Ir al contenido
Tres reformadores indaga, desde una perspectiva cristiana y católica,las metamorfosis intelectuales que impulsaron las grandes transformaciones de modernidad a través de tres de sus más celebradas figuras: Lutero, Descartes y Rousseau. Estas metamorfosis tuvieron mucho de inversión, profanación e incluso de parodia de doctrinas y articulaciones provenientes del ámbito de la teología y la dogmática cristiana.
Una recuperación de la visión cristiana de la historia. Frente a la fe ingenua en el progreso y al utópico optimismo de Hegel, el autor recuerda que la historia tiene un sentido único final: «la edificación de la Ciudad de Dios».
La apasionante vida de Vladimir Soloviev se refleja en una trayectoria literaria que culmina con Los tres diálogos y el relato del Anticristo. Inspirándose en los diálogos de Platón, pone en escena a algunos exponentes de la cultura rusa de fines del siglo XIX, que dialogan sobre la guerra, la moral y la religión. Allí encontramos interesantes argumentos sobre, por ejemplo, la falacia del pacifismo, aunque el texto que ha consagrado esta obra y la hace plenamente vigente es ese breve relato acerca del Anticristo al que uno de los contertulios, el Señor Z. (portavoz del autor), dará lectura, no sin antes aclarar que "si bien tiene la forma y la fisonomía de un cuadro histórico imaginario y de anticipación, en mi opinión esta composición ofrece todo cuanto la Sagrada Escritura, la tradición de la Iglesia y la sana razón permiten enunciar, en la forma más veraz posible, sobre este argumento". Más allá de algunos detalles más o menos verosímiles, y que el mismo Soloviev advierte que no son más que suposiciones, destaca con poderosa fuerza el retrato del Anticristo y el relato de su ascenso hasta el mayor grado de poder que puede ser concebible en la Tierra. No se presenta el Anticristo como aquel desagradable ser demoníaco que nos presentan ciertas imágenes medievales, sino como un joven inteligente y atractivo, seductor y filántropo, comprensivo y tolerante, y sobre todo penetrado hasta el último rincón de su ser de un agudo y desmesurado amor propio. Este relato del Anticristo es considerado una pequeña obra maestra por la vivacidad y simplicidad de la representación, por la riqueza de significado y por el estilo brillante, claro y expresivo. En el mismo se funden la teología, el profetismo, la inventiva y el lirismo, consiguiendo así crear una obra universal. El año 2007 el Cardenal Giacomo Biffi predicó los ejercicios espirituales al Papa Benedicto XVI y a la Curia romana, centrándolos en "la advertencia profética de Vladimir Soloviev sobre el Anticristo". Biffi destacó que el Anticristo de Soloviev encarna "la religiosidad confusa y ambigua de los tiempos que hoy estamos viviendo". Vladimir Soloviev nació en Moscú el 16 de enero de 1853. Su padre, Serguei Soloviev, profesor y más tarde rector de la Universidad de Moscú, se hizo célebre por su magna obra Historia de Rusia. Tras publicar varias obras filosóficas, se enfrentó con las posturas nacionalistas eslavófilas predominantes en su país. Desilusionado, Soloviev se convence de que el pecado de Rusia está en el cisma religioso que la alejó de la catolicidad y se consagra al acercamiento entre las iglesias. Se interesa por los eslavos católicos y defiende a los polacos frente a la política de rusificación. El 13 de febrero de 1896 comulga de la mano de un sacerdote católico, N. Tolstoi. Soloviev morirá a los cuarenta y siete años de edad, el 13 de julio de 1900. Su amplia influencia abarca, desde Dostoievski, que se inspiró en él para el personaje de Alyosha Karamazov, hasta Pasternak, pasando por Berdiaev o Bulgakov.
Si deseas lo mejor para tu hijo o para tus alumnos, ¡debes leer este libro!.- Erik Perkowski, California Scholarship Federation. Al abordar cuestiones clave en nuestras escuelas y en nuestras aulas, Cozolino es capaz de informar, de inspirar, de ilustrar y de suscitar modos realistas de mejorar la educación y de afectar a las vidas de una nueva generación.- Sam Crowell, Doctor en Educación Lectura obligada para todos los profesores actuales y futuros. Lee este libro y te sentirás desafiado y transformado, lo que te convertirá en un mejor profesor. Tómate algo de tiempo para reflexionar sobre las ideas del doctor Cozolino y desafía tus propias creencias, y te convertirás también en un mejor alumno.- David Stevens, Pepperdine University Los cerebros humanos son sociales, y la capacidad de un alumno para aprender está influenciada profundamente por la calidad de su apego a los profesores y a los compañeros. Las relaciones de apego seguro no solo garantizan nuestro bienestar general, sino que también optimizan el aprendizaje al mejorar la motivación, regular la ansiedad y dar lugar a la neuroplasticidad. Este libro presenta un modelo de apego seguro en el aula, explorando el modo en que la relación profesor-alumno resulta fundamental para crear clases y comunidades escolares comprensivas y tribales. Louis Cozolino es licenciado en filosofía, teología y psicología clínica. Da conferencias por todo el mundo sobre el desarrollo del cerebro, la evolución y la psicoterapia, y tiene un consultorio clínico en Los Ángeles.
