En Cuestiones fundamentales de la sociología, texto hasta ahora inédito en castellano, Simmel sitúa el campo de investigación de esta disciplina como el espacio intermedio donde se produce el constante fluir de la interacción social, donde los encuentros generan actitudes y rituales, tanto en situaciones previstas como casuales y espontáneas. Por eso, Simmel incluye en su perspectiva sociológica fenómenos hasta ese momento desatendidos, como el secreto, el amor, la amistad, el adorno, el vestir, los perfumes, la hostilidad y la hospitalidad, la fidelidad y la gratitud. Al evitar el estilo científico académico, Simmel crea un nuevo tipo de ciencia, que partiendo de una interrogación epistemológica y ontológica es capaz de proporcionar estructuras cognitivas sólidas acerca de las formas empíricas de lo social. De ahí que su «sociología formal» desemboque en una «sociología filosófica», desde la que plantea tres grandes oposiciones no superadas: entre individuo y sociedad, entre libertad e igualdad y entre socialismo e individualismo. Integrar estos contrastes en una síntesis es la gran tarea del futuro, «?una vez que el primado de las formas deje de ser patrimonio de la economía».
Los tiempos actuales son de globalización y multiculturalismo, pero ¿estamos preparados para ello?, ¿hemos aprendido a ser tolerantes?, ¿contamos con la ética universal necesaria para un mundo distinto?, ¿puede el humanismo significar algo más que una vaga disposición benevolente hacia el prójimo?En este brillante ensayo son muchas las preguntas que encuentran respuesta. Una respuesta lúcida, sólidamente argumentada, que nos sitúa ante nuestras propias «lacras» -las guerras, el fanatismo, la pobreza, el desastre ecológico- y que anima a encontrar un nuevo lenguaje de la dignidad humana: el que nos permitirá ponernos en el lugar del otro, sentir compasión, llamar nosotros a quienes eran ellos y, en definitiva, respetar y ser respetados.Como afirma la autora de este libro, «porque ahora el cosmopolitismo no es una opción individual moral, sino una realidad, se quiera o no, tenemos el deber de ser internacionalistas. Tenemos la obligación inexcusable de pensar globalmente».
Esta obra discute hacia dónde deben confluir esas prácticas, qué deben producir y qué objetivos deben lograr. Mikel Azurmendi parte de sus propias experiencias en este campo y de sus convicciones y experiencias en el deshilachamiento cívico de Euskadi, qu
Desde la caída del comunismo viene produciéndose un enfrentamiento entre neoliberales y antiglobalizadores cada vez más exaltado. Con cierta perplejidad, el comienzo del siglo XXI asiste a un apasionado debate entre los defensores a ultranza del capitalismo y los representantes de un pensamiento supuestamente radical. El conocido filósofo pascal bruckner alza, en este brillante y polémico texto ?merecedor del Premio Libro de Economía 2002?, la voz del disidente contra los mitos, simplificaciones y paradojas de la sociedad contemporánea. miseria de la prosperidad (un eco del clásico miseria de la filosofía, de Marx) constituye un apasionado alegato en defensa de la tradición humanista europea: es la economía la que tiene que estar al servicio del hombre, de su salud, su cultura, educación y enriquecimiento moral, y no al revés. En la realidad, en cambio, la economía de mercado se ha impuesto a escala mundial, mientras la intelectualidad progresista parece empantanada en un utopismo obtuso y apocalíptico, que sigue viendo en Estados Unidos y el capitalismo la fuente de todo mal y contempla la democracia parlamentaria como una falsificación burguesa. Pero unos y otros comparten el error de haber hecho de la economía la nueva religión, con su liturgia, sus santones y oráculos, su lenguaje para iniciados y hasta su mensaje redentor. Y si antaño se esperaba de la economía que librara de la necesidad al hombre, tal vez ahora la pregunta sea: ¿quién puede librarle al hombre de la economía?
¿Pueden las actuales formas de conocer y definir las situaciones de pobreza dar cuenta de sus características y de las posibles formas de su superación? ¿Qué efectos producen los discursos y representaciones que los medios de comunicación construyen de "la pobreza" y en qué medida consolidan con ella una imagen de las personas pobres fundada en su "diferencia"? ¿Cuánto difiere la identidad que construyen de las personas pobres de la manera en que éstas se perciben a sí mismas? Estas preguntas guían, por un lado, el detallado análisis del discurso que la autora ha realizado de los textos que surgen de su diálogo con personas en situación de extrema pobreza en la ciudad de Buenos Aires y, por el otro, el profundo examen del lenguaje de la prensa escrita referido a estas mismas personas. La perspectiva es interdisciplinaria; en ella se conjugan la sociología y la lingüística, comparándose los resultados de investigaciones empíricas de índole cualitativa con las representaciones sociales construidas por la prensa escrita. La autora propone un innovador enfoque de investigación, definido como "Epistemología del Sujeto Conocido", que supone tanto la esencial igualdad entre el que conoce y el que es conocido como el carácter cooperativo de la construcción del conocimiento. Esta contribución inédita y altamente relevante para el estudio de las situaciones de pobreza, de la identidad y de las representaciones sociales, viene a llenar, además y principalmente, la necesidad de las ciencias sociales de elaborar un campo propio a nivel epistemológico, teórico y metodológico que dé cuenta de las particularidades de sus temas y problemas de investigación.
El presente libro reivindica el papel del trabajo vivo frente al trabajo opresivo y alienante del sistema capitalista que domina nuestra sociedad y que se traduce en aburrimiento y tedio para unos, y dolor y miseria para otros. A lo largo de sus capítulos, los autores ponen de manifiesto las prácticas en desarrollo y las teorías efectivas a cuyo través el capital logra acorralar y domesticar las energías del trabajo vivo para someterlas a su modelo de trabajo, pero sin dejar de reconocer en ningún momento las potencias que subvierten y plantean una alternativa radical a este orden.
Decir que la sociología es la ciencia que estudia la realidad social no ofrece dificultad, pero decir qué sea la realidad social es muy difícil. La realidad social, en efecto, no sólo es como es (claro está), sino también como parece que es, lo que complica bastante las cosas. En todo caso no puede ser entendida como suma de realidades individuales (no es reductible a mera realidad psicológica), ni como resultado de la determinación genética (no es reductible a mera realidad biológica). La realidad social es de una extrema complejidad, lo que exige no tomar como modelo para aproximarse a ella el de las ciencias físico-naturales, sino una posición de pluralismo cognitivo y metodológico (que incluye subrayar la importancia del lenguaje), como en este libro mantiene su autor, Miguel Beltrán.
¿Por qué existe la familia! ¿Cómo se organiza la familia?. La morfogénesis familiar en la sociedad contemporánea. El lugar de la familia en la sociedad Dopomoderna.
Comunidad es una de esas palabras que producen una buena sensación: está bien tener una comunidad, estar en comunidad. La comunidad representa el tipo de mundo que anhelamos habitar pero al que, por desgracia, no podemos acceder. Hoy, comunidad es sinónimo de paraíso perdido, aunque un paraíso que todavía esperamos encontrar en nuestra búsqueda febril de los caminos que nos pueden llevar a él. Pero el privilegio de estar comunidad tiene un precio. La comunidad nos promete seguridad pero parece privarnos de la libertad, del derecho a ser nosotros mismos. La seguridad y la libertad son dos valores igualmente preciosos y codiciados que pueden equilibrarse hasta cierto punto, pero que difícilmente se reconciliarán jamás de forma plena. Es improbable que se resuelva nunca la tensión entre la seguridad y la libertad, y entre la comunidad y la individualidad.