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El nacionalismo es una de las fuerzas dominantes de la política contemporánea. Sin embargo, la filosofía política se ha resistido tenazmente a discutir --y sobre todo a defender-- las ideas nacionalistas. En este libro, por el contrario, David Miller defiende el principio de la nacionalidad y argumenta que las identidades nacionales son necesarias para la consecución de una identidad personal, que está justificado que contraigamos ciertos compromisos con nuestros compatriotas, e incluso que las razones para la autodeterminación política de los pueblos son casi siempre válidas. Pero reconocer las demandas de la nacionalidad no implica suprimir otras fuentes de identidad personal, tales como la etnicidad, ni tampoco contemplar aquélla como una fuerza de la naturaleza, fuera del control humano, a la que haya que someterse por obligación. Éstos son enfoques de la nacionalidad a los que Miller se opone con todas sus fuerzas y que le permiten, a su vez, analizar concienzudamente la muy habitual afirmación de que las identidades nacionales se están disolviendo con el final del siglo XX. La conclusión es más bien un interrogante: ¿de qué manera el hecho de abrazar el principio de nacionalidad altera la forma en la que pensamos políticamente? Y la obra, de rabiosa actualidad y abiertamente provocativa, acaba constituyendo la más convincente defensa de la nacionalidad realizada hasta la fecha desde una perspectiva radical.El nacionalismo es una de las fuerzas dominantes de la política contemporánea. Sin embargo, la filosofía política se ha resistido tenazmente a discutir --y sobre todo a defender-- las ideas nacionalistas. En este libro, por el contrario, David Miller defiende el principio de la nacionalidad y argumenta que las identidades nacionales son necesarias para la consecución de una identidad personal, que está justificado que contraigamos ciertos compromisos con nuestros compatriotas, e incluso que las razones para la autodeterminación política de los pueblos son casi siempre válidas. Pero reconocer las demandas de la nacionalidad no implica suprimir otras fuentes de identidad personal, tales como la etnicidad, ni tampoco contemplar aquélla como una fuerza de la naturaleza, fuera del control humano, a la que haya que someterse por obligación. Éstos son enfoques de la nacionalidad a los que Miller se opone con todas sus fuerzas y que le permiten, a su vez, analizar concienzudamente la muy habitual afirmación de que las identidades nacionales se están disolviendo con el final del siglo XX. La conclusión es más bien un interrogante: ¿de qué manera el hecho de abrazar el principio de nacionalidad altera la forma en la que pensamos políticamente? Y la obra, de rabiosa actualidad y abiertamente provocativa, acaba constituyendo la más convincente defensa de la nacionalidad realizada hasta la fecha desde una perspectiva radical.
El tema de la oposición interna en los países del bloque soviético cobra creciente importancia en estas últimas décadas del siglo XX, cuando ya resulta bastante evidente que la crisis de la civilización capitalista y las luchas por darle una salida progresista no han conducido, por ahora, a esa sociedad más humana que llamamos socialista. En cambio han alumbrado, del Elba al Pacífico, una nueva forma de esclavitud social, donde los pueblos están privados, frente a un Estado omnipotente, de todo instrumento legal de defensa y control. No es extraño que allí hayan surgido fuerzas dispuestas a levantar, una vez más en la historia de la humanidad, la bandera de la libertad. El futuro de la democracia y del socialismo en el mundo dependerá en gran medida de la capacidad de esas fuerzas para Influir positivamente en la evolución de las sociedades del Este. El presente libro proporciona al lector español una información sistematizada y analizada acerca de la trayectoria histórica y las características actuales de la oposición en cuatro países del socialismo real donde el fenómeno ha adquirido mayor relevancia: Unión Soviética, Hungría, Checoslovaquia y Polonia. Fernando Claudín es autor de La crisis del movimiento comunista (París, 1970), Marx, Engels y la revolución de 1848 (Madrid, 1975), Eurocomunismo y socialismo (Madrid, 1977), Divergencias comunistas (Barcelona, 1979) y de numerosos artículos en revistas especializadas.