Los relatos de Javier Quintanilla destilan belleza, fealdad, secretos y descubrimientos... destilan vida. Tras abrirnos el abanico de recuerdos que nos llevan a nuestros propios recuerdos, tras mover el caleidoscopio de nuestras sensaciones acabas dudand
Honoré de Balzac (20 de mayo de 1799-18 de agosto de 1850) es uno de los autores capitales a la hora de entender la literatura occidental moderna y contemporánea. Tan intenso en su vida personal (constantes y torrenciales amoríos, una vida por encima de sus posibilidades con aventuras empresariales poco exitosas) como en su producción literaria (Balzac llegó a trabajar, para la realización de alguno de sus libros, hasta 16 y 18 horas diarias mientras no paraba de beber café), el mayor legado del autor lo constituye sin ninguna duda su enorme emprendimiento, La comedia humana, en el que el autor intentó establecer nada más y nada menos que un plan que abraza a un tiempo la historia y la crítica de la sociedad, el análisis de sus males y la discusión de sus principios.
La Càndida ha acabat el curs de tercer d'ESO i ha passat una revetlla de Sant Joan extraordinària, però les coses es torcen quan els pares li anuncien que ella i els seus germans aniran a passar unes setmanes a casa de l'àvia, en un poble del Penedès: segons ella, un poble fastigós, ple de mosquits i avorridíssim. La seva família no fa gaire cas de les seves queixes, així que a la Càndida no li queda cap altre remei que enfilar cap a ca l'àvia...
La presente edición de La comedia humana recoge todos los textos escritos por Honoré de Balzac en esta inmensa saga sin precedentes en la historia de la literatura traducidos para la ocasión por un traductor sin parangón. «Esta idea nació de una comparación entre la Humanidad y la Animalidad. Según el medio en que su actividad se desarrolla, ¿acaso la Sociedad no hace del hombre tantos otros hombres diferentes como variedades animales existen en zoología? Redactando el inventario de los vicios y las virtudes, reuniendo los principales hechos que llevan el sello de las pasiones, dibujando los caracteres, seleccionando los acontecimientos principales de la Sociedad, componiendo tipos a partir del reagrupamiento de los rasgos de varios caracteres homogéneos, quizá podía yo llegar a escribir la historia olvidada por tantos historiadores, que no es otra que la de las costumbres. Si se capta bien el sentido de esta composición, se comprobará que concedo a los hechos constantes, cotidianos, tanto secretos como patentes, a los actos de la vida individual, a sus causas y a sus principios, la misma importancia que hasta ahora los historiadores han acordado a los acontecimientos de la vida pública de las naciones.