Religión y creencias



EL NOS AMÓ PRIMERO (BAUTISTA TORELLO JUAN)

Un sacerdote enamorado de sus sacerdocio, con unas dotes extraordinarias, católico de cabeza y de corazón: convencido totalmente de la universalidad de la Redención obrada por Jesucristo y capaz, por tanto, de sanar y elevar todos los logros de la mente humana. Sus meditaciones eran especiales (…) eran no solo muy cultas, sino muy profundas, muy sugerentes, muy dramáticas. Y estaban cuidadosamente elaboradas. El volumen que el lector tienen entre sus manos da buena prueba de lo dicho. La manera de presentar la ascética tradicional que D. Juan Bautista practicaba (…) resulta muchas veces sorprendente. Amaba la paradoja. Las cosas pequeñas son lo único importante; el vino de las bodas de Caná, que casi nos da vergüenza - ¿cómo no emplea el Redentor su poder divino para hacer algo que valga verdaderamente la pena?-, nos hace entender hasta que punto Dios se ha hecho verdaderamente hombre, las risas y llantos del Niño Dios ya nos redimen; la mejor rectitud de intención es no tener intenciones…De mil maneras sacude a los que le escuchan y les abre así las asombrosas profundidades del misterio de ese Dios que se ha hecho carne para salvarnos.

LA MISA: EL BESO DE DIOS . ENTRAR DESDE LA AFECTIVIDAD (MANGLANO, JOSÉ PEDRO)

Cada vez que nos proponemos transmitir a alguien la misa, lo hacemos queriendo explicársela, pretendiendo que sepa lo que significa cada gesto que hace o cada palabra que dice. Nuestra mentalidad cartesiana busca capacitarle para que controle racionalmente lo que ocurre y por qué ocurre. Sin embargo, a la misa no se accede por la razón. La misa es una experiencia, como lo es entrar en un estadio de fútbol, formar parte de una orquesta, hacer puenting, ser padre o darse el primer beso. A esta experiencia litúrgica se accede con el corazón abierto: a los que se acercan desde la afectividad les resulta más fácil descubrir el lenguaje de amor presente en cada segundo de este viejo oficio. De forma fresca, audaz y moderna el autor expone un planteamiento que era preciso recuperar: que lo más vivo y lo más capaz de transmitir «vida», lo más intenso y tierno que sucede cada día en el planeta Tierra, ocurre escondido bajo los ritos de la misa. El espíritu de los Padres de la Iglesia y de teólogos orientales aletea por estas páginas, lo que hace de este libro una pequeña joya de la literatura contemporánea.