En el panorama de la poesía europea contemporánea, la obra del escritor esloveno Boris A. Novak (1953) sorprende tanto por el vigor de su voz -dueña de un timbre inconfundible- como por su pasmosa versatilidad, capaz de plasmarse en chispazos metafóricos (lindantes con la greguería), estampas y meditaciones de corte autobiográfico o, más recientemente, en el poema extenso de aliento épico marcado por las tragedias de la historia de la antigua Yugoslavia. Sus referentes poéticos van desde Dante y los viejos trovadores hasta Paul Valéry, Edmond Jabès o Seamus Heaney, a los que ha traducido con maestría. La impersonalidad inicial de su escritura ha ido integrando con los años los datos de la subjetividad y la reflexión sobre la historia, dando lugar así a una obra en la que las contradicciones del presente personal y colectivo se dan la mano con el esplendor del eros y el asombro por la existencia. Para Novak, la búsqueda de distintas formas y estructuras del verso significa la búsqueda de una manera estéticamente provocativa de demostrar que un poema perfecto es la revelación más elocuente de la sangrienta, trágica, conmovedora imperfección del mundo.
El Premio Internacional de Poesía Jovellanos, El Mejor Poema del Mundo, llega a su quinta edición convertido en una gran antología de poesía internacional contemporánea. Fallado el 21 de marzo, coincidiendo con el Día Mundial de la Poesía, proclama el en
Harald, el último vikingo inaugura la colección de Historietas de Desperta Ferro Ediciones y El Fisgón Histórico, una original apuesta de historia en cómic que tratará de acercar al público infantil, juvenil y por qué no, también al talludito, las andanzas de populares personajes históricos de forma didáctica a la vez que divertida, valiéndose del poderoso lenguaje visual del cómic pero sin necesidad de ficcionar, siempre recurriendo a las fuentes históricas (sí, nuestros vikingos no tienen cuernos). El mundo de Harald: A Harald Hardrada, protagonista de Harald, el último vikingo, se le ha llamado a menudo «el último vikingo», porque con su muerte en la batalla de Stamford Bridge en 1066 se considera que el periodo histórico que conocemos como la Era Vikinga llegó a su fin. Una era que había comenzado casi tres siglos antes, cuando en el año 793 un grupo de vikingos saqueó el monasterio de Lindisfarne, en la costa de Inglaterra. Durante los dos siglos siguientes, los vikingos llevaron con sus incursiones el terror a buena parte de Europa, pero, tras un primer periodo de saqueos, en muchos lugares grupos de vikingos intentaban conquistar el territorio. El mundo de Harald era ya uno en cambio, en el que los monarcas escandinavos afianzaban su poder y en el que el cristianismo iba desplazando a los viejos dioses, pero en el que todavía había hueco para que los aventureros del norte intentasen ganar fama y fortuna a punta de espada, fuese como mercenarios en Bizancio o tratando de conquistar su propio reino. Para que lo sitúes temporalmente, en la península ibérica es la época de los almorávides y de El Cid ?apenas un poco mayor que Harald?, y faltan solo unas décadas para que comiencen las Cruzadas. Harald, "el último vikingo": Harald Hardrada, el último vikingo, nació alrededor de 1015 en Noruega, y sus padres fueron Sigurd Sow, un reyezuelo noruego, y la reina Asta Gudbrand. Antes de este matrimonio, Asta estuvo casada con el rey de Noruega, Harald de Westfold. Un hijo de esta unión, Olaf Haraldson, hermanastro de Harald, fue rey de Noruega entre 1016 y 1030. Expulsado, Olaf trato de recuperar el trono, pero fue derrotado y muerto en la batalla de Stiklestad, el 29 de julio de 1030. Allí, con apenas quince años, Harald combatió y fue herido, pero pudo huir. Marchó así al este, a Rusia, donde entró al servicio de Jaroslav el Sabio, antiguo aliado de Olaf. Su carrera militar continuó al servicio del Imperio bizantino, en la Guardia Varega, cuerpo donde gran número de guerreros vikingos buscaban fortuna. Tras varios años de campañas en Anatolia, Sicilia y el Mediterráneo oriental, y participar incluso en un golpe de estado palaciego, hubo de escapar de Constantinopla ya que la emperatriz Zoe Porfirogéneta no quería prescindir de su espada. Con un langskib cargado de riquezas, regresó a Kiev para pedir la mano de Elisif, hija de Jaroslav, y luego viajar hasta Noruega, donde compró la mitad del reino a su sobrino Magnus el Bueno. A la muerte de este, y controlando ya toda Noruega, Harald intento repetidas veces conquistar Dinamarca, aunque sin éxito. Las ansias de gloria de Harald no estaban sin embargo apagadas, y en 1066, a la muerte del rey de