Incluso en Sotogrande pasan cosas. Ese enclave residencial diseñado para que los ricos disfruten de la vida a la perfección ha cumplido 50 años de existencia, e inevitablemente tiene ya una historia, o muchas. El fundador, Joseph McMicking, quiso mantener
Nacimientos bajo control trata de aproximarnos al momento del parto a lo largo de las edades Moderna y Contemporánea. Entendiendo el acto de dar a luz dentro de la más amplia construcción social y cultural de la maternidad, el libro reúne un total de diez artículos de otras tantas autoras, dos de ellas italianas y una francesa. El control de los nacimientos se presenta como una garantía para la perpetuación de los linajes en la Edad Moderna, a la par que se estudia, para el mismo periodo, el oficio de partear y sus transformaciones, los ritos que debían cumplir las mujeres durante el puerperio y el caso particular del parto fingido. Llegando a la Edad Contemporánea, el control del parto desde la medicina se convierte en un paradigmático ejemplo de la desvalorización de los saberes y prácticas populares y femeninas. Se analiza, asimismo, la experiencia de dar a luz partiendo de testimonios de mujeres, la transformación de los lugares para el parto, desde la vivienda particular al centro de maternidad, y se estudia, finalmente, el control del embarazo y del alumbramiento desde un régimen dictatorial como el franquista. El libro concluye con dos visiones desde el feminismo que reflexionan en torno al control de los propios cuerpos, muy pertinentes en el contexto actual de regresión en los derechos de salud sexual y reproductiva en España.
Los estudios que se recogen en este cuaderno, con la crisis económica como denominador común, pretenden ofrecer al lector una visión en perspectiva histórica de un fenómeno cuyas manifestaciones más recientes todavía tiñen de una grave preocupación los debates políticos y económicos sobre el presente. Lejos de pretender articular explicaciones sistemáticas y globales de las crisis económicas, los trabajos aquí publicados refieren problemas históricos concretos que se remontan al siglo XVI o a finales del XVIII, pero sin perder la referencia a la experiencia de crisis vivida desde el año 2007. Y en ese sentido se abordan las complejas relaciones entre la economía, la sociedad y el Estado en las dos grandes crisis que España padeció en el período moderno. Un juego de espejos similar entre el presente y el pasado se aplica a la llamada crisis del siglo XVII, reflexionando sobre cómo la experiencia de hace cuatrocientos años puede arrojar una luz significativa sobre los problemas actuales y a la inversa cómo desde las preocupaciones del momento podemos comprender mejor los fenómenos históricos. El carácter dual de la crisis, como la parte negativa de un ciclo económico que incluye también el crecimiento, es especialmente visible en el período comprendido entre 1789 y 1856, tal y como es abordado aquí. También aspectos bien conocidos de la crisis presente, como son la euforia financiera, la sobreinversión en determinados sectores y los efectos devastadores sobre el sistema bancario aparecen al observar con detalle la crisis de 1866. Por último, el protagonismo del Estado y la política económica se muestra nítidamente dibujado al analizar el desenvolvimiento económico de la dictadura del general Franco. Estos estudios debidos a cinco prestigiosos especialistas en los períodos históricos tratados se suman al esfuerzo de la Fundación UCEIF, como proyecto conjunto de la Universidad de Cantabria y el Santander, por acercar al lector interesado algunas de las contribuciones más destacadas en el ámbito de la histórica económica y financiera de nuestro país.
Austerlitz habla de grandes batallas, de agotadoras marchas, de intrépidas cargas de caballería, de coraje, de heroísmo y del genio militar de Napoleón. Pero más allá del detallado y vivaz relato de una de las batallas más trascendentales de la historia, Oleg Sokolov, el historiador napoleónico más célebre de Rusia, presenta al lector una visión revolucionaria tanto de la campaña de 1805 como de los engranajes políticos y diplomáticos que llevaron al estallido de la guerra. Una audaz puesta en cuestión de la visión tradicional que tenemos de la misma que, con el seguro refrendo de un exhaustivo estudio, análisis crítico y comparación de las fuentes francesas y rusas contemporáneas, no duda en rechazar estereotipos y denunciar las tergiversaciones de la propaganda imperial de ambos bandos y en descargar responsabilidades de la ruptura de las hostilidades en los agentes más insospechados, como el beligerante zar o la propia Inglaterra. Con ello, Oleg Sokolov compone un relato accesible y de fácil lectura cuya línea general no se difumina en el mosaico de los acontecimientos que recoge.
