Michael Vierkant abandona muy pronto su lugar de origen, la pobreza de su familia, para perseguir un sueño: convertirse en artista. Autodidacta que considera los cafés su propia universidad, vivirá de lleno el nacimiento de un nuevo mundo en la bohemia del Múnich de principios del siglo xx, para luego arrojarse a los «locos años veinte» berlineses: cabarets, fiestas, conciertos, tertulias literarias? Pero a pesar de las luces y el brillo de la metrópolis, el ambiente político comienza a ser agónico, crepuscular. Esta sobresaliente novela, autobiográfica en gran parte, nos sumerge en unas décadas excepcionales, revelándonos todo un mundo fascinante: desde los ardores belicistas que anunciaron la Primera Guerra Mundial hasta las promesas de felicidad del periodo de entreguerras, desde la crisis económica hasta el ascenso del nazismo. Sin olvidar el exilio (todos los exilios de su protagonista), la Francia ocupada por los nazis, el trabajo de Vierkant en Hollywood como guionista? Tan cercanas a la sensibilidad de Thomas Mann, que fue amigo de Frank, como a la de Stefan Zweig, estas páginas, atentas al glamour y al oropel de algunas vidas, pero también comprometidas con los más desfavorecidos, describen toda una época a través de un recorrido vital apasionante. He aquí un autor extraordinariamente popular en su momento, que ahora comienza a ser redescubierto en toda Europa.
Este ensayo literario autobiográfico refleja las ideas sociales, sanitarias, culturales, políticas y económicas del autor, FRG, dentro de un «contenido histórico y filosófico», a pesar que el escritor no es ni historiador ni filósofo, lo que tiene el val
Los nueve cuentos que componen esta colección, publicada originalmente en 1965, dieron a conocer a una de las voces más exuberantes y radicales de la prosa norteamericana de la segunda mitad del siglo xx, que apenas se había traducido a nuestro idioma. A pesar de que, como el propio autor reconoce en el prólogo de esta edición, los relatos pueden adscribirse al realismo, por su imaginación desbordante, la fastuosidad de sus frases ?que se despliegan como ramas abarrotadas de frutos fantásticos? y un léxico salpicado de modismos, términos en yiddish y del argot se acercan a experiencias más próximas a la modernidad literaria. El estilo de Stanley Elkin y su particular humor ?negro, las más de las veces? podrían ser una mezcla imposible entre Faulkner, Henry Miller y Franz Kafka. Todos sus personajes ?al borde de un precipicio imaginario, impulsados por una misión rayana en la locura, sometidos a un punto de inflexión en sus vidas que probablemente acabará por destruirlos? son el trasunto de una lóbrega mirada sobre la sociedad norteamericana, teñida de desencanto, aunque férreamente moral. Al final, triunfa el humor, que parece el único antídoto posible ante la abyección y la miseria, si bien no es un humor tranquilizador y narcótico, sino una manera de revelar el absurdo de la construcción social y moral de nuestro mundo y de nuestros fatuos ideales y anhelos.
Esta es la segunda novela de Tabucchi, publicada en 1978, poco después de Piazza d?Italia. Ambas forman una suerte de díptico «preportugués», en el que el joven escritor está buscando su voz definitiva y explorando los resortes de la novela. El barquito chiquitito es por tanto un libro seminal, que tras su publicación estuvo muchos años descatalogado e injustamente olvidado. Cuando se recuperó, el autor escribió para la ocasión un prólogo en el que dice: «No había vuelto a leer este libro desde que lo escribí, y hasta yo mismo me sorprendo. (...) Aquí está la Historia con mayúsculas, desatinada muchacha que acarrea jubilosa duelos y malandanzas; la historia sin mayúsculas de nuestro país, por el cual sigo sintiendo la nostalgia de lo que habría podido ser y no es (...). Y, sobre todo, está el fenotipo de muchos personajes míos que vendrían después: un personaje derrotado pero no resignado, obstinado, tenaz.» Este personaje es aquí Sesto, y la Historia con y sin mayúsculas es la de la Italia del siglo XX, recreada en la novela a través de la familia de Sesto, desde la generación de los abuelos. Aparece en estas páginas una Italia rural y de pequeñas ciudades de provincias, un pueblo que vive de una cantera, la llegada de la electricidad y los primeros coches, dos guerras, dos hermanas gemelas amadas por un insulso burgués que tendrá con una de ellas un hijo ilegítimo, el hermanastro legítimo de este... Uno de estos hermanos se hará fascista, y el otro, maestro de escuela, acabará prisionero de los nazis; en la posguerra el fascista se pasará a la Democracia Cristiana, y así llegaremos a los convulsos sesenta, con una chica llamada Rosa en honor de Rosa Luxemburgo cuyo destino será acaso tan trágico como el de la líder espartaquista... Tabucchi retrata la evolución de Italia a lo largo de un siglo convulso en una obra temprana pero nada primeriza ni titubeante. Un texto que merecía ser recuperado y publicado por fin en español.
