En este libro solamente se recogen quince parábolas de las más de 40 de los evangelios sinópticos. Cada capítulo presenta una de ellas invitando a: Escucharla, Conocerla mejor, Descubrir sus armónicos, Imaginarla en una vida, Expresarla en un blog. Todo eso supone lectura atenta y reflexión, búsqueda de otros textos afines y un doble ejercicio de relectura: a partir de una narración que recrea el tiempo en que fue pronunciada y de un blog colgado en la red por alguien que expresa su experiencia con lenguaje de hoy. La propuesta final es Encontrar un nombre nuevo con el que invocar a Jesús: cada parábola lo esconde como un tesoro para llenarnos de alegría.
Discursos e intervenciones de Benedicto XVI durante la celebración de la JMJ 2011. "Vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé sentido genuino a su existencia. Llego como sucesor de Pedro para confirmar a todos en la fe, viviendo unos días de intensa actividad pastoral para anunciar que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Para impulsar el compromiso de construir el Reino de Dios en el mundo, entre nosotros. Para exhortar a los jóvenes a encontrarse personalmente con Cristo Amigo y así, radicados en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos". (Benedicto XVI. Discurso de bienvenida)
El tratado De fide catholica contra Iudaeos de Isidoro de Sevilla es una obra de especial interés. Isidoro empleó los testimonia bíblicos para elaborar los dos libros del De fide: el primero un auténtico tratado de cristología; y el segundo un tratado apologético antijudío. Se trata de un trabajo que conecta la tradición patrística antigua con la literatura polémica y antijudía medieval. Además pone de manifiesto que el asunto judío era un tema de especial preocupación en época visigoda, como demuestra el hecho de que, poco tiempo después de la redacción de esta obra isidoriana, el rey Sisebuto ordenara el año 616 la conversión forzosa y consiguiente bautismo de los judíos de su reino. Por último, De fide catholica es un magnífico ejemplo de la exégesis bíblica practicada por Isidoro, cuyo afán didáctico le impulsaba a aclarar los distintos niveles de interpretación de los textos sagrados.
En 1980 Yves Congar publicó en tres volúmenes su estudio sobre el Espíritu Santo. Se trataba de una extensa y profunda investigación histórica, teológica y espiritual. Algunos amigos le pidieron un texto más breve que pudiera ser leído por todo tipo de p
"Quiero creer" son dos palabras animantes. Expresan la inquietud de quienes tienen la fe algo apagada y desean que resurja. Este libro intenta ayudarles anotando algunos motivos que hacen razonable la fe. Y también para quienes poseen una fe sólida pero quieren conocer algunas explicaciones o ayudar a otros.
El 29 de marzo de 2010, en el marco de una audiencia privada, Benedicto XVI confió a Rino Fisichella, a la sazón obispo auxiliar de Roma y rector de la Pontificia Universidad Lateranense, una tarea que, en su formulación aparentemente sencilla, habría desconcertado a cualquiera: la presidencia de un dicasterio para la «nueva evangelización» del mundo occidental. Un desafío que monseñor Fisichella aceptó con el entusiasmo y la responsabilidad de quien ha pasado treinta años de su vida estudiando, enseñando y escribiendo acerca de cómo presentar el cristianismo al hombre de hoy. Una vez hecho público, aquel encargo suscitó más de un interrogante: ¿por qué la fe cristiana necesita una nueva evangelización, es decir, un nuevo anuncio? ¿Qué ha cambiado o está cambiando en el mundo para que tal empresa sea necesaria? ¿Cuáles podrían ser sus contenidos y sus métodos? En el presente libro, Rino Fisichella traza con claridad las líneas principales del nuevo anuncio: «Nos encontramos al final de una época que nos obliga a tomar en serio la novedad que se perfila en el horizonte». Dios se ha eclipsado en el mundo occidental, ha perdido su centralidad y, como consecuencia, el hombre mismo ha perdido su puesto dentro de la creación y de la sociedad. Pero para que la «nueva evangelización» no corra el riesgo de aparecer como una fórmula abstracta hay que poner de manifiesto sus contenidos y sus ámbitos. El contenido principal es «Jesucristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre»; sus lugares más inmediatos son la catequesis, la liturgia, la caridad, el ecumenismo, la inmigración y la comunicación. RINO FISICHELLA (Codogno, 1951), arzobispo y presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, ha sido obispo auxiliar de Roma y presidente de la Pontificia Academia para la Vida. Reconocido y apreciado como un importante teólogo europeo, ha sido profesor de teología fundamental en la Pontificia Universidad Gregoriana y rector de la Pontificia Universidad Lateranense. Ha publicado, como autor y editor, una treintena de volúmenes, muchos de los cuales han sido traducidos a varias lenguas. Entre sus obras más conocidas recordamos: La revelación: evento y credibilidad / Diccionario de teología fundamental / Introducción a la teología fundamental / Jesús, profecía del Padre / La fede come risposta di senso / Nel mondo da credenti / Identità dissolta.
