«El tema sobre el cual se hablará aquí sin pretensiones es de tal importancia, que le interesa hoy de un modo central a la Iglesia y a los cristianos. En la divergencia de los dos aspectos unidos en el título está la razón de toda la amenaza y de toda la atrofia del cristianismo actual. Y dado que es muy difícil volver a unir estos aspectos, una vez que han sido separados, preferimos intentar considerarlos desde la esfera donde tienen su origen, en el que, fecundándose eternamente entre sí, están entrelazados el uno con el otro. Una reforma nunca se hace pegando piezas rotas, sino como dice Isaías: 'Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará' (11,1)» (de la Observación previa del autor).
La estética teológica nos ha entretenido largo tiempo, y todavía le falta su conclusión ecuménica. Según el proyecto inicial la estética constituye la primera parte de un tríptico. Describe la percepción del fenómeno de la divina revelación en su `gloria` diferenciante que nos sale al encuentro del mundo. Quien toma en serio el encuentro, tal como lo describía la Estética, debe reconocer que él mismo, desde siempore, ya estaba implicado en el fenómeno que nos sale al encuentro: `Uno murió por todos; con eso todos y cada uno han muerto` y no pueden `vivir para sí mismos sin para el que murió y resucitó por ellos`(2 Co 5, 14s). Ya en el centro de la Estética ha comenzado la `dramática teológica`. En el `percibir` se daba desde siempre el `ser arrebatado`.
Uno de los principales retos de la teología actual consiste en mostrar cómo la Palabra de Dios puede contenerse en las palabras humanas y, más en concreto, cómo es posible reconocerla en esas palabras humanas puestas por escrito que son las Sagradas Escrituras. El segundo reto, conectado íntimamente al primero, tiene que ver con la Iglesia. Ella «nace» y «renace» cuando la Escritura inspirada es leída en medio de la comunidad creyente. Quienes acogen esta Palabra son conducidos por el Espíritu Santo, a través de la oración personal y litúrgica, a vivir una espiritualidad de la acogida y la hospitalidad. El tercer reto cierra el círculo de la reflexión teológica. Los recursos insospechados que suscita la auténtica escucha de la Palabra en la Iglesia desarrollan un peculiar estilo de vida que urge a afrontar, con la sociedad humana, el futuro radicalmente abierto e incierto del mundo.
La Teología fundamental aquí propuesta se comprende como la disciplina que quiere fundar los principios del conocimiento teológico y, a su vez, justificar la credibilidad de la revelación cristiana para poder «dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1 Pe 3,15). De hecho, a los cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II se puede constatar la necesidad renovada de un talante teológico-fundamental para la teología y para la vida eclesial, particularmente en una Iglesia que, para responder al momento en que vivimos, el papa Francisco la ha urgido a que se sitúe «en salida » y que procure «desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética que ayude a crear disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos» (Evangelii gaudium, 132). Por esto, la palabra final de esta Teología fundamental apunta a la vía del testimonio como paradigma de la credibilidad de la Iglesia y aun de toda la revelación y de su centro y plenitud que es Jesucristo: «el testigo fiel» (Ap 1,5). De ahí que de forma relevante «la credibilidad de la Iglesia pase a través del camino del amor misericordioso y compasivo» (Misericordiae vultus, 10).
«¿Quién puede atreverse a definir de alguna forma a Dios?», pregunta Xabier Pikaza en el Prólogo de este libro. Lo hace el P. José Vicente Rodríguez añade explicando «las cuatro notas de Dios, que son las notas más hondas de la vida del hombre en Dios». Mediante un mosaico de temas, ejemplos, comparaciones, testimonios y experiencias personales, que quedan enlazados a través de textos bíblicos y conciliares y de fragmentos de obras de Juan de la Cruz, Teresa de Jesús y los grandes pensadores cristianos, el libro nos muestra en cuatro grandes bloques a un Dios condescendiente que ama a los hombres y quiere caminar con ellos, a un Dios maternal que nos lleva en su seno y nos hace gustar su ternura, a un Dios trascendente que nos hace capaces de ir más allá de lo que somos y podemos, a un Dios cuya misma esencia es estar y ser en nosotros.
Este libro aborda el tema del acompañamiento espiritual desde una perspectiva moderna que prefiere el término «coaching», que promueve relaciones simétricas y de mutua participación, al término «dirección», que implica connotaciones de autoritarismo y dirigismo. El coaching explica el autor «pretende ayudar a identificar todo lo que bloquea el desarrollo integral de la persona» y ayudar a su crecimiento y desarrollo integral. A lo largo del libro, el autor analiza los retos a los que se enfrenta el coaching espiritual en el tiempo presente, hace un recorrido de su origen y su evolución, define los tipos de coaching que existen, expone las técnicas y estrategias que emplea, describe tres elementos fundamentales del coaching (comunicación, modelos relacionales y desarrollo espiritual), y traza el perfil profesional del coach y la problemática del coachee.
