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En 1874, el estudio del fotógrafo Nadar en París acogía la primera exposición de un grupo de pintores que pronto empezarían a ser conocidos con el nombre de impresionistas. De sus cuadros, pintados al aire libre con rápidas pinceladas de colores vivos y brillantes, surgió una verdadera revolución de la tradición pictórica occidental procedente del Renacimiento. Ese nuevo concepto del color es el primer eslabón de la historia del arte moderno; sin él, su rumbo no hubiera sido el mismo. Esta colección recoge no sólo a los principales protagonistas del movimiento, sino también su huella en otros grandes pintores de los siglos XIX y XX. Todos ellos configuran un panorama completo de unos años decisivos para el arte de nuestro tiempo. El texto, especialmente concebido a modo de síntesis, analiza tanto la vida del pintor y su época como las obras seleccionadas.