ya no nos huyen ni huyen de sí mismos». A este ser del desaparecido o de la desaparecida, escribe Nancy, solo le compete su imagen, «es decir, la espera infinita, la petición siempre renovada de un milagro de existencia y de sentido que solo puede tener lugar en la disipación de la imagen». Tomando como leitmotiv el retrato pintado por Valerio Adami a Jacques Derrida unos meses antes de su muerte, ocurrida en 2004, Jean-Luc Nancy entrega en este pequeño libro, con la estremecedora belleza de su escritura, una emotiva elegía que no solo tiene la virtud de hacer partícipe al lector del amor incondicional que Nancy le profesaba a su amigo y que todo el texto rezuma. Su retrato, además, le sirve de excusa para, mediante una minuciosa lectura de los diferentes motivos que aparecen en el cuadro, hacer una alegoría de la filosofía y de la literatura, puesto que aquí filosofía y literatura confluyen tanto como divergen. «Retrato alegórico» de la escritura y del pensamiento de Jacques Derrida en lo que podría considerarse una singularísima, conmovedora y muy personal introducción a su pensamiento.
La prensa que se vendió es un análisis riguroso que busca provocar la catarsis en la prensa que protagonizó la transición. Un libro que saca a la luz por primera vez y en exclusiva el archivo reservado del último portavoz del Gobierno de UCD, Ignacio Aguirre. Se desvelan cartas de los directores de medios y notas internas del Gobierno, comprobamos cómo se impide la reaparición del Diario Madrid, se aplica la eutanasia en "Informaciones" y "Pueblo" y se defiende perjudicar "El País" al tiempo que beneficiar a ABC. Los documentos demuestran, además, la persecución de los periodistas progresistas. Una política que ha condicionado y conducido a muchos medios de comunicación actuales a ser voceros del poder.
Carl Justi (1832-1912) dedicó gran parte de su vida al arte español, cuyo conocimiento difundió en Alemania, despertando el interés por su estudio e incorporándolo al concierto de la historiografía artística internacional. Tuvo también una importante influencia entre sus colegas españoles, ya que fue asiduo visitante de nuestro país en numerosos viajes de estudios. Se consagró muy pronto como historiador del arte con una biografía sobre Johann Joachim Winckelmann aún no superada, para luego dedicarse al estudio del arte y la cultura española. Uno de sus más tempranos y más conocidos frutos fue Velázquez y su siglo, cuya primera edición alemana (1888) constituyó el primer estudio científico moderno sobre el pintor y su obra, que todavía hoy sigue editándose y leyéndose. El interés por los escritos de este eminente hispanista se mantiene vivo, y muestra de ello es la reciente reedición de Misceláneas de tres siglos de vida artística española, donde se reúnen sus más sobresalientes estudios sobre el tema. Con motivo del aniversario de su fallecimiento se ha querido rendir un homenaje a su memoria desde una doble perspectiva hispano-alemana, para profundizar en el conocimiento de su figura, su obra y su peculiar estilo, así como de su influencia en la España y la Alemania de su tiempo. Un selecto grupo de investigadores de ambos países analiza estas cuestiones y ofrece la más novedosa y atractiva semblanza de Justi hasta la fecha. Este libro supone, pues, una importante contribución a la historiografía artística española y alemana de un momento crucial para la Europa contemporánea.
Dadá estaba en contra de la conveción de la época, los dadaístas traicionaron el arte por una vida distinta. Contemplado bajo esta luz podemos hallar en las páginas de este Almanaque todo aquello que es natural en las revueltas: esa inextirpable pasión por negarlo todo.
A finales del siglo XIX se fraguan una serie de cambios que afectan a la vida cotidiana y que cristalizan en la pintura finisecular a través de la imagen de la mujer. Ésta se convierte en protagonista de los nuevos ámbitos que atraen la atención de los artistas: la intimidad familiar, el mundo del trabajo, la moda, la relevancia social, los bajos fondos o las nuevas formas de ocio, de amor y de sexualidad.?La pintura del fin de siglo constituye un ejemplo indiscutible respecto al papel del arte en la creación y difusión de estereotipos femeninos.
Si hubiese que resaltar una característica definitoria del tratado compuesto por Andrea Palladio (1508-1580), universalmente conocido por sus grandes arquitecturas religiosas y, sobre todo, civiles que todavía hoy embellecen las ciudades del Véneto, ésta sería sin duda su pragmatismo clasicista. En contraposición al neoplatonismo de quattrocento, su afán aristotélico por ceñirse a la realidad le llevó a primar el ideal clásico como supremo reflejo de un modo civil de vida. En palabras de Javier Rivera en su prólogo a esta primera edición, íntegra e ilustrada, en castellano: Tras más de cuatro siglos desde su aparición (1570): racionalidad y libertad son los dos ejes de su pensamiento, y su mensaje arquitectónico por medio de los Cuatro Libros una proclama de clasicismo, no como estilo, sino como categoría, que emerge continuamente a través de las épocas.
En esta antología completa de sus ensayos sobre artistas, John Berger nos revela su forma de ahondar en una obra de arte. Sus textos no solo nos sumergen en la singularidad de cada creación artística, sino que van mucho más allá y nos conducen con maestría entre lo personal, lo cultural y lo político. No en vano Berger es considerado uno de los intelectuales europeos más importantes de nuestro tiempo y uno de los críticos que ha sacudido los cimientos de nuestra concepción del arte y el lenguaje visual reformulando su papel en la cultura contemporánea. En este segundo y último volumen dedicado a los artistas, el crítico británico nos introduce en el advenimiento de la modernidad con la obra de Claude Monet hasta llegar a Randa Mdah, una artista palestina nacida en 1983. Al igual que en el primer volumen, que arrancaba con las pinturas prehistóricas de la cueva de Chauvet hasta llegar a Paul Cezánne, los ensayos han sido compilados por Tom Overton a partir de los archivos que Berger donó aun en vida a la British Library. Del conjunto de textos se desprende nuevamente la mirada incisiva y siempre sorprendente de Berger, una mirada que se materializa en una prosa igualmente directa e iluminadora. En definitiva, una edición imprescindible para conocer el gran legado teórico y vivencial de John Berger.
Este libro tiene forma de díptico. En primer lugar, Victor Stoichita escribe sobre la pintura impresionista, verdadera revolución frente a los tradicionales hábitos pictóricos. Y en segundo lugar, se propone el análisis de tres films que tienen como tema principal la intriga visual. Entre ambos mundos se establecen diferencias y se tejen correspondencias. La simetría es compleja, dado que la irrupción de la mirada fotográfica se cruza con la experiencia pictórica del siglo XIX y confluye en la cinematográfica del siglo XX. El propósito del autor es ofrecer, en la interacción de pintura, fotografía y cine, un cuadro coherente, aunque matizado, del papel que el arte desempeña en la construcción de nuestra percepción del mundo.