Continúa la saga «Dos amigas», la historia de la amistad de dos mujeres que recorre los años más importantes del siglo XX. UNA SAGA MEMORABLE CON MÁS DE 5,5 MILLONES DE LECTORES EN 42 PAÍSES. «Ella me demostró que yo no había ganado nada, simplemente porque en este mundo nuestro no había nada que ganar... y lo que de verdad valía la pena era verse de vez en cuando para que el sonido enloquecido de nuestras mentes fuera rebotando de la una a la otra sin parar.» «Ella» es una mujer hermosa, alocada, y su nombre es Lila. Es la misma niña que conocimos en La amiga estupenda, el primer tomo de esta espléndida saga y ahora, recién cumplidos los dieciséis años, acaba de casarse con un hombre al que desprecia. La otra, que la escucha, la sigue y sin querer la imita, es Lenù, una alumna brillante, empeñada en aprender de los libros todo aquello que Lila aprende de la vida a secas. Así, en este rebote de sensaciones, se desarrolla una amistad muy peculiar, una relación donde la complicidad es ley. Basta una mirada de Lila para que Lenù entienda qué pasa realmente en el dormitorio de su amiga. Basta una sonrisa para descubrir qué se esconde tras esos vestidos caros que se acoplan al cuerpo de Lila como un guante y provocan a los hombres del barrio. Basta un gesto para que Lenù sepa que Lila va a cometer una locura y nadie será capaz de detenerla. Nápoles, la ciudad que las ha visto crecer, es el escenario de esta comedia que tiene la fuerza de un drama y se quedará entre nosotros como una de las obras maestras de la literatura del siglo XXI. Reseñas de autores, prensa y famosos que alaban la obra de Elena Ferrante:«Siempre que disfruto con un libro, lo regalo, y ahora escogería una de las novelas de Elena Ferrante.»Ken Follett «Con su escritura le arranca la piel a la rutina.»The New York Times «Elena Ferrante ha escrito una historia de amor épica, destinada a formar parte de las grandes obras de la literatura Occidental.»Huffington Post «Los personajes femeninos de Ferrante son verdaderas obras de arte.»El País «Sé que me sumo tarde a la fiesta... ¡pero este libro es increíble!»James Franco
No hay nadie que sepa tanto sobre Londres como Peter Ackroyd. En ningún sentido. Y ahora, con Londres Gay, ha observado la metrópolis de una manera completamente nueva: a través de la historia y las experiencias de su población homosexual. En el Londinium romano, el pene era adorado y la homosexualidad se consideraba admirable. La ciudad estaba salpicada de Lupanarias ('casas de lobos' o casas de placer públicas), fornices (burdeles) y thermiae (baños calientes). Siglos más tarde, el emperador Constantino, con sus obispos y clérigos, monjes y misioneros, promulgó las primeras leyes contra las prácticas homosexuales. Lo que siguió fue un ciclo interminable de permisividad y censura alternas, desde los notorios normandos, cuyo poder militar dependía de la lealtad masculina, hasta el travestismo de moda de la década de 1620, pasando por el frenesí de ejecuciones por sodomía a principios del siglo XIX y la "plaga gay" de los años ochenta del pasado siglo XX. Ackroyd nos lleva directamente a esta ciudad escondida, celebrando su diversidad, emociones y energía por un lado; pero nos recuerda sus terrores reales, peligros y riesgos por el otro. En una ciudad de superlativos, es tal vez esta fluidez sexual sin fin y la capacidad de recuperación lo que personifican el verdadero triunfo de Londres.
