La historia de la salvación de la humanidad está centrada en la Cruz. Ella es el núcleo sobre el que gravita la Redención y la referencia desde la creación del universo hasta el final de los tiempos. No obstante, en un sorprendente e inhabitual efecto la Cruz es también la luminaria del pasado. Esa centralidad de la Cruz de Cristo arroja luz sobre todo el Antiguo Testamento. El cumplimiento literal de tantas profecías sobre los sufrimientos que padecería el Mesías trasciende cualquier simple coincidencia y sirve para validar que Jesús fue quien dijo que era: el divino Hijo de Dios. La sombra de la Cruz gravitó sobre Jesús y sus padres desde el mismo momento de su extraordinaria concepción. Ninguno de los tres pudo olvidar desde entonces esta realidad. Sin embargo, también conocían perfectamente que ese camino conducía a la salvación de todos los hombres y que era la voluntad de Dios. Una mezcla de dolor y gozo que constituyó la urdimbre más íntima de sus personalidades. La intención de estas consideraciones es que nos ayuden a ser cristianos coherentes, fuertes y maduros, unos valores que se obtienen principalmente estando junto a la Cruz de Jesús.
Si después de estudiar media hora uno no logra concentrarse, es que ha estudiado mal. En cambio, si después de hacer media hora de oración, uno no ha logrado «concentrarse», no pasa absolutamente nada. Se puede hacer oración con la mirada, con las posturas. Vamos a hablar de oración mental porque a veces nos complicamos, y no la hacemos bien del todo. Hay momentos en los que uno se siente estancado, desconcertado, en crisis. No hay ilusión por seguir el progreso espiritual. el desánimo nos invade. No vemos a Jesús. Nos satisface más una buena comida, un partido de fútbol o una tarde con los amigos que un rato de oración. ¿Qué me ocurre? En este libro hallarás algunas claves. Lo mejor que podemos hacer durante los períodos negativos es concedernos una tregua a nosotros mismos para entablar un diálogo profundo con Dios.
La gallina de Santo Domingo de la Calzada no es la única que cantó después de asada. Entre los siglos XII y XIV, san Aldebrando de Fossombrone y Andrés de Segni también devolvieron a la vida las aves cocinadas que les habían servido para comer. Lo recoge el Diccionario de milagros que José Maria Eça de Queiroz estaba redactando cuando en 1900 le sorprendió la muerte en París. Utilizando la bibliografía ortodoxa reconocida por la Iglesia católica, el gran escritor portugués sistematiza por temas, ordenados alfabéticamente, los hechos milagrosos más sorprendentes. Y consigue descubrir que más de veinte santos se han distinguido por multiplicar alimentos. A dos les entró en sus bocas un enjambre de abejas sin producirles daño alguno, a más de veinticinco se les ha aparecido la Virgen Aunque Eça de Queiroz sólo consiguió llegar a la «B», el resultado de su esfuerzo constituye una de las primeras obras fantásticas de la Literatura universal, narrada con técnica absolutamente realista. Juan Lázaro no se ha limitado a traducir la obra, sino que también ha conseguido limpiar las erratas de la edición príncipe, que no pudo ser corregida por el autor, para fijar por primera vez en español la onomástica de los santos.
Recientemente varias disciplinas académicas (Historia de las religiones, Filosofía de la religión, Sociología de la religión, Antropología de la religión) han confluido en lo que los anglosajones denominan "Religous Studies" (literalmente "Estudios religiosos"). Y lo han hecho sobre el presupuesto común de que en las distintas sociedades humanas hay "de facto" diversas religiones que son algo así como especies distintas de un mismo género, La Religión. Así, se presupone que La Religión es un fenómeno cultural universal claramente delimitable de otras esferas de la vida social, como la economía, la política o la ideología. Basándose en el análisis antropológico de dos supuestas religiones de la India y Japón, el autor de este libro procede a la sistemática demolición de ese presupuesto y a la paralela demostración del carácter mistificador del concepto mismo de religión.
El Señor juega con los hijos de los hombres. Lo dice la sagrada Escritura: «Ludens coram eo omni tempore, ludens in orbe terrarum» (Prov 8, 31). Al hombre le fascina el juego: está en nuestra naturaleza. El hombre necesita saltar, arriesgar, lidiar, en definitiva: jugar. Y es que así nos lo pasamos bien.El juego es muy humano y los fallos durante el mismo también.
