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...Si bien es cierto, que el existencialismo toma sus distancias con la dimensión épica, heroica y viril del decisionismo propio de la derecha «tomar las riendas de su destino», «apropiarse de su existencia», etcétera, un cierto gusto por el voluntarismo heroico perdura, sutilmente, en algunas de las variantes argumentales. Por ello, son las tesis de Lacan, las que tal vez permitan obtener sobre este punto una teoría de la decisión despojada de la inercia semántica que la ha acompañado... ¿Por qué no se puede escribir lógicamente la relación entre el hombre y la mujer? ¿No se dispone acaso de los términos hombre y mujer, que son términos presentes en todas las lenguas?... Homosexualidad, heterosexualidad, lesbianismo, etcétera son identidades-respuestas a la imposibilidad de la relación-proporción sexual. Constituyen la respuesta «sintomática» de la existencia al Deber de su deseo. Cualquier intento de estratificar, jerarquizar, darle prioridad o fundamento a una práctica sobre las otras es siempre un intento de dar consistencia ontológica a una identidad... El Discurso Capitalista ha mundializado el objeto técnico (y su participación directa en el terror organizado) pero no ha derivado hacia una «civilización política mundial», el fortalecimiento de las identidades religiosas, culturales, nacionales (aunque ya sea siempre bajo una forma paródica) no efectúa ningún corte en el Uno del capitalista sino que lo reafirma... Por ello, las oposiciones entre ricos-pobres, imperialismo-pueblo oprimido, Occidente-Oriente, Norte-Sur, Civilizacion-Barbarie existen y son eficaces en su realidad, pero se deconstruyen de inmediato si se adopta la perspectiva del Discurso Capitalista... El miedo propio de la experiencia humana incluye siempre, al menos como oportunidad, una renovación del proyecto de existir y sus condiciones. Sin esta referencia al carácter de desamparo esencial de nuestra existencia, el miedo sería entonces un mero comportamiento reflejo o instintivo, más propio de la etología. En el miedo no sólo nos protegemos: se nos da la posibilidad de saber «qué hacen» con una existencia que por estructura es injustificable y sin excusas... La existencia querría dormir en su tedio, ser tratada y tratarse como un ente cerrado en sí mismo que a veces accidentalmente tiene alguna avería que debe ser reformada, o como algo que responde a mecanismos enteramente condicionados que pueden incluso ser fortalecidos y programados, o como alguien que, gracias a la autopercepción de si, se puede conocer, controlar y orientar, «autoayudarse» como desafortunadamente se profiere en estos tiempos donde la obscenidad de la llamada «autoestima» campea por sus fueros... Una vez que se comprendió que la metafísica de los grandes relatos era impotente para regular lo que había desencadenado la técnica, se procedió a la deconstrucción generalizada, para luego consagrarse a la «ironía privada» o al mesianismo de la nueva esperanza. Pero en el camino se llevaron una vez más por delante la subjetividad; hablar de un sujeto «desfundamentado», frágil, sin centro, distinto del yo, como ya hacen los postmodernos, es sólo el comienzo de la cuestión, pues sin la conexión con la problemática del goce, se vuelve una y otra vez, a una subjetividad idealista... En el horizonte de la época del discurso capitalista, el ciudadano como tal, ha dejado de serlo, para volverse un defensor permanentemente en guardia de la precaria burbuja que lo protege de una alteridad indescifrable que comienza a asediarlo por todas partes. Es un deber del psicoanálisis pensar esa alteridad y darle su nombre en la experiencia subjetiva. Lo cierto es que las llamadas «reglas de juego democráticas», no logran ya metabolizar el miedo. El miedo se vuelve un factor determinante de la política, dicho de otra manera, la gestión, administración y producción del miedo es el arte de la política en el Occidente desarrollado... Lacan leyó el texto mismo de El Capital, lo que le permite no disolver el pensamiento de Marx ni en el materialismo dialéctico, ni aún en sus variantes contemporáneas, «freudo-marxistas» o «epistemológicas»... Es verdad que este discurso capitalista se nos presenta de una manera tan compleja que concebir su salida se vuelve absolutamente problemático, al menos si uno no quiere delirar. Pero evidentemente, tiene que dejarse consignado que todas las alternativas de izquierda que se presentan, se realizan en la mayoría de los casos sobre el trasfondo, sobre el violento silencio, de que no se puede proponer una alternativa al capitalismo.