Durante trescientos años el destino de todas las Rusias había sido guiado por la dinastía Románov. Cuando en 1896 Nicolás II fue coronado no podía imaginar que poco más de dos décadas después los acontecimientos tenían reservado para él y los suyos un trágico fin. A principios del siglo XX la imperial Rusia, sumida en la I Guerra Mundial y en un clima prerrevolucionario, se rompe en mil pedazos y la revolución de febrero de 1917 desemboca en la abdicación del zar, la aparición del sóviet como un nuevo modelo de poder, el posterior cautiverio de la familia real y su ejecución en julio de 1918. En aquellos meses convulsos todos sus integrantes -los zares y sus cinco hijos- vivieron tres encierros en los que la correspondencia y el diario fueron una vía de escape, confesión y diálogo con el exterior. Estas páginas, construidas desde la pasión y el amor, la incomprensión y el temor, la memoria y el análisis de una época, recorren aquellas vidas y sus propias escrituras que son testimonio histórico, pero también vital y cotidiano, de uno de los episodios decisivos de la historia contemporánea.
Esta obra ofrece al lector una visión panorámica de los principales regímenes dictatoriales que emergieron, tras la profunda crisis político-social, ideológica y cultural que se desató al final de la Primera Guerra Mundial, en la mayor parte de los países europeos durante la etapa histórica situada entre los años 1918 y 1945. Partiendo de un análisis introductorio, en el que se destacan los componentes palingenésicos, utópicos y revolucionarios de las culturas políticas del fascismo o el comunismo y su influencia sobre la gestación de un nuevo modelo de dictadura de masas, el libro aborda el estudio de algunos de los más destacados regímenes de signo totalitario, fascista o fascistizado que surgieron en la Europa de entreguerras, recurriendo al pormenorizado tratamiento de las experiencias dictatoriales implantadas en Rusia, Alemania, Italia, Portugal y España. Está dirigida tanto a estudiantes, profesores y especialistas como al público en general que se muestre interesado por la convulsa realidad política de la Europa del siglo xx.
Un profesor de Historia, antiguo guardia civil jubilado por invalidez a causa de un atentado terrorista, aparece muerto en extrañas circunstancias en La Seu dUrgell, a donde había viajado para documentarse. Su mujer y su abogado acuden a la ciudad y son informados de que podría tratarse de un homicidio. A partir de ese inicio se desarrollan varias tramas que, como en una matrioshka, se contienen cada una dentro de otra. La búsqueda del difunto profesor sobre la verdadera historia del efímero rey de Andorra, el supuesto aristócrata ruso que en 1934 se proclamó soberano de ese país pirenaico; la indagación que realiza el abogado y amigo del fallecido para conocer cómo sus averiguaciones sobre el rey de Andorra y los inesperados hechos que fue descubriendo, contenidos en un ordenador portátil desaparecido, le pudieron acarrear la muerte; y la investigación oficial, que hace recaer las sospechas de asesinato sobre las personas del entorno inmediato de la víctima. La historia de España y de Europa durante el siglo XX, la pasión por la verdad, los obstáculos y peligros que conlleva su persecución, la falsificación histórica, la memoria y el olvido, se van trenzando en una trama que nos conduce a una imprevisible conclusión.
La obra de Antonio Ferres (Madrid, 1924), uno de los autores clásicos del siglo XX español, pedía a gritos una visión de conjunto. Pocos estudios se han dedicado a esta magna obra, -cabe mencionar el valioso libro de Francisco García Olmedo Buscando a Antonio Ferres, que puede verse como la continuación de las Memorias de un hombre perdido del propio Ferres-. Autor de una obra amplia y con una inusual variedad y riqueza de registros, en la que han cabido la novela, el libro de viajes, el cuento y la poesía. Este libro, al que han contribuido especialistas de numerosas universidades españolas y extranjeras, rinde homenaje al autor de La piqueta, y de paso a la obra de algunos de sus coetáneos, a los que se dedican páginas llenas de interés, tratando de establecer similitudes y contextualizar su obra: Goytisolo, Zúñiga, Pinilla, Grosso, García Hortelano??Resulta desacertado e injusto reducir la obra de Ferres y sus compañeros al realismo, llámese social o como se quiera, porque el llamado realismo [?] encubre otras dimensiones más trascendentes?, como argumentan los ensayos que contiene este libro, que plantea una lectura rica, fresca y poliédrica de su obra: el realismo de Ferres es fronterizo del simbolismo, del surrealismo, del romanticismo?y la metafísica y un acendrado vitalismo recorren su poesía. El ambicioso propósito de este libro, como se indica en el prólogo, es ?cambiar el lugar que Ferres y sus colegas han merecido para las historias literarias españolas recientes. Abrir un debate que disuelva el silencio habitual es un objetivo factible y tal vez este libro sea un grito en el silencio que encuentre algún eco?. El título elegido, La ciudad del sol, es también el de un poema de Ferres con el que se abre este volumen, lejana evocación de la utopía de Campanella, que puede muy bien simbolizar el ideal que subyace en toda la obra de Ferres: la ciudad como hilo conductor y poderoso elemento simbólico, escenario de novelas, poemas y cuentos, en los que el hombre transita contemplando el dolor y la injusticia pero también la belleza del mundo, y siempre en busca de la solidaridad y la esperanza, elementos que han recorrido la obra de Ferres desde sus primeros tiempos hasta hoy.