La faceta más conocida en la historia de México del capitán general Felix María Calleja es la del 'villano' supremo en la Guerra de Independencia Mexicana de 1810. No obstante, sobre Calleja hay mucho más que decir, en especial porque forma parte de la historia de México y de España. Cabe destacar en este libro, la novedosa aportación de que Calleja transfirió a la península ingentes cantidades de capitales que se convirtieron en extensas propiedades en las provincias valencianas durante los años veinte y treinta del Ochocientos.
Podrán leer aquí anécdotas sobre la vida en las imprentas y en las mesas de algunos autores, observar pareceres diversos y reír las noticias de libros imposibles, reflexionar sobre horarios de trabajo masacrantes y sobre operarios que atacan y operarios que acatan, aprender escuchando a estudiosos que se niegan a mancharse las manos con la tinta y a autores que no saben sacar las manos de la forma, soportar a editores que mienten como bellacos para vender como mercancía nueva lo que es un refrito impío. La frase «compra este libro porque está bien corregido» era ?en teoría? una redundancia inútil, pues aunque el libro impreso fuera un objeto joven, la lectura en papel o en pergamino era práctica vieja y la nueva arte tipográfica no tenía por qué llevar incrustado el amor por las obras deturpadas o un cambio en el gusto de los lectores por lo que respecta a la depravación (textual). La errata, mientras se mantiene en el nivel de la entelequia, es un accidente dizque (in)evitable y por eso (im)perdonable. Cuando se hace cuerpo y habita entre nosotros es capaz, como la envidia, de crear enemigos encarnizados; más si de errata sube de categoría para ser considerada error. Para que exista una errata debe haber un modelo que quebrar (quevrar), para que un error sea relevante (cazo contra cazzo) ha de ser puesto en relación con el canon textual que parece desvirtuar y con la tradición que lo crea. Un autor que manoseó infinidad de textos y que se declaraba vago sin excusas a la hora de corregir sus libros escribió: «No les sea permitido a los correctores añadir nada suyo a mis obras, que se limiten a corregir las erratas hijas de la incuria del tipógrafo o de la mía, estas si son evidentes, y que lo hagan con pocas palabras tras haber parlamentado entre ellos».
En las páginas de este libro se plantean algunas ideas sobre los encuentros y desafíos entre dos disciplinas, Antropología e Historia, que solo pueden reconocerse como hermanas. Entre los encuentros, las posibilidades que los métodos de una ofrecen a la otra, y las oportunidades que la disciplina más joven ofrece a la más veterana para reinventarse y hacerse más compleja. Entre los desafíos, y solo se han esbozado algunos como la memoria o el cambio social, la necesidad de superar complejos y de abandonar fetiches quizá porque, como otros han dicho antes, quizá estemos ante un falso debate. Recuérdese ?se hace en este volumen? la idea de Geertz de que la Antropología Histórica era un guiso de elefante y conejo en el que el sabor del primero ocultaría al segundo, es decir, que de este mestizaje sólo se beneficiaría la Historia. Adviértase, también, que la cuestión clave a integrar entre ambas disciplinas es la noción del tiempo en distintas culturas, debiendo relativizar ?y aquí tiene un papel protagonista la Antropología? la idea occidental de un tiempo lineal, idea especialmente adecuada para la industrialización de Europa y para la dominación del resto del mundo en los últimos quinientos años. Una idea del tiempo que, paradójicamente, no se corresponde con la idea que sostienen las Ciencias Físicas, y que, en un orden de cosas totalmente distinto, necesita ser repensado en un mundo globalizado en el que las temporalidades tienden a converger culturalmente.