De sangre y de sol es una cartografía de la geopolítica de ciertos símbolos y rituales solares, sanguíneos y de otras índoles que desde tiempos remotos hasta nuestros días han estado presentes en las sociedades humanas −ya sea de forma abierta, como en la antigüedad, o de forma velada, como en nuestra época− y que juegan parte importante en el devenir y acontecer de las mismas. Como trasfondo o escenario mítico en el que Sergio González Rodríguez teje la urdimbre compuesta por el oculto pero indeleble rastro de estas creencias o prácticas rituales se encuentra México, «Un país trágico», como lo definiera Ernst Jünger, que pese a numerosos intentos de modernización y civilización continúa albergando y conviviendo con fuerzas vivas que provienen de su historia como cultura sacrificial. En este sentido, funge como «espejo europeo» que refleja y hace suyas −añadiendo elementos propios, en una especie de sincretismo de los símbolos− ideas y expresiones que a menudo tienen su origen en el viejo continente. A partir de la extraña muerte del escritor inglés Wilfrid Ewart en el balcón del Hotel Isabel de la Ciudad de México en 1922, pasando por la fascinación y repulsión que ejerció México en D.H. Lawrence, así como por el misticismo de Jünger, los testimonios literarios de autores mexicanos como Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y Octavio Paz, o por las estancias mexicanas enmarcadas por la intensidad y el exceso de Antonin Artaud y Malcolm Lowry, el autor ensambla las dispersas piezas de un rompecabezas que explica rasgos que ante miradas obtusas han aparecido como inexplicables o irracionales. Como escena secundaria se narra el desarrollo del esoterismo de la Alemania nazi, que tuvo también un fuerte arraigo e influencia en tierras aztecas mediante personajes misteriosos como Arnold Krumm Heller, espía alemán y oficial del ejército mexicano durante la presidencia de Venustiano Carranza. Es sólo a través de la recuperación y comprensión de símbolos y prácticas ancestrales que es posible arrojar luz sobre fenómenos contemporáneos que parecerían ya no tener cabida en el mundo moderno.
Con una rigurosa base científica, pero con un lenguaje y una exposición clara para cualquier familia o educador, los Autores pretenden afrontar, mejorar, enriquecer y optimizar el potencial individual de la persona afectada y el de los miembros de la familia, las relaciones entre ellos y la relación del sistema familiar con su entorno social.
He aquí un libro que está siendo objeto de un intenso debate a nivel mundial. ¿Es posible cambiar el mundo sin tomar el poder? La respuesta de la inmensa mayoría de la gente de izquierdas sería: ¡NO! Ahora bien, ¿es posible cambiar el mundo desde el poder? Lo cierto es que hasta ahora el mundo no ha cambiado, y las sociedades donde la revolución ha triunfado no han visto cumplidos ni de lejos los objetivos que dicha revolución había trazado inicialmente. Para John Holloway la conquista del Estado no conduce a la conquista del poder. De hecho, el poder no es algo que pueda tomarse, ya que no es algo que alguna persona o institución particular posea: el poder reside más bien en la fragmentación de las relaciones sociales. El Estado no es el lugar de poder que parece ser, sino precisamente un elemento en el despedazamiento de las relaciones sociales. El concepto mismo de revolución ha de cambiar: debemos regresar a él como pregunta, y no como respuesta.