Eres viejuno y lo sabes, pinfloi. Creciste en las últimas décadas del siglo xx rodeado de huevos rellenos, rape alangostado y gelatina multicolor, y aunque ahora vayas de moderno en el fondo añoras el cóctel de gambas y la tarta al whisky. Viviste la auténtica revolución de la gastronomía española, esa que de la mano de la tortilla Alaska, los dátiles con bacon y el pastel de pescado adornado con rabanitos esculpidos cambió para siempre nuestra manera de cocinar y de disfrutar de la comida por una más libre, llena de imaginación y combinaciones sorprendentes. Y si no tuviste la suerte de degustarla, no sufras porque aún estás a tiempo. Cocina viejuna rescata y reivindica las recetas más icónicas de esa época, nos explica su origen, su historia, las anécdotas, los personajes que las crearon y las costumbres culinarias de una sociedad que alimentó grandes cambios. La periodista Ana Vega Pérez de Arlucea es la gran experta en cocina viejuna y tiene una gracia especial para explicar aquellos años 70 y 80, cuando Naranjito entró en nuestras vidas, la tele empezó a verse en colores y comenzamos a frecuentar los restaurantes, a preparar picnics y a dibujar con pimientos rojos formas caprichosas sobre la ensaladilla rusa. Una oda a la cocina viejuna. Un recuerdo emocionante de aquello que empezamos a ser.
Cronológicamente, el punto de partida del libro bien se puede emplazar en la Guerra de Independencia librada entre los patriotas españoles y el ejército napoleónico. Es precisamente en este episodio en el que se enmarca la contribución de Emanuele Marco Omes en torno a los significados de determinadas ceremonias en honor de José I o de su hermano, el emperador (caso, por ejemplo, del culto a San Napoleón). Más adelante, el Trienio Liberal es abordado específicamente por Gérard Dufour y por Elisabel Larriba con sendos estudios sobre la prensa, que revelan la utilidad de este medio para lograr un mejor conocimiento de las diferentes posiciones con que se abordó en aquella interesante coyuntura la cuestión religiosa (que se delinea claramente entonces, aunque con unos rasgos muy distintos a otras etapas posteriores de gran confrontación entre liberales y absolutistas o entre republicanos y monárquicos, como El Sexenio democrático o la II República). Los dos periódicos estudiados son el Diario constitucional de Barcelona y El Censor. También la aportación de la historiadora del ISCTE-IUL de Lisboa, Fátima Sá e Melo Ferreira se emparenta con las anteriores, tanto desde el punto de vista cronológico, pues tiene como centro el agitado periodo de la historia portuguesa en que, como ocurriera en la vecina España, los liberales también se hicieron cargo del poder (1820-1823), como por el recurso a la religión para combatir al liberalismo, como se aprecia en sermones predicados en aquel tiempo, como los de José Agostinho de Macedo que la autora analiza para sopesar el recurso a conceptos como regeneración y revolución. La documentación vaticana constituye una fuente fundamental en los estudios sobre la problemática religiosa tanto en el periodo acotado en nuestro proyecto de investigación, como para otros periodos y coyunturas históricas. Es justamente ese acervo documental el que Maximiliano Barrio utiliza para aportar nuevos conocimientos en torno a la política seguida por el Vaticano en España y, en particular, sobre la actuación del Nuncio, Giustiniani, cuya gestión aborda en esta ocasión de un modo íntegro, no limitándose al Trienio Liberal[6], sino comprendiendo también los años posteriores hasta su relevo en 1827 durante los cuales el representante pontificio colaboró activamente con el gobierno de Fernando de VII reforzando su línea marcadamente antiliberal. Ángel de Prado, por su parte, retomando el argumento que ya había desarrollado en el proyecto anterior, como era el de las actividades del Santo Oficio entre 1814 y 1820, se ocupa del periodo inmediatamente posterior sacando a la luz las grandes presiones que se ejercieron sobre la Corte, ya desde el verano de 1823, para que dicho tribunal fuera restablecido y explora, asimismo el poco conocido asunto de las Juntas de Fe establecidas, precisamente, para suplir la acción represora de los tribunales inquisitoriales. Las aportaciones de Ester García Moscardó, de Rafael Serrano García y de Alexandre Dupont se emplazan en un periodo posterior, el de las décadas de 1860-1870, y abordan diferentes tipos de