Historia de la iniciación a la guerra de un joven en 1941 y participación en el bombardeo de Dresde en 1945. Memorias que toman cuerpo en forma de relato básico de la carrera del autor en la RAF y que prestan particular atención al miedo, la moral y, como explica el autor, al mito del liderazgo. Sorprendente.
Integran el libro 38 discursos de la historia tucidídea que Juan Fernández de Heredia hizo traducir al aragonés a finales del siglo XIV. Esta obra, junto con el Plutarco y el Libro de los emperadores (también publicados en la colección Larumbe), compone la trilogía helénica del magnate aragonés y supone el reencuentro del occidente latino con la tan admirada como desconocida literatura griega.
Las teorías de Clausewitz, escritas en la segunda mitad del siglo XIX, fueron objeto de especial atención no sólo por parte de los estamentos militares, sino también por pensadores de diversa extracción. Hoy siguen siendo esos conceptos temas de estudio en diferentes ámbitos, y no sólo militares. Las definiciones de estrategia y táctica, y la aplicación que cabe hacer de una y otra, tal como las expone Clausewitz, han sido traspuestas, como útil de enseñanza, al área de la conducción de empresas. Clausewitz estudió en la Academia Militar de Berlín. Fue ayudante de campo del príncipe Augusto de Prusia y participó de la batalla de Jena (1806), desafortunada para los prusianos, contra las tropas de Napoleón Bonaparte. Durante tres años, fue prisionero de los franceses. Después de su liberación, enseñó en la Academia en la que se había formado y se desempeñó en el Ministerio de Defensa. Sirvió en el ejército del Zar de Rusia cuando su país se vio forzado a aliarse con Francia. Su esperanza era que el Zar liberara a los prusianos de la influencia francesa y de aquel acuerdo. Esta expectativa quedó satisfecha con la Batalla de Leipzig. Clausewitz volvió a a su país y se incorporó de nuevo al ejército, en 1814. Para su dicha, pudo presenciar la Batalla de Waterloo, que significó la derrota definitiva de Napoléon en Europa. Fue director, finalmente, de la Academia Militar y jefe del Estado Mayor. Murió a los 51 años, enfermo de cólera. Su libro De la guerra se publicó póstumamente.
Se ha escrito mucho sobre la captura del fuerte belga de Eben Emael por los paracaidistas alemanes, el 10 de mayo de 1940. Esta operación supuso el empleo por vez primera de planeadores y cargas huecas, al mismo tiempo que demostró que era posible lanzar paracaidistas tras las líneas enemigas. El entrenamiento, secreto, precisión y velocidad, amén del factor sorpresa, convirtieron a estos hombres en letales, sembrando el caos entre los soldados belgas. Sin embargo, hay que subrayar que estos paracaidistas eran parte de un grupo mayor: El Sturmablteilung Koch (Grupo de Asalto Koch), la élite de la Luftwaffe en 1940, cuya misión no fue sólo tomar Eben Emael, sino también los tres puentes sobre el cercano canal Alberto: Veldwezelt, Vroenhoven y Kanne. El éxito del ataque a Bélgica y Francia dependería de la rápida conquista de esos puentes. El objetivo del presente libro es mostrar cómo fue planeado y ejecutado el asalto a los puentes del canal Alberto. Y todo ello no solo a través de un texto apoyado en documentos, archivos y testimonios, sino también mediante muchas fotos jamás publicadas hasta hoy. Cada detalle, desde la creación del Grupo de Asalto Koch, hasta el ataque final, ha sido minuciosamente analizado, tomando como referencia las mejores fuentes, así como testimonios de soldados belgas y alemanes.
La campaña de Marruecos fue poco entendida por el pueblo español. Fue un intento político de evocar viejas victorias y provocar una reacción de patriotismo nacional con el fin de reconstruir un estado ruinoso.