Benedicto XVI ha vivido casi medio siglo como profesor de Teología y máximo custodio de la enseñanza de la fe católica como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe. Es pues un Papa cuya imagen está teñida por su apasionada consagración a un pensamiento dogmático sometido a las exigencias de la verdad, una actitud intelectual que no goza de especial aprecio en la conciencia contemporánea. Así pues, quien quiera entender las inquietudes centrales del Papa actual, deberá adentrarse en el conocimiento de la obra teológica que Joseph Ratzinger ha desarrollado a lo largo de su vida. Los artículos reunidos en este libro (siempre relacionados con las controversias teológicas y eclesiásticas contemporáneas) tienen por meta introducirnos en la teología de Ratzinger, explicando las categorías centrales de su pensamiento y describiendo su posición frente a los temas medulares de la teología dogmática, en concreto la revelación, la cristología, la antropología, la escatología y la eclesiología.
Entre el olvido y la memoria. Una rica perspectiva del Tíbet que incluye hermosas imágenes tanto de los aspectos más tradicionales de la región como de aquellos más modernos y sorprendentes. Introducción del Dalái lama en la que analiza la situación actual del Tíbet y la compara a la que él conoció cincuenta años atrás. Textos que rinden un homenaje a esta región, ya sea con una visión poética sobre el paisaje y la atmósfera tibetana o con la denuncia por la situación que hoy vive bajo el régimen chino. Fotografías de una gran belleza en las que no sólo se muestra el Tíbet más típico que todo el mundo conoce, el de los monasterios y los monjes, sino también el más moderno, seguramente representado por el puente del tren que recorre el trayecto entre Beijing y Lhasa, y el más tradicional, con conmovedoras imágenes que ilustran la vida cotidiana de los nómadas o de fiestas, como la de Lithang. En los poéticos textos que acompañan a las fotografías se pone el énfasis en los valores de la cultura tibetana: la compasión y la no violencia, así como en la situación política de la zona como consecuencia de la invasión de China. Pero, por encima de todo, se destacan las cualidades que hacen que el Tíbet sea una región tan especial: las espectaculares montañas con que cuenta, la transparente luz que impregna la atmósfera y la sensación de eternidad que impera en el ambiente. Se habla, en definitiva, de un Tíbet real en el que muchas cosas han cambiado, como explica el Dalái lama en el prólogo, pese a que la configuración geográfica continúa siendo la misma.
Edición establecida por Luce GiardMichel de Certeau tiene en esta obra un objeto privilegiado: la historia religiosa de los siglos XVI y XVII. Desde una perspectiva teórica que no disocia el trabajo historiográfico de la investigación histórica -de allí su insistencia sobre la alteridad del pasado, la necesidad de una distancia crítica y de un respeto sin complicidad-, el autor indaga acerca de la confusión, el fervor, los escritos y las reformas de aquellos creyentes belicosos e inquietos, marcados por la fractura de la cristiandad.Valiéndose de una familiaridad poco común con los escritos de teología y de espiritualidad, De Certeau atraviesa distintos registros: ocupan la escena ya sea un personaje central (René d'Argenson, intendente del rey, o Carlos Borromeo, reformador tridentino de Roma en Milán), ya sea un momento decisivo para una institución (la Compañía de Jesús bajo el generalato de Aquaviva) o un texto fundador (los Ejercicios espirituales de san Ignacio). En algunos ensayos, con el análisis de cartas y relatos en los que resuena el eco apasionado de debates místicos, el historiador saca a la luz las prácticas de círculos devotos deseosos de reformar la Iglesia. En otros, su mirada se dirige hacia una antropología naciente (con Montaigne, que juzgaba a los caníbales del Brasil como súbditos del rey; con Lafitau, que inscribiría las costumbres de los amerindios en la larga historia de la humanidad). A todos les otorga vida y significado buscando el lugar del otro en la alteridad de Dios, en el conflicto provocado por las diferencias entre creyentes, en el reencuentro con otras sociedades.
¡Un año por delante! ¿Es verdad que año nuevo equivale a vida nueva? Puede que sí, puede que no: depende de cada uno. Aquí tienes alguna consideración para cada día que te ayudará a que, en un tú a tú con Jesús de Nazaret, te hagas un hombre nuevo, un nuevo cristiano. Volver a empezar, repasar los fundamentos, quitar polvo a las ideas madres puede conquistar de Dios este mes que haga de ti un nuevo cristiano. Sigue su consejo: En tu habitación y cerrada la puerta, ora con tu Padre que está en lo oculto.
