La encíclica «Centesimus annus», la tercera que el actual Pontífice dedica a temas sociales, ha sido promulgada para conmemorar el centésimo aniversario de la «Rerum novarum». Este nuevo documento del magisterio social de Juan Pablo II ―que tan positiva acogida ha obtenido en la Iglesia y en el mundo― nos invita a echar una mirada retrospectiva a la histórica encíclica leoniana, proponiéndonos una relectura de su texto para descubrir de nuevo la riqueza y fecundidad de los principios fundamentales expresados por León XIII. Pero, sobre todo, nos invita a mirar al presente y al futuro, con el fin de actualizar y relanzar, ante el horizonte ya cercano del tercer milenio del cristianismo, la doctrina social de la Iglesia, cuya difusión pertenece a su misión evangelizadora y forma parte esencial del mensaje cristiano. Contienen estas páginas una llamada urgente a luchar solidariamente por la causa del hombre, es decir, por el desarrollo integral de la persona, en contra de aquellas ideologías que propugnan reducir al hombre a una dimensión puramente económica.
Karl Barth encarna al ser humano que interroga. Su modo casi metódico de interrogar lo comparte, si evocamos alguna figura clásica del pensamiento antiguo y moderno, con Sócrates o Descartes, dejando aparte cualquier otra diferencia. Sócrates y Descartes parten también de puras preguntas y tratan de salir de ellas, cada uno a su modo, desde un punto inicial, un punto firme. Para Barth el punto firme es más bien... un punto en movimiento, el ser humano mismo, que no se ha detenido jamás en su dialéctica, bajo la mirada de un Dios que lo acompaña. Nadie está nunca solo. Dios no es solitario, pero tampoco el hombre lo es, ya sea porque se confronta continuamente con Dios (cuya imagen es y de quien no puede prescindir ni en su dialéctica histórica e inmanente), o bien porque en torno a sí el hombre también tiene siempre a otras personas, compañeros de camino en la misma búsqueda y en el mismo itinerario.
Este itinerario surge de un sueño compartido: ayudar a que los voluntarios y voluntarias de Cáritas puedan releer su experiencia desde el Evangelio, fecundando así su compromiso cotidiano. A veces la acción no basta, y ni tan siquiera la reflexión es suficiente. A veces hasta la entrega más generosa se va debilitando. Incluso cuando sentimos que nuestros esfuerzos son útiles, poco a poco se nos agrieta el alma. Los brotes de vida nueva no pueden germinar cuando la tierra está dura y cuarteada. En esos momentos, el alimento se hace imprescindible. Trabajando este material en distintos cursos hemos podido constatar la necesidad que existe en el mundo del compromiso social de regar de vez en cuando con agua fresca los surcos agrietados. No es un descubrimiento nuevo o sorprendente. La vida hoy corre muy rápido, nuestros días transcurren en jornadas de trabajo intenso y entre actividades a menudo muy dispersas. Esta sociedad, obsesionada con la productividad, no valora la profundidad de lo que se vive. Pero esa necesidad sigue existiendo. Este itinerario habla de encuentros entre personas desde la vulnerabilidad de lo que son. Habla -dicho de otro modo- de ternura. Ternura como la capacidad para ser personas auténticas y expresar a los demás el afecto, el aprecio y también la necesidad que tenemos de ellos. Es el momento posterior a la vulnerabilidad. Si no nos permitimos ser vulnerables, la verdadera ternura no es posible. Será una ternura fingida, pero no real.
Con la presente edición se pretende perpetuar, en un monumento bibliográfico, la excepcional figura del cardenal Ángel Herrera Oria, director del periódico El Debate, fundador de la Editorial Católica y presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Acción Católica española. Su publicación, por tanto, responde a la idea de que no debe seguir desperdigado y prácticamente perdido su inmenso y prolongado magisterio oral y escrito. Es menester concentrarlo para recordatorio y orientación de las generaciones nuevas de la Iglesia española y de la misma España.
Con la presente edición se pretende perpetuar, en un monumento bibliográfico, la excepcional figura del cardenal Ángel Herrera Oria, director del periódico El Debate, fundador de la Editorial Católica y presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Acción Católica española. Su publicación, por tanto, responde a la idea de que no debe seguir desperdigado y prácticamente perdido su inmenso y prolongado magisterio oral y escrito. Es menester concentrarlo para recordatorio y orientación de las generaciones nuevas de la Iglesia española y de la misma España.
Con la presente edición de sus Obras completas se pretende perpetuar, en un monumento bibliográfico, la excepcional figura del cardenal Ángel Herrera Oria, director del periódico "El Debate", fundador de La Editorial Católica y presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Acción Católica española. Su publicación, por tanto, responde a la idea de que no debe seguir desperdigado y prácticamente perdido su inmenso y prolongado magisterio oral y escrito. Es menester concentrarlo para recordatorio y orientación de las generaciones nuevas de la Iglesia española y de la misma España.