No hay duda de que el tema de la mujer ha alcanzado en los últimos años un puesto del todo relevante. La sociología, la filosofía, la psicología, la historia y otras muchas ciencias humanas nos han ofrecido gran número de publicaciones sobre esta cuestión. En este inmenso piélago, sin embargo, se echa en falta un acercamiento netamente teológico al asunto. En realidad, este sería el acercamiento clave para clarificar qué puesto y qué misión corresponden a la mujer en la Iglesia. Este libro responde precisamente a este interés y suple en parte esta carencia. Afronta, con competencia y serenidad, este tema tan apasionante y a la vez tan complejo.
Primer volumen de la colección Conocer el siglo II, donde cuatro autores (Ignacio, Justino, Ireneo y Clemente) y cuatro ciudades (Antioquía, Roma, Lyon y Alejandría) nos ayudarán a descubrir la realidad del cristianismo en uno de los período más fascinantes en la historia de la Iglesia. Y lo hacen de un modo novedoso y entretenido, con un lenguaje diferente, en forma narrativa.
Este segundo y sencillo libro de TEOLOGÍA POPULAR se dedica, todo entero, a explicar lo que los evangelios quieren decir cuando hablan, de manera tan insistente y repetida, del Reinado de Dios. El Rey del mundo va a ser Dios. Es decir, en el mundo se va a hacer lo que Dios quiere, no lo que quieren los ricos y poderosos que nos imponen su voluntad, sus intereses o sus caprichos, a costa de sufrimientos y privaciones de la mayoría. Por esto se comprende que el Reinado de Dios, tal como lo explica Jesús, no es solamente un programa religioso. Es, además, un proyecto económico, teniendo en cuenta que el proyecto religioso se hará realidad en la medida en que el proyecto económico se cumpla. Y el proyecto económico del Reino es tan claro como pacíficamente revolucionario. Es el proyecto que presentan las bienaventuranzas del Reino. O el proyecto del que nos hablan las parábolas del Reino. Un proyecto en el que lo central de la vida no es el dinero, sino la felicidad de cada ser humano. Esto es lo que explica este libro, en estos tiempos de crisis económica, cuando la economía nos preocupa tanto. José María Castillo nació en Puebla de Don Fadrique (Granada), en 1929. Ha sido jesuita durante más de cincuenta años. Doctor en Teología Dogmática (Universidad Gregoriana de Roma). Profesor de teología dogmática (Facultad de Teología de Granada). Profesor invitado en diversas Universidades (Gregoriana, de Roma; Comillas, de Madrid; UCA, de El Salvador). Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada. La Teología Popular quiere ser fiel a las preocupaciones y estilo del papa Francisco, vivamente interesado por una teología para el pueblo.
En vista de los actuales problemas por los que pasa el cristianismo en Occidente, Christoph Markschies estudia la cuestión de por qué sobrevivió el cristianismo en la Antigüedad y no las religiones que lo combatían. Con este fin, el autor recoge los testimonios paganos y cristianos del mundo antiguo, así como significativas tesis de la investigación propuestas durante los dos últimos siglos, analiza sus presupuestos sistemático-teológicos y propone respuestas propias.Puesto que la pregunta sobre la supervivencia del cristianismo siempre contiene ideas acerca de la acción de Dios, la presente obra estudia también los conceptos implícitos o explícitos sobre dicha acción, según los presenta la historia eclesiástica.
La pregunta "¿por qué Cristo es el salvador de todos?" ha sido una de las cuestiones que han marcado más decisivamente nuestro ser cristiano. La afirmación de esta salvación, así como su carácter universal, que ya resultaba pretenciosa en nuestros orígenes cristianos, puede llegar a ser hoy escandalosa para muchos de nuestros contemporáneos, acostumbrados a dar un valor relativo a la mayoría de nuestras afirmaciones y temerosos de cualquier planteamiento universal, por los peligros que parecen encontrar en un enunciado de este tipo: desmesura, fomento de la intolerancia, monopolio religioso excluyente... De aquí la importancia de responder correctamente a esta pregunta a partir del eje vertebrador de este libro: "La mediación universal de Jesús y la relevancia de la cristología para la doctrina de la creación del hombre".
El título de este libro hace referencia a la identificación con Cristo, meta de todo cristiano, sacerdote o laico, tal como lo expresaba San Josemaría.