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Este libro recoge algunas propuestas de oración de los fieles para distintas celebraciones, que cada comunidad puede utilizarlas tal como se ofrecen o como fuente de inspiración.
El libro responde a una preocupación pastoral del autor: «Actualmente en la predicación del Evangelio los apóstoles estamos descuidando la vida de oración. Hoy los evangelizadores optamos por hablar mucho de Dios sin haber hablado suficientemente con él. Nos resulta más cómodo, menos arriesgado, predicar a los demás que conversar con el Padre». Tras una presentación de Jesús como orante, el cuerpo del libro se dedica a mostrar a Jesús como maestro de oración en respuesta a la demanda de los discípulos: «Señor, enséñanos a rezar». El libro está construido con la metodología de la lectio divina: texto explicado, aplicarlo a la vida, conversarlo con Dios. Sin duda es una respuesta a la sugerencia de Evangelii gaudium: «Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración» (n. 262).
Jesús Rojano ha elaborado una serie de pistas y comentarios para reflexionar sobre cada una de las estaciones del Vía Crucis, interpela a los jóvenes sobre su propia actitud ante el sufrimiento de Cristo, enfrentándolos, como ante un espejo, a los personajes protagonistas de la pasión (Pedro, Juan, Judas?) siguiendo el esquema bíblico y exactamente las mismas estaciones que el Vía Crucis presidido por Juan Pablo II en 1991 en el que se añadió, una estación XV: la Resurrección de Jesús.
Escrito en el Año de la Fe, con el fin de dirigirlo inmediatamente a sus diocesanos para que pueda servirles de ayuda, este libro es un comentario a los diversos artículos o párrafos del Credo Apostólico, siguiendo de cerca el Catecismo de la Iglesia Católica. Se trata de una exposición breve, de carácter bíblico y teológico, espiritual y pastoral, que tiene en cuenta la literatura sobre la historia y comentarios del Símbolo de la fe cristiana. Como el propio autor señala, «el Año de la Fe es una oportunidad para conocer y amar más profundamente lo que creemos, para vivir con mayor fidelidad y transmitir con un empeño más decidido el don de la fe que hemos recibido de Dios y compartimos en la Iglesia».
Propuesta de oración que consiste en: Referencia de las lecturas bíblicas del día. Breve comentario a partir de una de las lecturas o del salmo; Una reflexión, Punto de Encuentro, para tu meditación; Una oración, Oye, Señor, para que abras el corazón a Dios; Unas sugerencias, para que pases de la teoría a la práctica. El Adviento es un tiempo litúrgico bonito que nos abre a la acogida de todo lo que Dios ha pensado para nosotros. Hoy también Dios quiere venir a cada uno de nosotros y a nuestro mundo para hacerlo más divino y menos guiado por las solas ambiciones de las personas.
Los Salmos pueden considerarse como la fuerza y el alimento que Dios da al hombre. El mismo alimento con el que se fortalecía el Señor Jesús. Como dice el concilio Vaticano II, los Salmos hacen siempre referencia a Jesucristo y también a la Iglesia, es decir, a cada creyente, a cada persona que busca a Dios. Las reflexiones de este libro tratan de penetrar en cada salmo con la sabiduría que viene de Dios, y encontrar algunos datos catequéticos que los relacionen con el Evangelio, con la misma vida de Jesús. Así nuestra relación con Dios -sobre todo en lo que respecta a recibir la gracia en toda prueba, tentación o duda- podrá ser semejante a la que recibió Cristo en su constante relación con el Padre.