Inglaterra Eduardo el Confesor, vio su oportunidad para conquistar otro reino. Mejor hubiera hecho en hacer caso a los presagios? El guion: La vida de Harald está tan llena de aventuras y sucesos extraordinarios que la ficción parece mezclarse con la realidad, pero podemos estar relativamente seguros de que gran parte de lo que contamos en nuestro cómic Harald, el último vikingo responde a hechos reales, aunque quizá algo adornados por nuestras fuentes. Hemos recurrido por tanto a las principales fuentes escritas con que contamos, siempre teniendo en cuenta los problemas que estas plantean, como determinadas incoherencias cronológicas o exageraciones. El texto más completo está en la Heimskringla («Orbe del mundo»), escrito por Snorri Sturluson en Islandia ya a mediados del siglo XIII, y que recoge las sagas de los reyes noruegos. Sturluson recopiló textos de autores más antiguos y también poemas de los escaldos, aunque tiene problemas como asignar a Harald anécdotas que también se adscriben a otros líderes vikingos. La Heimskringla es un texto lleno de poesía, tanto que no nos hemos resistido a incluir algunos de sus fragmentos como bocadillos en Harald, el último vikingo, como los poemas que el propio Harald compuso y cantó. Otras fuentes son la Crónica Anglo-Sajona, que nos cuenta solo la invasión de Inglaterra por Harald en 1066; una crónica escrita en Constantinopla a finales del siglo XI y que narra sus aventuras en la Guardia Varega; y la Historia de Adán de Bremen, terminada en 1075. Además de las fuentes, hemos recurrido a las obras de investigación histórica que existen sobre el periodo, y que ayudan a que tengamos una visión más completa de la vida y el tiempo de Harald Hardrada. La documentación: Si de algo nos preciamos en Desperta Ferro es de la fidelidad de nuestras ilustraciones a la realidad histórica, y eso es algo que hemos mantenido en la colección Historietas. Combinamos un trabajo de documentación exhaustivo con el entusiasmo por la historia y su representación de Juan de Aragón, El Fisgón Histórico. Para recrear el aspecto de los personajes y de los lugares por donde transcurre la acción de Harald, el último vikingo nos apoyamos en lo que sabemos por la arqueología, muy bien trabajada en Escandinavia para la Era Vikinga, y por la iconografía, con ejemplos como el famoso tapiz de Bayeaux. Puedes estar seguro de que las armas y vestimentas, las casas y palacios, o los barcos y ejércitos, se corresponden a lo que sabemos de la época. Y todo ello con el característico estilo de El Fisgón Histórico, colorista y vivaz, expresivo pero detallista, y capaz de viñetas tan increíbles como esta de la huida de Harald de Constantinopla, con Santa Sofía recortada en la noche. Del boceto al papel: Cada página de Historietas implica un proceso muy cuidado. En primer lugar, El Fisgón Histórico (Juan de Aragón) y Alberto Pérez se reúnen para, a partir del guión, concebir cada página, decidiendo qué mostrar en las viñetas. A partir de ahí entra el genio del Fisgón, que hace una primera aproximación en lápiz (aquí le tienes trabajando en el próximo título de la colección, a ver si adivináis sobre qué personaje versará), que servirá de base para el boceto digital. Este se va puliendo y acaba en un limpio dibujo, donde ya se aprecian los detalles de rostros, objetos o paisajes de Harald, el último vikingo. Y aquí no hay que destacar solo la fidelidad de los detalles al registro arqueológico e iconográfico, sino la fuerza que Juan da a los personajes, con gestos y posturas a cual más expresivo, y que no permite empatizar con ellos. A esto le sumamos el coloreado, con esa paleta suya tan característica que otorga una vivacidad brutal a las escenas. Por último, se rotula, para dar voz a cada vikingo, conquistador español o reina egipcia que salga del pincel (¡digital!) de El Fisgón Histórico.
Arquitecturas fugaces es uno de esos libros de poesía que “suenan intensamente a poesía” por el latido y los armónicos de esa Gran Poesía que hemos disfrutado a través de una extensa y venerable corriente de autor@s —de un haz de corrientes, habría que matizar—, y que ahora reencontramos en el reflujo vigoroso/rumoroso de estas páginas, bellamente, palpitantemente renovada, prolongada y vigentísima. «Fruición de código», lo llamó Barthes; lo que es lo mismo que decir que eso que se ofrece, y suena, y gozosamente reconocemos en Arquitecturas fugaces, en suma, es la marejada áspera y dulce del idioma, y el riesgo y el deslumbramiento y la diferencia última que la poesía es, modulados de nuevo en la voz firme, madura y singularísima de Viviana Paletta.
