Un nuevo Pentecostés de la Iglesia del siglo XX. El impulso profundamente cristiano del papa Juan XXIII dio unos frutos espléndidos que, a pesar de todos los altibajos, siguen vivos hoy y, sobretodo, siguen siendo semilla de futuro. Porque, con aquella reunión universal de obispos, la Iglesia fue capaz de buscar, en las fuentes del Evangelio, cómo debía renovarse en su interior, y cómo debía actuar ante un mundo que había cambiado radicalmente, y que ya no aceptaba una autoridad eclesial que antes siempre se había dado por supuesta. La Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo y con el buen hacer de Juan XXIII y, después, de Pablo VI, supo marcarse unas líneas de actuación que vale la pena recordar ahora, en el cincuentenario del inicio conciliar, como luz que nos sigue guiando en estos tiempos nuestros tan desconcertados. Nueve autores nos ayudan a rememorar el acontecimiento y su significado, desde diversas perspectivas, para que podamos continuar bebiendo de su riqueza, el servicio del Evangelio de Jesús, en la Iglesia y en el mundo.
Los relatos de milagros están presentados a la comunidad cristiana como anuncio catequético de la presencia salvadora de Jesús en la tierra, que continúa ahora en la obra salvadora de Jesucristo resucitado en medio de nosotros. Repasando las páginas del evangelio, mirando cómo Jesús actúa, profundizando en sus gestos y palabras, iremos comprendiendo y viviendo cómo actúa ahora en nosotros, y cómo nosotros estamos llamados a responderle.
En las páginas siguientes se ofrece un decálogo bíblico, pero inmerso en la vida cotidiana de la familia, para que en casa sean el respiro de nuestra vida familiar. Con un fin concreto: favorecer el que cada miembro alcance su propia plenitud en el camino de la vida.
El verano del 2002, un grupo de jóvenes viaja al Perú para compartir la vida difícil de un barrio de Lima, y para vivir los afanes y las ilusiones que se generan allí, fruto de una fe que es llamada liberadora. En este libro explican y refl exionan su experiencia.
El testimonio de 21 religiosas, de diversos lugares y congregaciones, que viven en barrios populares y dan testimonio de proximidad, de fe y de esperanza
Este libro pretende ser un libro sencillo, cercano, amable, que solo intenta ofrecer a sus lectores el paisaje inmenso, inabarcable, infinito podemos decir, del cristianismo. Este puñado de palabras (el número 100 es simbólico), quiere ser como un abrazo de amor y de esperanza para todos los que se acerquen a ellas.
Desde el nacimiento hasta el envío de los discípulos después de la resurrección, este libro propone detenerse ante veintún textos del evangelio, para que nos penetren y nos acerquen a Jesús y a la llamada que constantemente nos hace, a nosotros y a todos.
Este es un libro que todos podemos escribir, porque todos vamos descubriendo luces para resucitar, en forma de mensajes urgentes, de vivencias personales, de experiencias concretas, de testimonios observados.
La fe, la vida eclesial, la vida en el mundo... todo lo que somos y todo lo que hacemos son ocasiones para la reflexión y, más aún, para la oración. Para descubrir, en todo momento y en toda situación, la bondad de Dios que se nos manifiesta. Estas páginas quieren ser una ayuda en este descubrimiento. Un conjunto de reflexiones que alcanzan desde la contemplación de la Trinidad hasta la estima de nuestro mundo, conducirán al lector a profundizar en el camino del encuentro con Dios que es siempre fuente de gozo y de esperanza. Guillermo Juan Morado (Mondariz, Pontevedra, 1966), sacerdote diocesano de Tui-Vigo y doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, es director del Instituto Teológico de Vigo, párroco de la parroquia de San Pablo y canónigo del Cabildo de Tui-Vigo. Ha publicado diversos libros y artículos, de teología y de espiritualidad.
La importancia de la familia la ha resaltado de una forma muy especial el Papa Francisco. Está en siempre en su corazón y ha proclamado, en muchos mensajes, que ayuda al crecimiento interior y humano de cada uno de sus miembros, junto a un progreso justo y armonioso de la sociedad.
El año litúrgico nos hace vivir, paso a paso, la cercanía del Dios que se ha acercado a nuestra vida humana, para compartirla y mostrarnos, así, la forma de vivirla de la manera más plena. A través del repaso de los distintos momentos que el año cristiano nos ofrece -el Adviento, la Navidad, la vida pública de Jesús, la Cuaresma, la Pascua-, este libro nos ayuda a penetrar el sentido del camino de Jesucristo, y a descubrir en ese camino la luz y la guía que nos pueden hacer vivir auténticamente. Guillermo Juan Morado (Mondariz, Pontevedra, 1966), sacerdote diocesano de Tui-Vigo y doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, es director del Instituto Teológico de Vigo, párroco de la parroquia de San Pablo y canónigo del Cabildo de Tui-Vigo. Autor de distintos trabajos de teología y de espiritualidad, en esta colección ha publicado recientemente La bondad de nuestro Dios. Treinta y un textos para la reflexión y la oración.
Veintinuna familias religiosas nos explican su espiritualidad. Es decir, nos cuentan cuál es la llamada del Espíritu que, desde sus fundadores y fundadoras, han tratado de vivir a lo largo de su historia y siguen tratando de vivir hoy, con fidelidad a esta llamada desde la realidad actual de la Iglesia y del mundo. La Congregaciones y Órdenes religiosas son, ciertamente, muchas más de las que en este libro hemos podido recoger. Presentamos, eso sí, las de mayor relevancia histórica. Pero, en cualquier caso, lo que aquí ofrecemos es una pequeña muestra. Pero una muestra llena de solidez, de atractivo, de invitación a la aproximación más profunda y rica. Este libro, pues, será una buena manera de acercarse y de conocer más a fondo este estilo de ser cristiano que tantos frutos ha dado, y que está llamado a seguir dando, al servicio del Evangelio, del pueblo cristiano, y de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
"Con la presente Exhortación postsinodal, me complace compartir con la Iglesia en Europa los frutos de esta II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos. La Asamblea sinodal, celebrada del 1 al 23 de octubre de 1999, ha sido una preciosa oportunidad de encuentro, escucha y confrontación. (...) De todo ello ha surgido el deseo de acoger la llamada que el Espíritu dirige a las Iglesias en Europa para que se comprometan ante los nuevos desafíos. Se ha llegado a la clara convicción de que la situación está marcada por graves incertidumbres en el campo cultural, antropológico, ético y espiritual. Asimismo, se ha ido afirmando con nitidez una creciente voluntad de ahondar e interpretar esta situación, con el fin de descubrir las tareas que le esperan a la Iglesia: se han propuesto "orientaciones útiles para que el rostro de Cristo sea cada vez más visible a través de un anuncio más eficaz, corroborado por un testimonio coherente".