El tarot es un lenguaje simbólico, en el que cada carta es una palabra, cada combinación una frase. Este lenguaje tiene el poder desvelar lo oculto, de predecir lo que nos depara el futuro y de revelar nuestros secretos más profundos. A través de este libro podrá conocer uno por uno los arcanos, sus diversos significados (según la posición) y sus relaciones con las esferas afectiva, profesional, económica y de la salud. Además, aprenderá a enlazar los significados de las distintas cartas en los «juegos», es decir, en las composiciones dinámicas que, en su conjunto, logran dar respuesta a nuestros interrogantes más íntimos y, oportunamente interpretadas, a traspasar el telón prohibido del futuro. ¿Cómo se lleva a cabo una consulta? ¿Cuándo? ¿En qué momento es mejor hacerla? ¿Cuál es la función que posee el cartomántico? ¿Cuál la del consultante? Este libro no es un libro más sobre el tarot: es una expresión fresca y novedosa, de singular claridad y facilidad, elaborada por una gran especialista de lo oculto, profundamente sensible al lenguaje de los símbolos.
Este libro se propone poner frente al lector lo que pretende ser la hipótesis cristiana. Con este objeto, después de haber indicado algunas de las actitudes más significativas que ha tenido la creatividad humana para entrar en relación con lo divino, el autor centra su atención en el cambio radical de método religioso determinado por Jesucristo, como hecho en la historia. Se nos pone, ante todo, en condiciones de comprender los términos de dicho cambio radical y de reconocer su carácter ineludible; tras lo cual el lector se descubre recorriendo paso a paso, siguiendo la experiencia de quienes conocieron a Jesús, las posibles trayectorias de la persuasión o del rechazo; alternativas cuyas implicaciones metodológicas van siendo paulatinamente señaladas, haciendo así accesible, además de un correcto acercamiento al problema, un ensimismamiento apasionante.
Las visiones de la beata Ana Catalina Emmerich, religiosa estigmatizada del siglo XIX, son revelaciones privadas y no añaden nada nuevo al depósito de la fe. Pero sí ofrecen una conmovedora ayuda a la contemplación del misterio de la Madre de Dios. Esta Vida de María incluye las narraciones de la mística sobre los antepasados de la Virgen, su Inmaculada Concepción, su nacimiento y sus primeros años, el ingreso y la estancia en el Templo, la boda con San José, la Visitación a su prima Isabel, los nacimien- tos de San Juan Bautista y de Jesús, la caravana de los Reyes Magos y su adoración al Niño, la vuelta a Nazaret, la huida a Egipto, la matanza de los Inocentes, la permanencia de la Sagrada Familia en Egipto y el regreso a Nazaret, la muerte de San José y su estancia en Éfeso con San Juan y el final de su vida terrena. Todo ello, enhebrado con multitud de noticias históricas y geográficas sobre esenios y caldeos; Roma y el antiguo Egipto; Job, Abraham, Moisés, Elías y Tobías; o el Arca de la Alianza. Cuando Ana Catalina señaló dónde se encontraba en Éfeso la casita de la Virgen... los arqueólogos, sin más que sus indicaciones, la encontraron. Junto a La amarga Pasión de Cristo, que sirvió de inspiración para la película La Pasión de Mel Gibson, esta Vida oculta de la Virgen María constituye un aporte de incalculable valor para aquellos que quieran conocer y amar a Jesús de la mano de su Madre.
La Biblia hebrea es uno de los clásicos de la literatura universal. En ella se encuentran tal vez las mejores páginas acerca de la condición humana. Al ser traducida al griego (Septuaginta) y al latín (Vulgata), la sabiduría de Israel pasó a formar parte del patrimonio cultural de Occidente. En este volumen, con un lenguaje accesible a los no especialistas, se analizan algunos aspectos de la confluencia entre Biblia y Humanismo en tres momentos fascinantes de su travesía histórica: el esplendor del judaísmo helenístico; el encuentro de la religiosidad judía con su entorno cultural en la Antigüedad; y el auge de los estudios bíblicos en la España del Renacimiento.