Desde hace unos años podemos oír con cierta frecuencia la expresión «teología pública» para referirse al trabajo de ciertos teólogos con fuertes inquietudes por la vida social y política. La idea de una teología pública expresa el deseo de poder dirigir la reflexión teológica sobre la vida socio-política al conjunto de la sociedad plural sin limitarse a los miembros de la comunidad cristiana. Detrás de este término hay una línea de reflexión y una intuición de fondo muy interesantes para nuestras sociedades plurales actuales. A la vez, la variedad de aproximaciones que encontramos en los diferentes trabajos sobre el tema nos muestra la variedad de usos del término y nos habla, por tanto, de que no se trata de un término unívoco, sino más bien de un cierto estilo de reflexión. En esta obra nos acercaremos a esta corriente teológica para conocerla con más detalle, ver sus posibilidades y sus limitaciones, y poder pensar en posibles aplicaciones a nuestra realidad.
Este es un libro esencialmente pedagógico, que intenta explorar los fundamentos del civismo y las virtudes que lo hacen posible. Hablamos con frecuencia de civismo y vemos a diario actitudes y comportamientos cívicos e incívicos. Pero rara vez nos detenemos a pensar en qué consiste, cómo se transmite, cuáles son los principios sobre los que se fundamenta y qué virtudes implica.El civismo es ese tipo de relación marcada por el respeto al otro y la participación en la ciudad como espacio ético bajo la ley. Y si siempre ha sido necesario, más lo es hoy, cuando nuestra sociedad se hace más y más pluricultural.Implica unos principios, como son la dignidad intrínseca de cada persona, su integridad física y moral, la libertad, la igualdad ante la justicia y el respeto a los demás. Y exige la práctica de unas virtudes, de unos hábitos buenos de comportamiento: la sociabilidad, la benevolencia universal, la urbanidad, la cortesía, la amabilidad, la tolerancia y la hospitalidad.Todo ello no es ni innato ni fácil. Es todo un "arte" y un "talante" que se aprende en la escuela de la vida y del ejercicio diarios, si queremos una convivencia humana digna de tal nombre.
El voluntariado ha adquirirdo en los últimos años un notable auge. El siglo XX ha acentuado de manera alarmante la obligación de vivir un individualismo a ultranza, egoísta, casi una ideología ética que no admite injerencias en su intimidad.
La tolerancia es el requisito imprescindible para una buena convivencia y su carencia nos afecta a todos gravemente. Cuando se analiza detenidamente la tolerancia se percibe el verdadero alcance de la misma.
La tercera encíclica de Benedicto XVI, que lleva por título Caritas in veritate, contiene una reflexión sobre las condiciones de un desarrollo integral y un progreso sostenible. Vuelve a los temas sociales contenidos en la Populorum progressio, escrita por Pablo VI en 1967. Este documento se propone profundizar en algunos aspectos del desarrollo integral de nuestra época, a la luz de la caridad en la verdad. Se trata de la primera encíclica social de su pontificado, que se publica 18 años después de la última encíclica social de Juan Pablo II, Centesimus annus, de 1991, publicada, como indica el título, un siglo después de la encíclica de León XIII Rerum novarum. En varias ocasiones, el Papa ha denunciado el escándalo del hambre en el mundo (que afecta a mil millones de personas) y ha destacado que el capitalismo y la distribución equitativa de la riqueza no son contradictorios. También ha advertido que la búsqueda de beneficios no debe realizarse sin control. Los temas abordados en la encíclica afectan a la globalización, la preservación del medio ambiente, el desarrollo sostenible y la financiación sostenible.
Este libro nos puede ayudar a vivir el compromiso con la historia y con el Evangelio. En él se analiza el fundamento bíblico del compromiso, qué aporta a la fe, qué le aporta la esperanza, qué le aporta la caridad. Qué relación existe entre contemplación y compromiso.
El objetivo fundamental de este libro consiste en describir la virtud de la hospitalidad desde una perspectiva teológica. Se trata de recorrer los textos más significativos del Antiguo y del Nuevo Testamento que se refieren, directa e indirectamente, a la virtud de la hospitalidad e interpretarlos a la luz de nuestro tiempo. Se parte de la tesis de que la hospitalidad constituye una actitud fundamental para encauzar los grandes desafíos que se le plantean a la sociedad actual. El surgimiento de una sociedad multicultural, consecuencia directa de los flujos migratorios, es un dato de primer orden que requiere, por parte del ciudadano, una actitud de acogida y de hospitalidad. Uno de los rasgos más destacables de la moral judeocristiana radica precisamente en el valor de la hospitalidad. En la coyuntura actual se revela como uno de los valores más necesarios para la cohesión social en las comunidades de acogida. Así pues, en estas páginas se interpretarán los textos bíblicos más nucleares que se refieren a la fundamentación y la práctica de la hospitalidad, y se pondrá de relieve el carácter fundante que esta actitud humana tiene en el seno de la tradición judeocristiana.