discursos religiosos. En el caso de García Moscardó su atención se concentra sobre el peculiar político y escritor republicano Roque Barcia, uno de los mejores ejemplos españoles de la corriente del republicanismo que buscaba hacer compatible el ideal democrático con el cristianismo, desempeñando un papel esencial en esa creencia la pasión redentora de Cristo. Serrano García, por su parte se ocupa del que fue el poeta español más popular durante el siglo XIX, José Zorrilla, para contrastar las opiniones religiosas expresadas en un largo poema, titulado La inteligencia escrito al regreso de su larga estancia en Méjico, con la valoración dominante del escritor vallisoletano como un autor aferrado al tiempo viejo y a un enfoque muy reaccionario de la religión católica y de la identidad nacional. Dupont, en fin, tomando como pie la circulación internacional de la obra de Donoso Cortés, Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo, se ocupa de estudiar la organización transnacional del neocatolicismo y de sus alianzas pero también diferencias-, con los legitimismos en torno a la década de 1870, proporcionando a estos últimos, tanto en Francia como en España, una influencia renovada sobre las masas católicas a la vez que el pueblo cobraba un importante papel en el pensamiento contrarrevolucionario[7]. Otro bloque de aportaciones se refiere a las devociones religiosas, las de Francisco Javier Ramón Soláns, de Daniele Menozzi y de Maria Paiano. En el primer caso, su autor se ocupa de la eclosión de santuarios marianos en el orbe católico a partir de que las apariciones de la Virgen, en Lourdes, en 1858 convirtieran a esta pequeña localidad pirenaica en el centro por excelencia de las peregrinaciones marianas y lugar de experimentación de nuevas formas de movilización y adoctrinamiento de los fieles. Adoptando también un enfoque transnacional, el objetivo último del autor consiste en estudiar el impacto del modelo de Lourdes en el desarrollo de una movilización de masas católicas en España, en el último tercio del siglo XIX, un proceso que se quiso replicar con la organización de multitudinarias peregrinaciones o romerías a lugares de culto como El Pilar, en Zaragoza, Begoña o Montserrat. La contribución de Daniele Menozzi entronca muy bien con la anterior en el sentido de que se centra en la devoción a la Inmaculada Concepción, definida como dogma por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 y en la intención, muy bien documentada, del pontífice, de ligar dicha definición dogmática a la censura de los errores modernos, pese a que, finalmente, no se reunieran ambos aspectos en un único documento pontificio. En el texto se sigue de cerca todo el proceso, presidido por la idea de convertir a María, libre del pecado original, en un potente símbolo frente a la creciente heterodoxia. María Paiano, por último, se ocupa de una vertiente del movimiento asociativo católico, en concreto, de la Società della Gioventù Cattolica italiana, surgida en una coyuntura crítica para la suerte del catolicismo en Italia, la de finales de la década de 1860 y comienzos de la siguiente al objeto de profundizar en su espiritualidad en la que la devoción al papa y a sus defensores caídos en batallas como la de Castelfidardo cobraron singular importancia haciendo que sus miembros adoptaran el modelo de Miles Christi, lo que no les llevó, sin embargo, a salirse del plano de la legalidad, primando actividades como la oración o la organización de celebraciones religiosas para ir al encuentro de sus objetivos. Bien es verdad que en esta ocasión hemos procurado dar a este empeño editorial un enfoque más amplio, de forma que pudieran tener en él cabida otras expresiones de la problemática religiosa (tan marcada por los retos que planteaba la secularización) en los Estados del sur de Europa en la época considerada, razón por la cual hemos optado por titular la presente obra de un modo más general e inclusivo, como Dimensiones religiosas de la Europa del Sur, 1800-1875. Y es que, en efecto, al lado de contribuciones que se ajustan de manera bastante precisa a los términos con que oficialmente figuraba el proyecto, hemos creído interesante el incorporar estudios en torno, por ejemplo, a la asistencia social en España, incidiendo especialmente sobre el proceso de secularización que aquella experimentó a todo lo largo del siglo XIX, como hace Elena Maza en el trabajo