En El señor X se muestran algunas de las siluetas borrosas y fantasmales, también inquietantes, de un mundo futuro no muy lejano. En él es posible res-catar del baúl de la memoria los personajes prisioneros de nuestro yo, los anhelos, sueños y deseos a medio definir, la complejidad de nuestro alter ego, de nuestras vidas incompletas que abandonan su prolongado encierro, rescatadas por la fuerza liberadora del amor.