Orientación cristiana



ADVIENTO NAVIDAD 2017, CON ÉL (FERNÁNDEZ VELASCO, ANTONIO)
La colección Con Él ofrece este mes al lector, 31 meditaciones con el Evangelio para cada día del mes, desde el viernes de la 34ª semana del tiempo ordinario al 7º día de la Octava de Navidad (Sagrada Familia) (1 al 31 de diciembre), acompañadas del Evangelio del día y un santoral del mes.

CATECISMO POPULAR DE MARÍA, MADRE INMACULADA (MUÑOZ FERNÁNDEZ, DIEGO)
Son muchos los libros escritos sobre María y la teología de la Inmaculada Concepción. Sin embargo, para una primera información, accesible a todos los públicos, al estilo de los catecismos clásicos, se echaba en falta un librito como éste del misionero popular jesuita Diego Muñoz. Este librito tiene tres parte: lo que se ha de creer, lo que se ha de rezar, lo que se ha de hacer. Así, de forma clara y sencilla, sabemos: comunicar lo que creemos de María, dirigirnos a Ella, imitarla.

AMAR A LA IGLESIA. . EJERCICIOS ESPIRITUALES DADOS EN EL VATICANO EN PRESENCIA DE S.S. JUAN PABLO II (SCHÖNBORN, CHRISTOPH)
Para dar una idea de la riqueza espiritual y doctrinal que este pequeño libro encierra, nada mejor que reproducir estas palabras del cardenal Ratzinger en la Presentación que encabeza el volumen: «La Iglesia es como la luna en relación con el sol, dicen los Padres de la Iglesia. Del sol —de Cristo— recibe la luna (la Iglesia) su luz. Si la Iglesia no recoge y transmite esa luz, entonces es como un enorme pedrusco sin brillo alguno. El arzobispo de Viena, doctor Christoph Schónborn, en los Ejercicios que dio durante la Cuaresma de 1996 para el Papa y los miembros de la Curia Romana, recogió el tema de la Iglesia desde esta perspectiva. En el espejo de la Iglesia vemos reflejado el misterio de Dios, el milagro de la creación, la condición del hombre, su redención por Cristo, es decir, su vocación a una nueva esperanza, y el modo en que el hombre puede recorrer el camino de esa esperanza. La forma en que el arzobispo nos habla de la Iglesia nos recuerda las catedrales góticas con sus paredes con ventanales de colores que —al ser iluminadas por la luz de la creación— presentan como en transparencia toda la historia de Dios con el hombre. Hacen que la mente se recoja al interior y di-latan nuestra mirada, hablándonos de la eternidad y del tiempo, del origen y del futuro del hombre y del mundo. La Iglesia, tal como nos la muestra Schónbom, no está fijada en sí misma, sino que es —como quien dice— una atalya desde la que se divisa la totalidad y es, al mismo tiempo, el lugar en que nos encontramos unos a otros y en el que cada uno debe encontrarse a sí mismo, porque es Dios quien abre nuestros corazones y supera nuestras divisiones».

SEPTIEMBRE 2016, CON ÉL . 30 MEDITACIONES CON EL EVANGELIO (FERNÁNDEZ VELASCO, ANTONIO)
La colección Con Él ofrece este mes al lector 30 meditaciones con el Evangelio para cada día del mes, desde jueves de la 22ª semana del tiempo ordinario al viernes de la 26ª semana del tiempo ordinario, (1 de septiembre al 30 de septiembre), acompañadas del Evangelio del día y un santoral del mes. El comienzo de curso es una estupenda oportunidad para ponerlo en las manos de Dios; Él está esperando que lo hagamos, que le digamos que nos abandonamos en Él. En estas páginas, de la mano del Evangelio, el autor nos propone que el diálogo Con Él sea el lugar seguro para confiar todo en su Providencia. Ser cristianos significa vincular la propia vida, en cada uno de sus aspectos, a la persona de Jesús y, a través de Él, al Padre. (Tuit del Papa Francisco, 22-06-2016)

ELÍAS Y EL AYUNO – NABOT – TOBÍAS (AMBROSIO DE MILÁN)
En estas tres obras, que componen una verdadera trilogía, Ambrosio se ocupa de personajes dispares del Antiguo Testamento: un profeta, un propietario de la ciudad de Jezrael y un israelita piadoso del norte de Palestina, figuras que vivieron entre los siglos IX-VIII a. C., es decir, la última época de la monarquía y la deportación a Babilonia. Todas ellas tienen en común el alto grado de ejemplaridad, lo que las convierte en un verdadero paradigma de comportamiento. Por medio de ellas, el autor aborda abiertamente la situación de una sociedad ya cristiana pero flagelada por los vicios de todos los tiempos. Ambrosio expresa su preocupación pastoral al zaherir en tonos duros y dramáticos dos de los pecados capitales que causaban estragos entre los cristianos milaneses de finales del s. IV: la lujuria en el amplio sentido de la palabra (Elías) y la avaricia (Nabot), que se refleja, entre otros desmanes, en la usura (Tobías). No son textos puramente recriminatorios; a la vez, presentan el atractivo de las virtudes opuestas: la pobreza, el desprendimiento de los bienes de esta tierra, la magnanimidad hacia los menesterosos y sobre todo la generosidad y misericordia divinas.