El arte de capturar un tiburón boreal con una lancha neumática a lo largo de las cuatro estaciones del año Las profundidades del mar de Noruega que rodea las islas Lofoten, al norte del Círculo Polar Ártico, son el hábitat del tiburón boreal. Con cientos de millones de años de evolución, sus casi ocho metros de longitud y sus más de mil kilos de peso hacen de él, sin duda, una bestia temible, un animal despiadado que puede alcanzar los cuatrocientos años de vida y cuya carne contiene una sustancia altamente tóxica, incluso letal. Obsesionados con la idea de capturar un ejemplar de tal calibre, Morten A. Strøksnes y un amigo, el pintor Hugo Aasjord, deciden empeñarse en cuerpo y alma en el intento. Su equipamiento deja mucho que desear: una lancha neumática a motor, unas cañas de pescar y la carne putrefacta de una vaca escocesa como cebo. Mientras esperan a que el tiburón surja de los abismos, Strøksnes contempla con emoción la impresionante belleza del archipiélago de las Lofoten y reflexiona acerca de todo lo que el océano suscita en los seres humanos: desde la poesía y la mitología hasta la historia, la ciencia y la ecología. Con una erudición asombrosa y un refinado sentido del humor, Strøksnes nos hace partícipes de su aventura descabellada y nos ofrece su cuaderno de bitácora sobre este vasto piélago y sus moradores, que nos han atraído y cautivado desde tiempos inmemoriales, y de los que, en verdad, lo desconocemos casi todo.
Los poemas que componen la presente antología nos hablan de la experiencia de dos mujeres: el amor y el desamor, la humillación y la resistencia, la desesperación y el anhelo, la creación y la monotonía de la cotidianidad, la crueldad de la historia y la ternura como sentimiento de la vida. El canto y la ceniza, antología seleccionada, traducida y comentada por Monika Zgustova y Olvido García Valdés, da cuenta de manera amplia y significativa, de la obra de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, las dos grandes poetas rusas del siglo xx. Este volumen incluye Réquiem y Poema sin héroe, obras maestras de la primera, y Poema del fin y '¡Por el Año Nuevo!', de la segunda, así como un generoso conjunto de composiciones de las dos poetas, que abarca todos sus periodos de creación. El volumen busca más que el estricto orden cronológico 'un ritmo de lectura convincente que retuviese en todo momento -como proponen las traductoras- la intensidad del canto y la amarga, leve, gravedad de la ceniza'.
Harridura izan zen lehenengo, munduak eskaintzen duen ikuskizunaren aurrean. Gogoeta hurrena, bizitza ulertu ote litekeen, edo ez. Eta poesia etorri zen azkenik, mikroskopio bat bezala, gauzen alderdi txikienak jasoz agian osotasun bat erdietsiko duen itxaropenarekin. Jakintsuak esan zuen bezala, gauza gutxi behar dira bizitzeko: osasuna, ardo kopa bat ilunabarrean, lagun bat ondoan. Eta poesia, gaineratuko genuke. Bizitza ulertzen bakarrik ez, gozatzen ere laguntzen duelako. Hartu liburua, gorde patrikan, eta abiatu zaitez bidean.Maitatu zure egunak:laster desagertuko dira.Maitatu zure orduak, minutuak,zeruak eta neguak.Zu asko ohartu gabeiragaten dira,pentsamenduetan galdurikzabiltzan bitartean.
Edición ilustrada de la obra más exitosa del escritor Antonio Skármeta: un clásico de las letras universales que ha sido traducido a veinticinco idiomas. Son los convulsionados años setenta en Chile y Mario Jiménez es el cartero de Isla Negra, pequeño pueblo costero donde el único habitante que envía y recibe cartas es nada menos que el poeta Pablo Neruda. Entre ambos surgirá lentamente una entrañable relación que irá dando paso a una historia llena de humor y dramatismo. Este clásico de la literatura latinoamericana escrito por Antonio Skármeta va acompañado en esta edición con maravillosas ilustraciones de Raquel Echenique. Críticas:«Un canto emocionante a la poesía y al amor en sus más contundentes y jocundas expresiones de vitalidad.»Miguel García-Posada, Babelia «Una conmovedora historia de amor, complicidad y poesía que cuenta además con las espléndidas ilustraciones de la chilena Raquel Echenique.»Nuria Azancot, El Cultural
"En este libro Elvira Sastre Sanz escribe los poemas que escribiría yo si pudiera ser ella: desafiantes, jóvenes, afilados; llenos de imanes, de anzuelos y de bombillas rotas que, sin embargo, aún siguen encendidas en la oscuridad." Benjamín Prado
Exactamente, «una antología», así, con el artículo indeterminado, tan anglosajón, por otra parte, indicando que esta no es «la antología», pero tampoco «antología», así, sin determinante, «de la poesía gallega de hoy». Mi selección es tan mía que la defe