Ni el hombre ni el mundo tienen en sí mismos la razón de ser de su existencia. La fe cristiana nos dice que todo cuanto existe ha sido creado por Dios y que Dios mismo lo sostiene en su ser. La creación de todo por Dios es una verdad que ya el Antiguo Testamento enseña con claridad; por ello, cuanto existe es inicialmente «bueno». Pero el Nuevo Testamento añade a esta fe un matiz decisivo: la creación ha tenido lugar por medio de Cristo y en Cristo tiene su última finalidad. La creación ha de ser contemplada en relación con el misterio del Hijo hecho hombre y de la salvación que nos trae con su muerte y resurrección. Esto vale especialmente para el hombre, ya que, según nos enseña el Concilio Vaticano II, «el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado», y Cristo «manifiesta plena-mente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación» (GS 22). Los temas clásicos del tratado sobre la creación del mundo y del hombre se abordan desde esta perspectiva cristológica, insertos en el conjunto de las verdades de nuestra fe.
Jesús de Nazaret fue acreditado por Dios con palabras y milagros, con la resurrección y el don del Espíritu. Su historia, mensaje y destino engendraron la fe en quienes lo reconocieron como Mesías de Israel, Salvador del mundo, Señor de la Iglesia y del cosmos, Hijo de Dios. La cristología es el origen histórico, el fundamento permanente y el principio generador de todos los demás tratados teológicos. Con ella están en pie o caen la fe, la iglesia y la teología. Cristo es el pionero y consumador de la fe; el fundamento, la forma y el futuro del cristianismo. Él es la esperanza del mundo. Este manual de cristología, síntesis de una larga vida de docencia, aborda en sus tres partes la cristología bíblica, la histórica y la sistemática. A ellas añade el autor una notable conclusión en que desarrolla conceptos como cristofanía y cristoterapia. El rigor científico se mezcla en estas páginas con lo que el autor llama intuiciones fundamentales, términos como historia, signos, encuentro, comunidad y existencia que le sirven de marco para interpretar los datos teo-lógicos objetivos.
Dicen los entendidos en las cosas de la religión que la teología es la ciencia que explica lo que es Dios, cómo es Dios, lo que le gusta y lo que le desagrada, lo que premia y lo que condena. Esto, más o menos, es lo que dicen los curas y parece que la cosa está clara. Pero el problema que se presenta es que a Dios nadie lo ha visto y nadie sabe cómo es exactamente ese Dios del que habla todo el mundo. Más aún, hay mucha gente que está convencida de que Dios no existe. Sencillamente. Y todo eso de la religión es un invento de los curas y de la gente beata que va a las iglesias. Pues bien, si esto es cierto ¿cómo podemos hablar de teología para explicar, con esa misma teología, aquello que ignoramos? ¿No es todo eso un disparate y una pérdida de tiempo? La respuesta a estas preguntas se puede hacer de dos maneras. Una, echando mano de las doctrinas y teorías que inventaron los sabios de tiempos antiguos. Otra, recordando los relatos y enseñanzas que se encuentran en los evangelios. La teología de las doctrinas es la teología de los sabios. La teología de los relatos es la teología popular. Esta es la que enseñó Jesús con su ejemplo, sencillamente, con su forma de vivir y, sobre todo, con su relación con los hombres de la religión y con otra mucha gente a la que la religión (la de entonces y la de ahora) ignoraba, maltrataba y hasta condenaba. Así nos explicó Jesús quién es Dios y cómo es Dios, esa teología popular que, en forma de relatos, se encuentra en los evangelios. José María Castillo nació en Puebla de Don Fadrique (Granada), en 1929. Ha sido jesuita durante más de cincuenta años. Doctor en Teología Dogmática (Universidad Gregoriana de Roma). Profesor de teología dogmática (Facultad de Teología de Granada). Profesor invitado en diversas Universidades (Gragoriana, de Roma; Comillas, de Madrid; UCA, de El Salvador). Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada. Hace más treinta años, publicó los temas de Teología Popular, la teología que ahora renace, puesta al día, en el presente volumen y en los dos que le seguirán.
La belleza de la fe es una explicación detallada de los artículos del Credo apostólico y de los sacramentos realizada por 22 obispos españoles que surge en el contexto del Año de la Fe convocado por Benedicto XVI. El libro es una síntesis de la fe de la Iglesia elaborada precisamente por quienes, como sucesores de los apóstoles, tienen la misión de orientar al pueblo de Dios en el conocimiento y la vivencia de la fe. Completa el libro un apéndice del biblista jesuita Klemens Stock, sobre los diez mandamientos y las bienaventuranzas.
Dice el Diccionario de la RAE que «hablar en cristiano» es «expresarse en términos llanos y fácilmente comprensibles, o en la lengua que todos entienden». Eso es lo que pretende hacer en esta obra el reconocido exegeta Marcus J. Borg. En efecto, la tesis central del libro es que el lenguaje cristiano, en muchos aspectos, ha quedado caduco y no expresa aquello que quería decir en sus orígenes. Por eso es imprescindible que palabras o expresiones como «salvación», «salvado», «sacrificio», «redentor», «redención», «bondad», «arrepentimiento», «misericordia», «pecado», «perdón», «renacer», «segunda venida», «Dios», «Jesús», «Biblia», y colecciones de palabras como los credos, la oración del Señor y las liturgias, vuelvan a adoptar sus significados tradicionales y originales, en gran parte distorsionados por determinadas concepciones teológicas. Para el autor, un enfoque literalista de la Escritura y la interpretación del lenguaje cristiano dentro de un contexto común de cristianismo de «cielo-infierno» serían las principales causas de esa «corrupción» del sentido original de los textos y las palabras.Una obra que sin duda resultará provocadora en algunos de sus desarrollos, pero que ciertamente tendrá la virtud de incitar al debate y estimular la profundización.