El hipopótamo de Dios reúne un conjunto de artículos escritos para distintos periódicos portugueses en los que, durante años, ha colaborado nuestro autor. Biblia, literatura, cultura y vida cotidiana recorren cada una de las páginas de este libro. Estamos ante un verdadero ejemplo de teología concebida no como ideología sino como ejercicio de interpretación creyente de la realidad y de una espiritualidad cosida a la vida que no debe confundirse con un conjunto de consideraciones desencarnadas. Tolentino es uno de los máximos exponentes del diálogo entre la fe y la cultura contemporáneas. A su vocación pastoral se une su voz de poeta en la búsqueda de un lenguaje pertinente y relevante para hacer una teología que sea accesible para el mayor número de personas, tratando de integrar el vocabulario y la gramática de lo cotidiano en el discurso religioso. En más de una de sus obras ha demostrado y defendido el autor que la misión de la teología hoy es la de contribuir a la reconstrucción de una gramática de lo humano.
La vida de sor Juana Inés de la Cruz estuvo llena de paradojas: nacida en la Nueva España, hija de una madre analfabeta, se encerraba por horas en una biblioteca durante su infancia; aunque no fue reconocida por su padre, gozó de fama y publicidad en la corte virreinal, donde se codeó con los más poderosos; fue una exégeta de la Biblia, si bien en su tiempo la teología estaba reservada al sexo masculino; inclinada a las letras humanas, los hombres de Iglesia más prominentes de México le recordaron con insistencia que su obligación era obedecer y vivir como buena esposa de Cristo. En el convento de San Jerónimo de la Ciudad de México, sor Juana intentó, con mayor o menor éxito, reconciliar sus dos personalidades, la de letrada y la de monja. Sor Juana encarnó en su siglo la libertad intelectual y una forma extraordinaria de ser mujer. Esta biografía pretende mostrar el complejo y diversificado contexto cultural que hizo posible que sor Juana fuese censurada y, a la vez, ampliamente celebrada. Ella no fue monja y poeta profana pese a su época, sino precisamente gracias a las circunstancias de esta, en la que prevaleció una excesiva porosidad entre corte y convento. Este libro propone una amplia exégesis de todos los datos que se conocen y ofrece al lector una interpretación novedosa de su silencio final.
La civilización griega dejó un importante legado entre nosotros, aunque muchas veces ignoramos su procedencia. En un tono ameno y accesible, Carlos García Gual cuenta cómo nació la civilización griega, la rivalidad entre Atenas y Esparta, las luchas por la hegemonía en el Mediterráneo, el desarrollo de la polis y la democracia, del pensamiento y la filosofía, de las ciencias y las matemáticas; el arte griego, las relaciones sociales y familiares, la mitología, la literatura, etc. En estas páginas descubrimos aquellas cosas en las que los griegos fueron pioneros y que aún perduran entre nosotros, con sus semejanzas y diferencias, incluso en las palabras con que las nombramos: democracia, olimpiadas, filosofía, historia, teología, etc.
La teología de la esperanza y la teología de la liberación tienen raíces comunes: ambas reflexionan críticamente sobre unas sociedades en las que es preciso ofrecer signos de vida en medio de incontables peligros de muerte. Jürgen Moltmann y Leonardo Boff, con su pasión por la vida, nos recuerdan que Cristo sigue siendo crucificado y vive a diario su pasión en quienes sufren, en quienes mueren prematuramente, en los muchos hombres y mujeres para quienes, como para el Niño de Nazaret, no hay lugar aún en este mundo. Pero el mal y el sufrimiento no son para ellos un hecho inexorable, una sentencia condenatoria para la humanidad. La pasión del mundo es una invitación que Dios nos hace, hoy y siempre, a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, a hacer de sus dolores nuestro propio dolor. Solo así podrá romperse el ciclo de muerte y de opresión que atormenta a una humanidad marcada por la explotación salvaje de la creación.