El proyecto de escribir una serie de romances sobre el mundo gitano y andaluz debió de madurar definitivamente en García Lorca durante el verano de 1924. Lo gitano es el punto de partida. Lo gitano en su asociación con el cante jondo. No cabe descartar tampoco el influjo que haya podido tener el gitano como transmisor del romancero tradicional.Ignacio Sánchez Mejías murió en Madrid el día 13 de agosto. Había resultado cogido el día 11, en Manzanares (Ciudad Real). Lorca se encontraba aún en Madrid y pudo vivir de cerca las últimas horas de la largísima agonía. Ignacio Sánchez Mejías no era un simple torero. Fue una figura de la tauromaquia.(De la Introducción de Miguel García-Posada)
La poesía de Gabriel de Celaya es pieza clave para determinar y puntualizar la dinámica evolutiva de la poesía española de posguerra. Ya sea a través de la alabanza, la mayoría de las ocasiones, ya sea a través del vituperio o de valoraciones acomodaticias, en contadas circunstancias, la presencia del escritor guipuzcoano es obligada siempre que de una manera objetiva y científica se trate de marcar los derroteros poéticos de estas últimas décadas, especialmente en la segunda parte del siglo XX.(De la Introducción de José Ángel Ascunce)
Aire nuestro, conjunto de cinco volúmenes de poesía que Jorge Guillén nos legó a lo largo de sesenta y cinco años de creación ininterrumpida y seria, viene a resultar una obra compacta. Es, por otra parte, una obra muy en consonancia con la vida de su autor, quien evoluciona a través de la Historia sin perder la perspectiva de su propia creación. Enamorado del mundo en que le tocó vivir, Guillén cantó sin cesar sus maravillas, pero su continua mirada hacia ese mismo mundo le permitió descubrir sus múltiples lacras, que también supo -porque amaba al mundo y a sus criaturas- delatar. Profesor de Literatura como era y se consideraba, se sentía conocedor de muchas claves que la mayor parte de los hombres no estaban en disposición de entender, unos porque no habían leído; otros, porque no habían sabido interpretar. Él ha proporcionado muchas de esas claves a lo largo de unas 2500 páginas de poesía, aunque, por desgracia, los lectores no han pasado -en su mayoría- de las páginas, desde luego, espléndidas, de Cántico.Con esta edición antológica de los textos guillenianos, Los grandes poemas de Aire Nuestro, se pretende proporcionar al lector interesado en la obra de nuestro autor una selección de sus poemas más grandes, tanto en magnitud como en excelencia.
Edición conmemorativa del 35 aniversario de la colección Clásicos Castalia, en formato mayor y encuadernada en tela con sobrecubiertas de papel y acetato.Como poeta, y también como hombre, Salinas fue amante de los sueños.Aunque el sueño muera, pero antes, nuevo agradecimiento a Ella, a la que se tiene que soñar para sacar de ti tu mejor tú.Ella fue un sueño que él pudo tocar. Y ahora Él es la tumba donde yace ese sueño.Es la poesía la que derrota al tiempo; y toda la tarea de Salinas en estas dos obras fue la de forjar un corpus poético que diera cuerpo al sueño de aquella vivencia pasajera.¡Si me llamaras, sísi me llamaras! Lo dejaría todo, todo lo tiraría:los precios, los catálogos,el azul del océano en los mapas,los días y sus noches,los telegramas viejosy un amor.Tú que no eres mi amor¡si me llamaras!.
Del extraordinario personaje que fue ANDRÉS BELLO (1781-1865), damos en esta edición antológica una significativa muestra de sus creaciones literarias, las "Silvas Americanas", con las que empieza la gran poesía del continente ya hispano, y una serie de ensayos críticos dedicados a poetas significativos de la época, juzgados desde un punto de vista sereno. Historiador, filólogo, filósofo, poeta y ensayista, Bello es figura dominante en la cultura de América, como en la actuación histórica lo es Bolívar, del que fue contemporáneo. El estudio biográfico-crítico, que abre el libro, da cuenta de la labor creativa inmensa del venezolano y de sus peripecias vitales, así como de su patriotismo ardiente, que no se transforma en odio, sino que aboga por una pacífica conciliación entre América y la antigua dominadora. EL EDITOR GIUSEPPE BELLINI es catedrático de Lengua y literatura hispanoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Milán. Asimismo es director del Progetto Strategico Italia-America Latina, del C.N.R.; presidente del Consejo científico del Istituto di Studi Latinoamericani; miembro del Advisory Board de la Universidad Bocconi, de Milán y presidente de Honor de la Asociación Española de Estudios Literarios Americanos. Autor de numerosos libros y artículos, entre los que destaca su "Nueva historia de la literatura hispanoamericana", publicada por Castalia, está reconocido internacionalmente como uno de los mayores especialistas en esa literatura.