A consecuencia de la respuesta que Marx había dado en 1844 a Bruno Bauer con acerca de la cuestión judía se alzaron un cúmulo de aserciones que no dudaron en calificar esa pieza como antisemita y totalitaria. Distinta es la perspectiva de Roman Rosdolsky quien cien años más tarde retomó en una perspectiva materialista la cuestión, analizando su relación con el fenómeno de la formación de los estados-nacionales. Desde nuestros días, Daniel Bensaïd traza un estado de la discusión en una reflexión que aúna la formación del pensamiento crítico de Marx con los fenómenos de extermino de judíos del siglo XX y la emergencia del Estado de Israel, mientras que León Rozitchner analiza las conexiones entre judaísmo, capitalismo y cristianismo. Desde que Marx publicó en 1844 su artículo Sobre la cuestión judía, no se trata ya, solamente, de obtener la emancipación política, sino de llegar a la altura de la emancipación humana. Esta intervención del joven Marx -jurista y publicista político, de madre judía- suscitó desde que fuera enunciada, un sinnúmero de polémicas y consideraciones diversas, en un arco que va desde su cuestionamiento por sus supuestos afectos antijudíos, hasta su exégesis por atisbar elementos germinales que se desenvolverán a lo largo de toda su obra. En este registro, la cuestión judía es así solo la ocasión y el pretexto para explorar los límites de la emancipación política y para emprender la crítica de Marx hacia el Estado político. Volver a la cuestión judía, desde la perspectiva de los oprimidos, constituye hoy, después de los sucesos fatídicos del siglo XX, como el caso Dreyfuss, el genocidio nazi, el antisemitismo burocrático en la Unión Soviética y la creación del Estado de Israel y su actual encerrona, relevar las condiciones históricas que determinaron las relaciones entre judaísmo, capitalismo y cristianismo, como también contradecir el optimismo internacionalista del socialismo judío y de sus militantes. Este libro no sólo provee una serie de documentos y argumentos cruciales acerca de este dilema, el clásico Acerca de la cuestión judía, de Marx, el artículo que un año antes publicara Bruno Bauer bajo el título de La capacidad de los judíos y los cristianos actuales para liberarse, y el esclarecedor punto de vista acerca de las nacionalidades que desarrolla Roman Rosdosky en La Nueva Gaceta Renana y los judíos. Sino, que sobre ese trasfondo, presenta los ensayos actuales de Daniel Bensaïd y de León Rozitchner - dos de los más lúcidos expositores de la obra de Marx- que dejan sentada sus heterodoxas visiones acerca de la cuestión judía de ayer y de hoy.
Este libro efectúa un examen del ciclo de luchas que ha atravesado las sociedades actuales desde la década de 1960 hasta la actualidad. Presenta una descripción analítica de las grandes líneas de fuerza que han definido las problemáticas y los objetivos de los movimientos sociales, políticos y sindicales durante los últimos treinta años y de las reestructuraciones que han experimentado las sociedades capitalistas como respuesta al desafío planteado por ellos. Concluye con un análisis teórico de diversos aspectos de la crisis del paradigma marxista (ley del valor/representación política) y de las posibles vías para proceder a su síntesis creativa.
Este ensayo propone una lectura polémica y esclarecedora de lo que comúnmente se llama crisis. Argumenta, desde un punto de vista filosófico, no tanto sobre la economía como en torno al discurso económico y sus «contradicciones desacreditantes». Sin embargo, "El fin del mundo ya tuvo lugar" no se centra en la actualidad, sino que la pone en juego como punto de partida para el desarrollo teórico de diferentes valores del término crisis. Analiza el paso de los totalitarismos modernos a lo que Scopa denomina «totalismos», los cuales se desarrollan, según el autor, en el marco del colapso de la modernidad. Estos totalismos serían el mayor peligro para las democracias. En un lenguaje donde la sátira ocupa un lugar no anecdótico frente al deterioro del pensamiento económico, Scopa inventa un personaje sociológico, el cooligan, engendro habitual de los mundos del espectáculo, devastador para la cultura.
Esta obra analiza la actual crisis de acumulación y la concomitante explosión financiera de las últimas décadas como procesos recurrentes de la economía-mundo capitalista considerada como unidad histórica plurisecular (siglos XV-XX) y como red de dinámicas económicas, políticas y sociales dotadas de proyección mundial. Para ello se efectúa un análisis del capitalismo considerando este sistema económico, social y político como una unidad histórica dotada de coherencia interna desde sus orígenes (siglo XV) hasta la actualidad (coordinada temporal) y como un modelo de acumulación y estructuración política y social, cuya lógica es posible descubrir únicamente analizando la globalidad del proceso de crecimiento y expansión económico e interestatal a nivel mundial (coordenada espacial). El libro de Giovanni Arrighi constituye la referencia fundamental de la reciente historiografía internacional sobre el capitalismo en general y sobre la actual crisis económica en particular.
La publicidad, el consumismo, los medios de comunicación y las corporaciones han creado un entorno que niega al hombre. Subsumidos por la vorágine del sistema y por los mensajes que vienen del mismo, tratamos de encontrar la felicidad que el sistema nos ha vendido como tal para seguir dominándonos, haciéndonos más desgraciados. Leyendo El mundo contra el hombre entenderemos cómo el modelo económico neoliberal, con su política y acción geoestratégica, así como por medio de la publicidad, las películas, las series y la generación de un imaginario colectivo, ha creado una sociedad de hombres atrapados, con graves efectos psicológicos sobre el propio ser humano. Pablo Jiménez nos ayudará a comprender los entresijos de este proceso y a enseñarnos cómo combatirlo.