El P. Royo Marín ofrece en este volumen una hermosa síntesis de la doctrina católica sobre el Espíritu Santo en lo relativo a su persona divina como en lo referente a sus siete principales dones, que la tradición cristiana ha venido considerando a través de los siglos. Como en todas sus obras, su exposición brilla por su claridad, precisión teológica y unción religiosa, virtudes que le han colocado entre los más apreciados escritores de espiritualidad en España e Hispanoamérica.
Todo el encanto que las vidas de santos han ejercido y siguen ejerciendo en nuestros pequeños lo ponemos ahora a disposición de padres, familiares y educadores para no perder este eficaz instrumento de catequesis infantil. He aquí, pues, unos relatos biográficos con textos muy medidos, pero con desmedidas ilustraciones a todo color. Unos libros preciosos, donde todo huele a chico: sus tapas coloristas, pero duras, para que duren. La lista de títulos que crece como crecen ellos. Y sobre todo, su precio, tan enano como sus lectores.
En el umbral del siglo XXI, la política y la economía mundiales se encuentran en profunda crisis. Las noticias alarmantes en lo social, político y económico se multiplican. Hans Küng critica radicalmente esta evolución y muestra lo necesaria que es una orientación ética común para la política y la economía mundiales, que comprometa a todas las partes y que persiga un mundo más pacífico, más justo y humano. No se trata de recetas fáciles, sino de impulsos concretos: la aplicación del Proyecto para una ética mundial a la realidad política y económica. De ahí derivan los temas de este libro: ¿Existe un camino entre la política real y la ideal? ¿Puede haber una política económica mundial alternativa al estado del bienestar y al puro capitalismo? ¿Qué papel juegan las religiones en crisis y los conflictos actuales? ¿Cómo debe ser puesta en práctica la ética mundial? Hans Küng ofrece en este libro lo que hace mucho tiempo que ningún otro pensador se ha atrevido a proporcionar: un modelo realista para el futuro sobre la base de una ética común para la humanidad.
Solo Dios es Dios, pero Dios no es un ser solitario. Es Padre. Si viene sin cesar a nosotros, si quiere que seamos sus hijos, sus amigos, sus verdaderos compañeros en una alianza conyugal, es sobre todo, porque desde la eternidad es amor, relación, comunión con el Hijo y el Espíritu Santo... La Trinidad es la única originalidad de los cristianos. No como una teoría, sino como un arte de vivir.
Si, como decía san Juan de la Cruz: "un pensamiento del hombre vale más que el mundo entero", ¿por qué no espigar y agavillar algunos nacidos al calor de unas mentes y, sobre todo, de un corazón como el de esta gran mística? Es lo que hemos tratado de hacer, y también lo que ofrecemos en este precioso librito. Que cada uno elija cada día o en cada situación aquél pensamiento que más le impacte, y lo repita y lo rumie y lo contemple... ¡hasta que con la gracia del Señor, lo convierta en vida!
Ni el espiritualismo descarnado que deja al margen el mundo v la historia del hombre, ni el inmanentismo que distingue a las utopías intrahistóricas traducen fielmente la genuina esperanza cristiana. Lo que singulariza a ésta, y lo que caracteriza, por consiguiente, un verdadero discurso escatológico, es la paradójica imbricación de inmanencia v trascendencia, presente v futuro, ya y todavía no de la salvación que Dios ha acordado en Cristo a toda la humanidad y toda la creación. Partiendo, pues, de una orientación que insiste en la relación entre este mundo y el mundo futuro, entre compromiso temporal y esperanza teologal, el autor articula su obra en dos grandes partes. En la primera aborda la cuestión del origen, desarrollo y fijación definitiva de las ideas escatológicas en el Antiguo y en el Nuevo Testamento; en la segunda presenta una rigurosa visión sistemática de la escatología cristiana, en su doble aspecto: colectivo (parusía, resurrección de los muertos, nueva creación, vida eterna, muerte eterna) e individual (muerte y purgatorio).
María de Nazaret ha sido una mujer que ha roto todos los moldes. Millones de personas acuden a sus santuarios. Miles de creyentes se reconocen protegidos por ella y viven en profunda comunión con ella. Centenares de pensadores reflexionan sobre su figura. Artistas de todas las épocas representan su imagen liminal. Fue la madre de Jesús, a quien confesamos Hijo de Dios y Cristo. La transcendencia de su figura se revela en la forma como de ella habla, tanto el Nuevo Testamento como la Iglesia. No sólo es un personaje histórico, sino todo un símbolo teológico, religioso. Ahí radica la Mariología, como parte integrante de la teología. El desarrollo teológico de la época posconciliar exigía un replantamiento serio de los grandes temas mariológicos. Esta es la intención de esta mariología (bíblica, histórica y simbólica o semántica). ¿Es posible dar razón de nuestra fe en su dimensión mariana en este tiempo? Creemos que sí. Es más, la mariología aporta, en su dinamismo, una cierta conmoción a todo el ámbito teológico.
Adolphe Gesché ha elaborado en los últimos años una extensa y sugerente dogmática titulada Dios para pensar. Si Gesché hubiera sido un autor clásico, habría comenzado su reflexión teológica abordando una de estas tres cuestiones: la naturaleza, el hombre o Dios. Sin embargo, por ser un intelectual contemporáneo, no ha podido sustraerse a la pregunta escandalosa que el mal provoca en el hombre de hoy, auténtica piedra de toque y enigma que ha de ser iluminado coherentemente para poder hablar del resto de las cuestiones esenciales. Cinco capítulos presentan otras tantas perspectivas de este tema perenne: 1. Tópicos sobre la cuestión del mal; 2. Dios en el enigma del mal; 3. El pecado original y la culpabilidad en Occidente; 4. Las teologías que ofrecen liberación al hombre y el mal; 5. El reto que el mal supone para la reflexión sobre Dios (teodicea).