Cada año se fabrican cientos de toneladas de plástico, un 10% de las cuales va a parar al mar. Esto ha provocado la formación de grandes islas de basura, la mayor de las cuales es la «gran mancha de residuos del Pacífico», situada entre Japón y Estados Unidos y tres veces más grande que toda España y Portugal juntas. Un mar de plásticos expone cómo el océano se está convirtiendo en un vertedero que afecta gravemente la salud de la fauna y flora marinas. La historia de un fulmar boreal, un ave marina que habita las costas del Atlántico Norte, se convierte en el hilo conductor para explicar las consecuencias del empleo masivo e irresponsable del plástico y la necesidad de limitar drásticamente su empleo. Con un lenguaje sencillo, el libro también aborda las soluciones técnicas que se han propuesto para afrontar el problema de los residuos plásticos en el mar y cómo puede contribuir cada persona, en su día a día, a ayudar al fulmar boreal y al resto de animales marinos. Una espectacular selección de fotografías sirve de testimonio gráfico de la belleza del mar y de los efectos de la acción humana.
Aunque exista un amplio consenso en nuestro deber para con el bienestar de los animales, en la práctica se les sigue utilizando a gran escala para satisfacer los intereses humanos sometiéndolos por millones a un inmenso sufrimiento. Este libro analiza la inconsistencia entre la aspiración moral y práctica, así como la controversia entre distintos puntos de vista morales, y muestra cómo las teorías morales se comportan con respecto a convicciones concretas. Se hace un recorrido crítico a través de las más importantes teorías de la ética y propone una concepción más fundamental que exigiría la observación del bienestar de todos los seres sintientes. «Quiero recomendar el libro de la filósofa Ursula Wolf. Un intento por ver las cualidades morales de los animales mismos en su capacidad para experimentar dolor y aspirar al bienestar. Una contribución que nos aleja quizá un poco del estatus que nos otorgara Nietzsche, según el cual somos animales disparatados.» Rüdiger Safranski