Se ha escrito mucho sobre el procés, pero hay un apartado fundamental de este, como son las relaciones exteriores, que todavía está por salir a la luz. La telaraña es el primer libro que aborda la trama exterior del separatismo catalán. En él se describe cómo el independentismo ha construido su lobby político, académico y mediático en el extranjero, y cómo ese grupo ha moldeado la opinión pública e impactado las coberturas periodísticas internacionales. Además de un completo «mapeo» de personas e instituciones internacionales, sus conexiones y una descripción del uso del dinero público y del tipo de actividades realizadas, a lo largo de la obra se desautorizan uno a uno muchos de los argumentos y las verdades universales del independentismo. Un libro riguroso y trufado con puntuales experiencias personales.
Después de años de bonanza económica, con la irrupción de la crisis la cooperación internacional en Cataluña y el Estado sufrió los peores recortes entre todas las políticas públicas. En la última década, el internacionalismo ha experimentado una reformulación para poder conectar con la situación de nuestro país y seguir ejerciendo de puente entre las luchas y aspiraciones de la sociedad a un lado y el otro del mar. Una transformación orientada a exigir más coherencia en las políticas públicas y no solo más presupuestos; a hacerse más feminista y plantearse profundizar en los cuidados; o incorporar las nuevas urgencias que la sociedad plantea, como actuar contra la emergencia climática o la crisis de personas refugiadas. Todo ello en medio de un cambio de época, en lo político y social, que ha tensionado en consecuencia nuestra sociedad y nuestras organizaciones y administraciones. Hubo un día en el que fue preciso volver a pisar las calles para seguir teniendo un sentido y una razón para existir.
En el siglo actual, el hambre de ordinario ha ido de la mano de las guerras, las crisis políticas, la corrupción, la autocracia, la plutocracia, las desigualdades sociales, la marginación, la desidia o la incompetencia de muchos gobernantes, su perfidia y deslealtad traicionera hacia sus pueblos, o de la falta de previsión sobre fenómenos naturales adversos, entre otros factores que se analizan en este libro. Observando medio centenar de países, el autor se centra en cómo los actos, el orden de prioridades y las decisiones políticas tomadas, o su ausencia (por omisión), condicionan que la gente pase hambre. El hambre o la subalimentación crónica es, evidentemente, una violencia física y directa, que puede incluso matar a las personas que la sufren durante un período de tiempo. Pero es también una violencia estructural, en la medida que hay unas condiciones económicas, políticas y sociales que la promueven, mantienen y perpetúan.