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Los primeros recuerdos de la mayor parte de la gente proceden del lapso de tiempo que va de los cuatro a los cinco años. Puede que recordemos incidentes o sentimientos aislados respecto a períodos anteriores, pero de ese año en adelante los datos son ya fiables y fehacientes. ¿Quiere esto decir que se trata de una fase en la que empezamos a ser conscientes de nosotros mismos, a sentirnos --definitivamente-- como algo aparte de nuestros padres? En cualquier caso, los síntomas que se aprecian apuntan hacia una incipiente independencia: -Estamos más pendientes de nosotros mismos y de la gente que nos rodea. -Empezamos a dar más importancia a nuestras relaciones con los adultos. -Por primera vez, sentimos que nuestra madre no es la persona más importante del mundo. -Y, como consecuencia, otras empiezan a ocupar su lugar. Mucho más sociable que antes, el niño de cuatro años, pues, debe tener que empezar a luchar también con pesadillas y obsesiones, con los fantasmas de la enfermedad y la muerte, que por primera vez se le hacen más o menos tangibles. Y por eso necesita una mayor atención, que sin duda deben dispensarle tanto sus padres y sus abuelos como los amigos de la familia. Pues bien: a todos ellos está dirigido este libro.
Es una buena guía de cómo actúan las sectas, analizando cómo se desarrolla y por qué funciona el engaño, conociendo las bases científicas y técnicas de la manipulación que ejercen, y los efectos que éstas ocasionan. Se puede ser testigo de más de 20 sectas, muchas de las cuales siguen operando en España. Incluye testimonios reales, y abarca una guía con recomendaciones dirigidas a todos aquellos que se preocupan por esta temática, explicando también cómo afrontar la salida de una secta.
Se centra en el estudio de los mecanismos biológicos, relevantes de los temas principales en psicología tales como lenguaje, aprendizaje, memoria, comportamiento sexual, ansiedad, agresión, comportamiento anormal y el problema mente-cuerpo. El objetivo es que los lectores tengan una visión clara de que el estudio del cerebro tiene mucho que ver con la psicología real.
Este libro explica en una gran variedad de ejemplos cómo el ser humano evoluciona gracias al hecho de que todo su sistema de percepción se va llenando de sentido. En constante comparación con la conducta animal, Cyrulnik despliega todo el proceso de la ?humanización? del bebé hasta el niño que habla, que consiste en un perfeccionamiento de las señales. Aunque las señales están desde siempre presentes en el mundo de los seres vivos, permiten sólo un mecanismo de enunciado y respuesta inmediato. El perfeccionamiento humano consiste en poder distanciarse cada vez más de los objetos, manteniendo la relación con ellos, primero a través del dedo índice que los señala, luego a través de palabras, lo cual sólo tiene su lógica entre seres sociales. La tesis central de este fascinante estudio es que en el ser humano lo innato o genético y lo adquirido no se puede separar ni expresar en porcentajes. Todo lo innato queda ?empapado? con lo aprendido y participa en la construcción de sentidos. Así, por ejemplo, la observación etológica de una conversación puede registrar los componentes ya presentes en la comunicación animal (movimientos, miradas, tonos e intensidad de la voz, gestos, mímica), pero entre humanos tiene la función de acompañar las palabras para añadirles más intensidad y más matices comunicativos. De este modo, la palabra queda realmente encarnada en nuestra animalidad. Pero ésta se convierte en un conjunto de señales para los otros, transportados a través del lenguaje. Un tema muy poco tratado que Cyrulnik aborda en este libro es la asombrosa frecuencia de incestos. Los niños que nacen de estas relaciones de las que no se puede hablar, quedan fuera del sistema simbólico. Es un problema social y psicológico grave, que por ahora sólo se puede dé en adopción para darle una identidad nueva.
El último libro de Boris Cyrulnik se lee como una historia de amor. En él cuenta cómo el amor de la pareja puede devolver a la vida a quienes están marcados por profundas heridas a causa de antiguas experiencias traumáticas, a la vez que nos introduce en los secretos de la teoría de la resiliencia: es decir, la capacidad autoterapéutica de las personas frente al sufrimiento psíquico o moral. Escrito con una prosa profunda y deliciosa, esta nueva obra del que quizás sea el más importante representante de dicha teoría acercará a un amplio abanico de lectores la comprensión del milagro afectivo que trae consigo el amor en la pareja. Niños soldado de la guerra, supervivientes de deportaciones, guerras o genocidios, víctimas de accidentes, personas que conviven con la discapacidad, pero también el marginado social o simplemente aquellos que han padecido graves maltratos y humillaciones, encuentran la posibilidad de redefinir el sentido del dolor por sus propios medios afectivos gracias al vínculo que supone el encuentro y el inicio de una relación amorosa. Cyrulnik nos recuerda en esta obra el valor simbólico de la palabra, la memoria y el tiempo en la construcción de la narración y de la historia amorosa que han de dar sentido al dolor que guardábamos. El amor, de entre todas las experiencias afectivas, sería fundacional para reconstruirnos. Asimismo, la mirada y la posición de Cyrulnik como relator y testimonio de todas las historias de amor que nos son contadas nos llevan a la comprensión del papel de la figura del otro, demostrando que es posible superar el trauma. Repleto de observaciones inéditas, culminación del gran talento narrativo de Cyrulnik, esta obra estimulante y generosa completa y supone un avance con respecto a la reflexión realizada en libros anteriores acerca de las experiencias de vínculo que se dan en la infancia o la adolescencia. Un libro que aproximará la teoría de la resiliencia a las teorías sobre el amor: una experiencia que nos une con el mundo y con la vida, con los demás y con nosotros mismos, con la historia y con lo real.