En su poema «A High-Toned Old Christian Woman», perteneciente a su primer libro, Harmonium(1923), Wallace Stevens (Reading, Pennsylvania, 1879 Hartford, Connecticut, 1955) comenzó así: Poetry is the supreme fiction, madame (La poesía es la ficción suprema, señora). La verdad es, sin embargo, que los críticos todavía no se han puesto enteramente de acuerdo acerca de si la Ficción Suprema del presente poema es la poe sía, como parece indicar el mencionado antecedente, o bien el poeta en el momento de crear su texto (el yo poético que poetiza la realidad por medio de su imaginación). Esta falta de acuerdo no es de extrañar, dada la frecuente opacidad de la poesía de Stevens y de este poema en particular; hay numerosos pasajes de Notes toward a Supreme Fiction que se han visto sometidos a las más variadas y arbitrarias interpretaciones. Y no en balde el propio Stevens puso la palabra «Notas» en el título de su poema: Debo decir que no he definido una ficción suprema, escribió en una carta de 1943, y añadió: En principio parece haber ciertas características de una ficción suprema y las «Notas» se limitan a expresar unas pocas de esas características. Tal y como veo el tema, podría ocupar a toda una escuela de rabinos durante las próximas generaciones. Y en otra carta, de 1954, dijo: Que la obra de un hombre quede indefinida es a menudo algo intencionado. Por ejemplo, al proyectar una ficción suprema, no puedo imaginar nada más fatal que expresarla de manera definida y sin precauciones... Se trata de poesía, no de filosofía. Lo último que querría hacer sería formular un sistema.
Hombres del campo, hechos al polvo y a la arena, con la copla sin alegría, pardos, contra el suelo, surco va, surco viene, ya al arado, ya a la hoz o al azadón uncidos a la tierra, nobles hombres del campo, en el olvido y en la desesperanza. Se vive como se puede, malamente; se mantiene malamente la esperanza, nadie sabe por qué. Os sospecháis siempre cerca de la tierra, apenas os saca de ella un ahora en que el mundo se dora, el aire se hace ingrávido, la noche alegre y amáis. Luego os ata la carga del amor, se os arruga la cara, se os hace pesado el andar, duras las manos, torcida la sonrisa. No hay nada que esperar. Al frío seguirá el calor, al relente de la noche la chicharrera del mediodía. Y en vuestros pueblos, sobre un costerón tapiado de blanco, el lugar seguro y pobre donde la tierra que os persigue, os hará suyos para siempre. "Hombres del campo", de J. A. Muñoz Rojas.
Unas líneas desde la casi oscuridad, todavía, hasta la luz que es María Victoria. Siempre recuerdo aquellas espumas blancas de las que parecía ella surgir, en el primer día de nuestro conocimiento. Una adolescente delicada pero irradiante que parecía sonreír desde un futuro prometido. En aquella playa, entonces casi salvaje, de Torremolinos, adelantaba el pie impecable, la mano cuidadora, por un milagro de la generosidad temprana, para atender al poeta más que maduro que se sentía escogido y no se sabía bien por qué. Es algo que se le anunciaba: el nacimiento de un resplandor y de una oscuridad, al mismo tiempo, entre los que ella encerraría y revelaría la significación de la vida, con una palabra inconfundible, que tanto ayudaría a quienes la escuchasen. La palabra dormía en el seno de aquella niña, ¡pero qué pronto lo rasgaría en un alumbramiento sin par! ¡Cuántas veces en mis horas de sombra me ha ayudado María Victoria desde su presencia invisible pero cercana! Y cuántas, en la lejanía, me ha enseñado con su verso sobre el dolor y sobre su entrañamiento, sobre la traspasada pureza de la vida y sobre la turbiedad más reveladora, que en ella tiene siempre un signo de superación. Vicente Aleixandre.
