Esta obra es una invitación a ver buen cine para aquellas personas que quieren crecer en todos los sentidos, conectar con el espíritu de personajes y autores, mejorar su culturilla cinematográfica o, simplemente, pasar una tarde distraída con algunas de
Los pioneros, los clásicos, los maestros, los raros, los malditos, los artesanos, los autores, los innovadores, los experimentales, los contemporáneos, las jóvenes promesas... Un recorrido por la historia del cine a través de 720 directores de todos los tiempos y países. Sus vidas y sus películas, sus obras maestras, sus filmografías completas y más de mil ilustraciones a todo color. Ordenado cronológicamente, por décadas, el libro permite un viaje por la historia del cine, y al mismo tiempo su uso como diccionario de directores.
Anuario cinematográfico que recoge todos los estrenos del primer semestre de 2009 con un comentario crítico serio e independiente, además de las secciones habituales de fechas, premios y libros. Ilustrado profusamente con fotografías en color de todos los
Partiendo de conceptos básicos (¿qué es una escena?, ¿qué es una secuencia?, ¿cómo lograr el clímax de una película?) McKee muestra el misterio de las estructuras, explica las características de cada género, define la importancia de la ambientación, la diferencia entre la caracterización y la realidad de un personaje, en suma, todo aquello que hace que un guión destaque por encima de los demás.
En este ya clásico de la literatura cinematográfica, "Las estrellas de Hollywood por Peter Bogdanovich", el autor, reputado periodista primero y cineasta después, plasma la experiencia acumulada a lo largo de su vida como observador y entendedor en el arte de escribir sobre actores; actores a los que admira desde hace mucho tiempo, actores con los que ha trabajado, a los que ha dirigido y a los que ha ayudado.
El famoso actor Eduardo Verástegui dio un giro radical a su vida tras su conversión, dedicándose a partir de ese momento a difundir mensajes llenos de valores y vida.
John Belushi murió a los treinta y tres años ejecutado por su volcánica exuberancia (y por una exuberante dosis de speedball) en un lujoso hotel de Sunset Boulevard. Esa muerte es el arranque de una indagación que conducirá a Bob Woodward, cobestia negra de Richard Nixon, hasta las aromáticas vísceras del show business norteamericano. Para relatar la portentosa vida del humorista y plasmar la estridente fanfarria que rodeó su ascensión y su tragedia, el infatigable reportero tuvo que manejar un heterogéneo aluvión de materiales (diarios, cartas, inventarios, facturas, diagnósticos, etc.) y, sobre todo, entrevistar extensamente a una caterva formada por 217 celebridades, fantasmas y medianías: la viuda del difunto, compañeros de armas y fatigas como Dan Aykroyd, actores y directores como Chevy Chase, Robin Williams, Carrie Fisher, Spielberg o Jack Nicholson, prohombres de la industria cinematográfica, policías, matones, traficantes, músicos, vividores y otros interesantes especímenes del submundo adherido a las candilejas. Todos sabían que el bólido se dirigía al abismo, pero sus amigos fueron incapaces de detenerlo y sus satélites siguieron proporcionándole el combustible que lo mantenía en marcha (una marcha, por cierto, tan ruidosa como rentable): la «gran vida» de Nueva York o Hollywood tenía esos feroces inconvenientes. Bob Woodward dibuja en este libro un meticuloso, conmovedor y en ocasiones despiadado retrato de una época y de un individuo que vivió demasiado y lo perdió todo a manos de su insaciable antojo.
Deslumbró a millones de personas como Gigi, Eliza Doolittle o Holly Golightly, pero para el fan que más la adoraba, su mejor papel fue el de madre. En este sentido homenaje, Sean Hepburn Ferrer ofrece una singular e íntima visión de una de las estrellas más brillantes de Hollywood. Un relato muy personal, acompañado por abundante material privado, como cuadros y dibujos hechos por la propia actriz, y una asombrosa recopilación de casi trescientas fotografías, muchas inéditas y extraídas del álbum familiar. Sean nos presenta así la esencia de su madre: un ser cuya elegancia, encanto y belleza sólo fueron igualados por su inseguridad, y que usó su merecido reconocimiento en favor de los niños menos afortunados. Con esta excepcional biografía, Sean loa la historia y humanidad de su madre, y prosigue su caritativa labor donando los beneficios de este libro al Audrey Hepburn Children's Fund.
El precine y el cine primitivo nos ofrecen un terreno excelente en el que poder plantear desnudamente los grandes problemas teóricos del séptimo arte; del de cualquier época (incluido por supuesto el cine contemporáneo), porque allí están a flor de piel, y por eso se perciben de una manera mucho más explícita y contundente, los asuntos esenciales que atañen a la estética fílmica. Pero el estudio de los aspectos estéticos del cine difícilmente se puede separar de una revisión crítica de su papel en la conformación de la cultura de masas, ya que, pese a haber dado lugar al arte más característico del siglo XX, el cine ha contribuido también a configurar en gran medida el núcleo de la ideología dominante contemporánea; un hecho de lenguaje en el que, por primera vez en la historia, son las imágenes mas imaginarias las que imponen su lógica y dominio. Esta inevitable imbricación entre lo estético y lo ideológico quizá permita explicar como el análisis de los orígenes del cine es algo más que el pequeño territorio acotado del erudito, o que el aburrido entretenimiento académico de un historiador especializado. muy al contrario, tiene mucho que decir a cualquiera que esté interesado en pensar, conocer y saber sobre la realidad (incluso aunque no le guste demasiado el cine); porque dicho acontecimiento histórico plante problemas gnoseológicos y epistemológicos de gran calado: pensar el invento del cine, que siendo una creación científica paso de inmediato y sorprendentemente a ser un espectáculo de baja estofa, primero, y después de arte narrativo, es útil para descifrar y pensar nuestra actual sociedad interconectada y posmoderna en sus claves mas ocultas. Y sobre todo, para poder situarnos de manera más clarividente o critica frente a los textos artísticos y los discursos ideológicos que la configuran.