que aporta. Su trabajo permite, por lo demás, ampliar la panoplia discursiva que aquí nos interesa estudiar, teniendo en cuenta el peso que la iglesia tradicionalmente había ejercido sobre la colectividad en materias tan sensibles como el cuidado de los enfermos y desvalidos. O estudios sobre una faceta de la acción del Estado que se erigió en un espacio de confrontación entre neocatólicos y liberales, como fue la instrucción pública, abordada por Mario Bedera, quien ha elegido para ello un periodo de la historia española particularmente apropiado, como es el Sexenio Democrático. Otros autores, como Giovanni Vian, en su texto sobre la iglesia católica en el territorio italiano del Véneto ?sujeto, durante buena parte de este periodo a la dominación austriaca, aunque no inmune en absoluto a las tensiones que entre los fieles y el propio clero veneciano produjo el Risorgimento? han optado por llevar a cabo un estudio de conjunto, referido a los dos primeros tercios del siglo XIX, de la medida en que el cambiante panorama sociopolítico reinante en Europa y en Italia tuvo su reflejo tanto en las directrices doctrinales o de disciplina marcadas por los sucesivos titulares del Patriarcado de Venecia, así como de los comportamientos del clero y de los fieles. También Ramón Maruri, por el planteamiento temporal que adopta, sobre un periodo de unos 150 años y por el hecho de arrancar del Antiguo Régimen para terminar en el periodo de la Restauración, ya a comienzos del siglo XX, firma un trabajo que se singulariza en este libro. En él, apoyándose en las visitas ad limina practicadas por los obispos de la diócesis de Santander entre 1754 y 1901, estudia la evolución y, más aún, las constantes en su marcada intransigencia? que cabe observar en el pensamiento de los titulares de dicha diócesis al tener que enfrentarse con coyunturas ideológico-políticas que suponían un reto a las posiciones de la Iglesia católica. Pese a esta variedad temática y a la exploración de otras expresiones de lo religioso en la Europa del siglo XIX, existe un hilo conductor que enlaza estos trabajos con los anteriores y es el de abordar el estudio de otras manifestaciones discursivas y otros productores de discursos articulados en torno a lo religioso.
El fotógrafo, maestro y sociólogo Lewis W. Hine (1874-1940) influyó en nuestra percepción de la vida laboral estadounidense de principios del siglo XX como ningún otro. Al combinar su formación como educador con sus preocupaciones humanistas, Hine fue uno de los primeros fotógrafos en usar la cámara como herramienta documental. Su trabajo prestó especial atención a las condiciones laborales, la vivienda y la llegada de inmigrantes a la isla de Ellis. Sus imágenes, incluidas las de niños en fábricas textiles, factorías, minas de carbón y campos de cultivo, se convirtieron en iconos de la historia fotográfica y ayudaron a transformar las leyes laborales en Estados Unidos.Este libro reúne una colección representativa de todos los períodos de la obra de Lewis W. Hine. Abarca desde sus primeras incursiones en el género sociodocumental hasta sus últimas fotografías, más artísticas e interpretativas, incluidas sus fenomenales imágenes de la construcción del Empire State Building y su puesta en escena de la relación simbiótica entre humanos y máquinas a modo de reflexión sobre la creciente industrialización. Además de cerca de 350 fotografías, el libro incluye un ensayo del editor como introducción a la vida y la obra innovadora de Hine.
En este ensayo, más allá de la biografía, Carmelo Di Gennaro aborda la figura del genial pianista de un modo crítico, considerándolo y juzgándolo en profundidad no sólo a través de la escucha consciente de los testimonios discográficos y videográficos de que disponemos, sino también del estudio de los numerosos escritos ?entrevistas, ensayos y artículos? que nos ha dejado el artista. Su objetivo es arrojar luz sobre lo novedoso y extraordinario de su trabajo como intérprete, la coherencia interna de su sistema de pensamiento riguroso, más profundo y auténtico en su núcleo, pero muy especialmente a través de una reconsideración radical de la propia profesión.
La colección Martín-Crespo fue creada a lo largo del siglo XX por tres miembros de la misma familia: Saturnino Martín-Crespo (1874-1938), José Martín-Crespo Powys (1898-1975) y José Martín-Crespo Díaz (1932-2017). Formada por más de por más de 5.000 docu