El alma también tiene sus capitales, y cada una de ellas tiene dos nombres, según se viva en blanco o en negro. Son siete, tienen poder, siempre modernas, dominan, encierran algo misterioso, actúan sin que se les vea Conviene conocer las siete virtudes y los siete pecados capitales, y saber cómo actúan en mí. Hablar con Jesús de cada una de ellas durante este mes puede armarte y liberarte para ser más capaz de vivir como hijo de Dios. Sigue su consejo: En tu habitación y cerrada la puerta, ora con tu Padre que está en lo oculto.
La idea, el concepto, la visión que cada uno tiene de Dios es como el rostro de Dios que él ve. Y de la visión que tengamos depende, en gran parte, nuestra actitud ante Él. Las ideas falsas de Dios pueden inspirar cierto agradecimiento, temor, miedo, resentimiento, incluso odio... Pero jamás amor. Y no inspiran cariño porque tampoco hacen sentirlo: en esos rostros de Dios no se ve amor. Esos creyentes no se sienten queridos. Y, al que no se siente querido, le resulta imposible querer. Jesucristo es el rostro humano de Dios. En Jesús ya podemos contemplar el verdadero rostro divino, en la medida en que los hombres somos capaces de contemplarlo. En contra de lo que ocurría en el Antiguo Testamento, ahora ya se puede ver el rostro de Dios. Y puede verse porque Dios ha asumido un rostro humano. Eso es lo más grandioso y original de Cristianismo: la irrupción de Dios en la vida del hombre. No es el hombre quien busca a Dios. Es Dios quien viene a nuestro encuentro. Agustín Filgueiras Pita nació en Pontedeume, La Coruña. Fue ordenado sacerdote en Santiago de Compostela en 1959. Ejerció su sacerdocio seis años en dos pueblos. Durante otros treinta y cuatro se dedicó a la enseñanza y atención espiritual en dos colegios. Actualmente, colabora en una parroquia de la ciudad de La Coruña.
El presente libro pone a disposición del público cristiano de habla española una presentación sobria, balanceada, asequible y entendible del mensaje del Pentateuco, que facilita en gran manera el proceso de comprensión, asimilación, disfrute y actualizac
¿Has visto que de un trozo de mármol florezca una rosa? ¿O que un cocodrilo toque el piano? ¿O que una puerta te salude? Imposible de ver, porque esas acciones no les son propias. El mármol es mármol y no planta, el cocodrilo no es inteligente, ni la puerta un ser animado. Cada uno de nosotros, además de lo que somos a simple vista, somos UN HIJO DE DIOS: ¡los bautizados somos capaces de cierta igualdad con Dios! Hablando con él caerás en la cuenta de que tienes Padre, redescubrirás tu bautismo y aprenderás a ser como tu Padre del Cielo, que es santo.
«De intento, a esta colección de la poesía sacra española se le ha dado el nombre ancho de Suma;el que llevó la más amplia recopilación de la teología medieval; para anunciar un contenido extenso, difuso, un poco torrencial. No hemos querido sugerir en ese título ideas de encogida selección: ni flor, ni ramillete, ni manojo, al uso pío de la devoción decimonónica; ni exigente antología de poesía pura y refinada, al modo actual. Hemos querido prevenir al lector con ese título de la intencionada abundancia del libro. Hemos querido, tras ese título, entregarle una imagen, lo más vivaz y robusta que hemos podido, del sentimiento y la expresión religiosa de España. Forzosamente, no podía esa imagen ser una retocada miniatura: ancho retablo tenía que ser si había de algún modo de reflejar la posición poético-religiosa de un pueblo que fue católico no sólo de un modo adjetivo, sino de un modo sustancial, programático y proselitista; y que, por añadidura, por la riqueza imaginativa y expresivista de su psicología fue, por esencia, desbordado, fácil y abundante en sus formas de creación estética... Entra, pues, lector, en esta Suma sin miedo a la abundancia impura, sin ánimo encogido de enfermizo catador de esencias y sutilezas. Ellas te saldrán a cada paso, como lampos de luz, en versos, imágenes y giros. Pero tú busca siempre, con ánimo sencillo, la sana totalidad del gran fenómeno católico y español que aquí te damos. No serás defraudado. Esta es la selva inmensa de la poesía religiosa española. Las flores más bellas te esperan por sus rincones. Pero antes, la selva toda huele gloriosamente a tierra mojada... Tú bebe ese sano olor en tus pulmones, que la tierra es toda de España y el rocío todo de Dios» (José María Pemán, «Estudio preliminar» de la "Suma poética").