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Vladimir Mayakovski (1893 - 1930), durante la Primera Guerra Mundial alcanzó notable notoriedad "por su fulgurante personalidad, su tendencia a escandalizar a los burgueses, pero sobretodo por su poesía increíble, que ya hacia 1913 muestra el sello maduro de su estilo único". En este segundo tomo de su poesía que publicamos, recogemos su obra desde 1917 a 1930, donde nos muestra sus versos más revolucionarios y patriotas. En esta misma colección ya se publicó otro tomo (nª 16) donde nos mostraba su poesía más fresca, rotunda y arrolladora. En la traducción directa del ruso de José Fernández Sánchez.
Publicada en 1922, Julio Jurenito es una sátira filosófica y mordaz de la civilización europea. Escrita en menos de un mes, «como si alguien me llevara la mano mientras escribía», su protagonista es un mexicano nacido de las charlas con el fabuloso pintor Rivera. Jurenito recorre la Europa de 1910 a 1920 en compañía de una troupe de discípulos en los que están representados diferentes estereotipos, desde el capitalista Mr. Cool hasta un africano idólatra, pasando por un vagabundo italiano y el mismo judío-ruso Ehrenburg. «En Jurenito estigmaticé toda suerte de racismos y nacionalismos, denuncié la guerra, la crueldad, codicia e hipocresía de los hombres que la provocaron y que no quieren renunciar a ella, el fariseísmo del clero que bendecía las armas, de los pacifistas que discutían procedimientos humanos para el aniquilamiento, de los pseudo-socialistas, que justificaban el espantoso derramamiento de sangre. (...) si odio el racismo y el fascismo, si encuentro fuerzas para participar en la lucha por la paz, es porque en medio siglo un hombre puede gastar muchos trajes y ser siempre el mismo.»
Un acontecimiento literario a la par que político con un efecto absolutamente hipnótico sobre el lector El primer intento literario de tratar de comprender la tragedia chechena desde el interior. No se trata de unas memorias, sino de una visualización lírica de la guerra: dura, terrible, sincera, pero al mismo tiempo magnánima, sin caer en el nacionalismo, y con voluntad de entender ambos lados en conflicto con equidad, aunque señalando sus limitaciones. Encontramos en ella metáforas precisas que llegan a lo profundo del subconsciente. Saduláyev llama a su obra una novela de fragmentación. Y es que, efectivamente, la conforman una serie de fragmentos de una conciencia que se estremece ante la monstruosidad del conflicto que azota a su pueblo. Es una colección de miniaturas poéticas, de recuerdos de infancia y retratos de sus compatriotas, que se alternan con escenas de la guerra, excursiones históricas y alusiones a una mitología chechena única. Y todo ello unido por una dicotomía interna, psicológica: la elección entre la tierra natal y la seguridad, entre el amor y la vida.