Tomo I. Introducción biográfica y crítica. Vida de Ercilla. La guerra araucana que Ercilla vio. La verdad histórica y la verdad poética. La Araucana, poema heroico-histórico. Españoles e indios. Sobre la composición de La Araucana. Éxito y crítica. Apéndice. Noticia Bibliográfica. Bibliografía Selecta sobre el Autor. Abreviatura y Siglas. Nota Previa . La Araucana. El Rey. Privilegio de Aragón. Privilegio de Portugal. Prólogo. Versos Preliminares. Cantos [I al XV]. Tabla de las cosas notables que hay en esta Primera Parte de La Araucana. Índice de Cantos. Índice de Láminas. Tomo II. La Araucana. Segunda Parte. Al lector. Cantos [XVI al XXIX]. Tercera Parte. Cantos [XXX al XXXVII]. Declaración de algunas dudas que se pueden ofrecer en esta obra. Tabla de las cosas más notables que se tratan en la Segunda Parte de este libro. Tabla de las cosas más notables de esta Tercera Parte de La Araucana. Índice de Nombres y Geográfico. Índice de Notas. Variantes Textuales. Índice de Cantos. Índice de Láminas.
Ercilla realizó el milagro de transmutar en el crisol de su fantasía la tenue materia histórica, de la que fue testigo y parte, en una nueva, más fuerte materia de convincente y duradera realidad: la materia poética. Hacer que las acciones descomunales de los héroes creados por su fantasía encendieran la imaginación de sus lectores hasta el punto de no solamente convencerlos de su realidad, sino de que esta realidad, por más vigorosa, era también más valiosa para la historia que las esforzadas acciones de los hombres de carne y hueso. (De la introducción de Marcos A. Morínigo Isaías Lerner)
Hasta el último tercio del siglo XIX, todos los que se ocuparon de nuestro poeta lo tuvieron como trovador o consecuencia de la poesía provenzal o lemosina. (...) El intento o deseo de separar o distanciar la obra de Ausias March de la poesía provenzal se inicia en el estudio que le dedica José María Cuadrado, en 1841. (...) Para Martín de Riquer se mezclan en su obra elementos trovadorescos, escolásticos además de la influencia de Dante y Petrarca. (...) En su obra poética predomina la temática amorosa, moralizante (y didáctica, si queremos matizar), espiritual y, su mayor acierto, de preocupación de la muerte.
Sin una unidad temática o retórica, Prosas profanas y otros poemas es el libro axial de Darío: el punto de llegada del Darío que tiene su manifestación en Azul... (a los veintidós años) y el lanzamiento de una poetica de madurez de quien se ve como peregrino pálido de un país distante que hace treinta años sueña. En perspectiva, hay que tomar conciencia de que entre el último libro y este hay sólo seis o siete años, lo cual no es mucho, en especial si se tiene en cuenta que Prosas profanas recoge todo lo importante escrito en este período.
La obra de Alfonso X, una de las más notables de la literatura castellana medieval, se ha vertido al castellano moderno para ponerla al alcance de todos los lectores. Un estudio preliminar a cargo de José Filgueira Valverde destaca sus características más importantes.
Joan Maragall i Gorina, el hombre que, por su sensibilidad personal y por las influencias que supo asimilar, acertó a dar un tono de universalidad al movimiento de restauración de la literatura y de la cultura catalanas, nació en Barcelona el 10 de octubre de 1860. (...)Joan Maragall creía que existía un pensamiento poético y un pensamiento especulativo -un pensamiento pensado, lo llamaba él-, y que el primero era mucho más profundo, mucho más revelador, que el segundo. Ahora bien, este pensamiento poético es dado gratuitamente al poeta por obra y gracia de la paraula viva (la palabra viva) (...). Deduce Maragal que el hombre es el esfuerzo supremo de la Naturaleza, la palabra lo es del hombre, por cuanto lleva o comporta en sí la idea.(De la Introducción de Antoni Comas)