«La religión nace del fuego -decía Abraham Heschel-, de una llama que consume las escorias de la mente y del alma; pero corre el riesgo de vivirse al margen del fuego. El fuego, lo mismo que la sal, la vigilancia o la prisa, son imágenes con que el evangelio expresa esa manera de vivir marcada por el apasionamiento de los que han tenido un encuentro con Aquel que entendía su misión como «hacer arder la tierra» (cf. Lc 12,49) y cuya palabra hacía sentir a los suyos «el corazón en ascuas» (Lc 24,32). Hemos sido bautizados «con Espíritu Santo y con fuego» (Lc 3,16), pero la indiferencia y la trivialidad ponen nuestra vida en peligro de volverse tibia, insípida y adormecida, sin que nos «abrase insoportablemente el Dios vivo del evangelio», como decía Madeleine Delbrêl. Estas páginas pretenden señalar caminos de encuentro con esa Palabra que puede volver a incendiar nuestro corazón. Y lo hacen siguiendo un cierto itinerario litúrgico -Adviento, Navidad, Eucaristía, Pascua- y acercándose a aquellos que, como Maria o los Profetas, son testigos de lo que ocurre cuando alguien entra en comunión con el fuego de Dios y se deja atraer por la zarza ardiente de su Presencia.
¿Qué está sucediendo en la isla de Pascua? La aparición de unas misteriosas inscripciones en las rocas está asustando a los tranquilos habitantes que viven en esta hermosa isla del Pacífico.A través de la historia del jefe Tou-Ema y de la bella Kintea-Ni, descubriremos el origen y el porqué de esas enigmáticas y gigantescas esculturas de Pascua que a todos, alguna vez, nos han intrigado. Conoceremos también las costumbres de estas gentes, sus rituales y su extraña relación con las gaviotas de Motu-Iti.
El papa Benedicto XVI dio en las audiencias generales de los miércoles entre 2007 y 2008 un itinerario de presentación de los padres de la Iglesia, una verdadera catequesis sobre la Iglesia a través de la vida de grandes personalidades de los primeros siglos del cristianismo. De ahí nace este libro, que se propone dar a conocer los pensamientos de los Padres de la Iglesia sobre la Cuaresma y la Pascua, con la intención de que sean un instrumento de acompañamiento cotidiano en la meditación personal.
Este libro contiene una serie de reflexiones sobre las mujeres que acompañaron a Jesús durante sus últimos días, manteniéndose fieles en los momentos duros, especialmente en el momento de su muerte en la cruz. ¿Quiénes eran y cuáles fueron sus historias? ¿Podemos aprender de sus sufrimientos y esperanzas? ¿Puede ayudarnos su ejemplo en nuestras cargas y en nuestras propias cruces? Kathleen Murphy nos muestra que estas mujeres pueden abrirnos a la experiencia de la fe y al conocimiento del Resucitado, así como ayudarnos a experimentar la misericordia de Cristo y la alegría de la Pascua. Aunque parezca que este libro está destinado a las mujeres, es de gran interés también para los hombres por las reflexiones que en él se con tienen que ayudan a crecer en nuestra unión con Cristo.
De los españoles, alguien como Nietzsche dijo que eran un pueblo que quiso ser demasiado. En este libro se dan algunas razones para considerar que quizá el filósofo alemán no anduviese tan errado. ¿Sabía usted que fue un español el descubridor de las fuentes del Nilo? ¿Y que hubo un día en que el Océano Pacífico era conocido como ?el lago español?? ¿Sabía que a fines del siglo XVI se consideró seriamente la conquista de China? ¿Y que un español estuvo a punto de gobernar Camboya? ¿Sabía que las grandes derrotas inglesas de la edad moderna fueron infligidas por España? ¿Qué el más grande marino del siglo XVI fue español y fundó la primera ciudad de los actuales Estados Unidos? ¿Qué los españoles fuimos los primeros en alcanzar Alaska? ¿O que enviamos embajadas a Asia central para establecer alianzas contra los turcos? Y muchas más cosas? una guerra entre España y Rusia en la que no se disparó un tiro; un español que se erigió como jefe militar de los mayas en lucha contra los españoles; un buque que se pierde en el océano y que deja una huella genética imborrable; un español que se convierte en el primer embajador europeo en Asia; unos españoles que llegan a Méjico antes que Cortés; un español que es el primero en alcanzar tierra antártica; otro, que redescubre la olvidada isla de Pascua; la conquista de Guinea, en una carrera contra el pesimismo?
Cuaderno de hojas recortables para trabajar en catequesis, escuela o familia con los más pequeños. Contiene: Calendario de Cuaresma, La flor de Pascua, El libro-manzana, El árbol y los frutos, Las Palomas de Pascua.
