Ir al contenidoSociología de las costumbres y las tradiciones
Repaso sobre uno de los ciclos festivos más importantes y extendidos en nuestras comarcas, la conocida santantonà, en uno de los municipios en donde esta destaca sobremanera. En este libro se recrea la fiesta según la forma que ha ido tomando en Borriol en los últimos 70 años, con el especial protagonismo de la Cofradía de San Antonio. Complementado todo por la aportación y el legado que dejan y dejaron personas y personajes, costumbres, manifestaciones y expresiones de la fiesta.
Como todo grupo humano, el nuestro ha venido celebrando desde antiguo ciertas fechas y acontecimientos del ciclo anual con ritos, cantos, danzas y otras expresiones festivas que, con el tipo de hábitat, de economía y lengua, forman nuestra variada personalidad cultural. En una sociedad fundamentalmente agropecuaria, como ha sido la nuestra durante siglos, el trabajo, el ocio y la fiesta dependieron del ciclo solar, de sus solsticios y equinoccios, de las fases de la luna y del santoral del calendario. En nuestra antigua cultura cristiana, los santos, sus relatos hagiográficos, reliquias, favores portentosos y patrocinios se ajustaron frecuentemente a la medida y tiempo de las necesidades vitales del agricultor devoto, convertidos en abogados protectores de personas, casas, cultivos y ganados, y en objeto de cultos y celebraciones festivas familiares o comunitarias. Toda fiesta giraba en torno a un santo o motivo religioso y a una mesa o refrigerio: batzarres de concejos o juntas de cofrades para rendir cuentas, renovación de alcaldes, regidores o primicieros, priores o mayordomos; bautizos, bodas, cantamisas y hasta enterrorios. No hubo fiesta de niños sin cuestación de alimentos por las casas, ni Navidad sin aguinaldos y estrenas, ni matatxerri sin presentes, ni romería sin reparto de pan y vino, ni velatorio en que no corriera la bota entre los hombres. Todo ello acentuado en las fiestas patronales de cada localidad.
Una aproximación singular a la cultura de los esquimales de Alaska. Se recoge la pervivencia de ritos y costumbres ancestrales en un contexto cristiano. El libro, escrito con una prosa atractiva y de una gran sensibilidad poética, nos enseña a mirar y caminar por el mundo de forma sagrada. Sus páginas despiertan la capacidad de reconocer la verdad, la belleza y la bondad que se ocultan en la tierra.