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El objetivo del libro es ofrecer materiales de debate para entender mejor de qué hablamos cuando hablamos de cine español. Esta es la única manera de devolver a nuestro cine el peso específico y la desidad que hasta no hace tantos años se le venía negand
uno de los géneros más apasionantes de todos cuantos ha ofrecido la historia del cine, el western ha experimentado no pocas transformaciones a lo largo de las décadas, manteniendo unas características propias aunque siempre susceptibles de ser reinterpre
Juan Orellana nos desvela en este libro algunas de las alianzas que ideología y cine han protagonizado en las últimas dos décadas. Veremos de qué forma pervive el marxismo tras la caída del Muro de Berlín y el tan cacareado fin de las ideologías, de qué manera la ideología new age ha impregnado los planteamientos metafísicos de muchas películas y cómo se ha expandido en el séptimo arte la ideología de género. Pero a la vez el autor también repasará como contrapunto lo mejor del cine no ideológico sobre cada uno de esos temas.
Hitchcock y la dimensión erotómana de su cine; Hitchcock como un Barba Azul de cuento; Hitchcock el Maestro. A ratos deliciosamente perversas, y con teorías atrevidas pero muy atractivas, estas páginas de Serge Koster abordan, con conocimiento de causa y brío literario, los temas que intrigan a los amantes del cine y excitan también la curiosidad de los espectadores novatos. Y están tan llenas de su amor de fan por los personajes como por las personas: la Grace Kelly de La ventana indiscreta, la Kim Novak de Vértigo, la ladrona Marnie interpretada por Tippi Hedren
Vouyerismo, fascinación, diálogos llenos de dobles sentidos: la cara B de un Hitchcock no tan oculto aparece aquí como en sus películas: siempre casi escondiéndose y a la vez mostrándose; el adorador de ídolos femeninos que coloca en un altar a sus actrices para luego, en muchos casos, derrumbar con sólo un gesto ese mismo altar; el genio de las contradicciones. Narración y ensayo, diario de lecturas y películas, de placeres y vicios (a veces la misma cosa), Serge Koster, siempre entre la erudición y la divulgación, propone a los lectores, con una prosa llena de hallazgos líricos y también, ¿por qué no decirlo así?, «psicológicos», una estupenda conversación que recuerda a la ya mítica entre François Truffaut y el propio Alfred Hitchcock, sólo que ahora, al abrir este libro, seremos nosotros mismos quienes nos convertiremos en contertulios de Serge Koster, para aprender de él y para debatir con él.
Dirigida por Albert Serra (Banyoles, 1975) y galardonada con el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno en 2013, Historia de mi muerte es una de las películas más importantes del nuevo cine europeo. Articulada alrededor de la contraposición de dos personajes antagónicos Giacomo Casanova, la ilustración, la razón, el eros y la vida galante, frente al conde Drácula, el regreso romántico a la superstición, el instinto de muerte y el terror, la obra es una reflexión alrededor de los mitos, las fuerzas viscerales que ordenan la noche y el eterno enfrentamiento entre razón y pasión. El rodaje de Historia de mi muerte, en localizaciones de Rumanía y la Provenza francesa, no fue particularmente tranquilo: el método de trabajo de Serra, una especie de autosabotaje permanente, está regido por una planificación precisa pero dubitativa y un espíritu anárquico que provoca a menudo situaciones imprevistas. Jaume C. Pons Alorda estuvo en ese rodaje y observó los sucesos peculiares e incluso grotescos que rodean el trabajo de Serra: la libertad de acción de unos actores no profesionales que oscilan entre lo cultísimo, lo silvestre y lo antipático, los accidentes cotidianos de un rodaje en tierra lejana, extraña e incomunicada y, sobre todo, la autoridad napoleónica con la que el director observa, ordena y desordena las piezas que dan forma a su creación final. Apocalipsis Uuuuuuuaaaaaaa se sostiene sobre una prosa bellísima para exponer, con ojos imparciales, un momento de alboroto, caos y creación libre. Tanto el texto como el proceso de filmación son hijos de los dos polos que cubren la atmósfera de la película: el racionalismo ilustrado y el salvaje espíritu romántico.