¿Se descompuso el cadáver de Jesús en el sepulcro? ¿Fueron las apariciones del Resucitado meras visiones y alucinaciones? Esta obra, tras un riguroso examen de los datos históricos disponibles, responde «sí» a ambas preguntas. En «pascua» no sucedió nada nuevo, sino sólo el reforzamiento y la intensificación de la experiencia que los discípulos habían tenido del Jesús histórico. Reverdece así, en el debate teológico actual, la vieja tesis de David Friedrich Strauss, para quien Jesús no resucitó realmente de entre los muertos.
Alberto J. González Chaves, testigo presencial de los aconteciminetos que rodearon los últimos días del Papa Wojtyla: desde su aparición en la famosa ventana de la Plaza de San Pedro en su última Pascua en la tierra, hasta la muerte, entierro y clamor popular. Un clamor, que expresaba el reconocimiento de la ejemplaridad evangélica por parte del pueblo cristiano, y el inicio de una causa de canonización que todos desean que termine en la proclamación de la santidad de Juan Pablo II.
Para el Año Litúrgico - Ciclo C Los Padres de la Iglesia consideraban que los evangelios no se debían emplear, primariamente, para el análisis y estudio personal; por ello se leían y se explicaban dentro de la liturgia de la comunidad cristiana. Los textos evangélicos servían para orientar y corregir pastoralmente a los que se habían comprometido a seguir el camino de Jesús. Si bien los evangelios de Mateo y Juan eran, en general, los preferidos por los Santos Padres, cuando llegaba el tiempo de Navidad, Pascua y otras fiestas importantes, el que más se utilizaba era el de Lucas, debido a la narración que contiene sobre la infancia de Jesús, y a otros pasajes que solamente se encuentran en este evangelio. Durante el periodo patrístico primitivo, la tradición de la lectura continuada (lectio continua) de los evangelios se desarrolló de tal manera que en un ciclo de tiempo determinado se leía, en secciones, un Evangelio completo, y se explicaban estas lecturas con homilías durante la liturgia diaria o semanal. De entre las homilías que se han conservado, este volumen recoge textos de Orígenes y Cirilo de Alejandría. Pero aparte de las homilías, poseemos tratados teológicos, cartas pastorales y catequesis diversas en las cuales los Padres también afrontaron distintos temas exegéticos. Al igual que en otros volúmenes de esta colección, los lectores encontrarán escritos que van del siglo primero al octavo, pertenecientes a Padres de Oriente y Occcidente. Entre los más célebres podemos citar a Ambrosio, Atanasio, Agustín, los Capadocios, Juan Crisóstomo, Juan Damasceno y Beda el Venerable; y entre los menos concocidos a Juan Casiano, Filoxeno de Mabbug y Teofilacto. Este volumen nos ofrece tesoros de sabiduría antigua -algunos de los cuales se traducen por primera vez al castellano-, que permiten a los Santos Padres hablar con agudeza y convicción a la Iglesia de hoy.
El texto del evangelio de san Juan sobre el lavatorio de los pies ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Algunos resaltan la actitud de humildad y rebajamiento de Jesús, que se señala como uno de los signos distintivos de la comunidad cristiana. Antonio Pavía, el autor, va más allá del gesto de Jesús de hacerse el último ante los suyos y explora en este libro el sentido catequético del hombre.
Romano el Cantor nace en la ciudad de Emesa (Siria) hacia 490; es ordenado diácono hacia el año 515 en Berito hoy Beirut, desde donde se traslada años más tarde a la capital del Imperio, Constantinopla. En esta ciudad recibe el don de la poesía y el talento melódico, que no lo abandonarán hasta su muerte, ocurrida después de 555 y antes de 562. Su obra constituye un particular género literario propio de los cristianos orientales. En efecto, los kontakion (himnos breves), homilías cantadas en verso, constituyen una literatura utilizada durante los primeros siglos del Oriente cristiano y expresa una espiritualidad de altos vuelos, difícilmente superable. En otras palabras, Romano transmite la verdad cristiana de una forma sencilla y profunda a la vez que incita al diálogo del auditorio con Dios. Se trata de la verdad vivida; es decir, de la verdad dogmática que termina en emoción mística o contemplación amorosa, como se prefiera. Siguiendo la liturgia bizantina, para la que Romano compuso sus himnos, éstos se dividen en dos grupos: los elaborados para las fiestas fijas del calendario religioso de Constantinopla, que se ofrecieron en un primer volumen, y los preparados para las solemnidades que se mueven en torno a la Pascua de Resurrección, más numerosos, y que están recogidos en este segundo libro. La mayoría de estos himnos se traducen por primera vez al castellano.