La relevancia como escritor de Larra, en su época y en la posteridad, ha residido en su condición de primer periodista moderno, primer hito del binomio «literatura - periodismo». Tal vez por ello han pasado más inadvertidos otros textos del autor a los que Larra les dedicó tiempo e intensidad creadora, aunque no alcanzaran la maestría de sus artículos. Esta edición reúne dos de ellos: su drama «Macías», con el que recrea la historia del malogrado trovador gallego (como ya lo había hecho, casi simultáneamente, en su larga novela «El doncel de don Enrique el Doliente»), y la comedia «No más mostrador», una adaptación libre y personal de un «vaudeville» del francés Scribe, al universo de los espléndidos artículos de costumbres de Larra, con todo el aire de la comedia de buenas costumbres de Moratín.
El amigo Melquiades representa al Arniches más popular, el sainetero; La señorota de Trevelez, pionera de las llamadas «comedias grotescas», al Arniches maduro, dedicado a la búsqueda de nuevas formas. Manuel Seco, de la Real Academia Española, es autor de esta ciudada edición que ofrece, por primera vez, un texto depurado y fiel de las dos obras, al tiempo que ilustra las claves de la comicidad del teatro de Arniches.
Los dos principales focos de producción e irradiación del espectáculo teatral en la Edad Media son la Iglesia y la corte. La actividad teatral ocurre en su mayor parte en torno a las sedes catedralicias, los templos parroquiales, los conventos y monasterios, o en torno a la corte regia, los palacios señoriales y el ámbito ciudadano con motivo de fiestas populares, recibimientos o entradas triunfales. La historia del teatro medieval castellano es en buena parte la historia de textos perdidos. La pieza dramática era entendida como representación y no como literatura. Es un teatro que no tiene una realización textual propia y que no era habitual recoger por escrito. Las crónicas y documentos eclesiásticos dan noticia de ceremonias y espectáculos y sienten la necesidad de transcribir los textos. Los que nos han llegado lo han hecho a través de cancioneros poéticos o de copias ocasionales y descuidadas. Se trata de un teatro sin apenas acción ni trama argumental, un teatro estático con largos parlamentos didácticos o piadosos, más próximos al acto ritual en el que toma parte y con el que se identifica toda la colectividad.
Variada selección de ensayos sobre la representación del género en las artes escénicas, la evolución del término a lo largo de la historia y su reflejo en el teatro de las distintas épocas.
El texto de esta pieza fue descubierto por el hispanista italiano Stefano Arata a finales de los años ochenta del siglo XX y fue asociado poco después a Miguel de Cervantes. Arata atribuyó la obra tentativamente, por conjeturas verosímiles, a Cervantes, y, sin embargo, a pesar de tan llamativa advocación el texto ha permanecido en la semioscuridad. Esta edición presenta por primera vez esta pieza mediana, aunque interesante y siempre misteriosa, con las notas filológicas e históricas que requiere la obra. Se admitirá así el discutido valor histórico del teatro de los años previos a Lope de Vega, se pone al alcance del público un texto no carente de aciertos y se recupera, sobre todo, una pieza del rompecabezas cervantino.
Quizá algo que nadie puede negarle a Arthur Miller es haber sido una de las grandes voces críticas del siglo XX, de los pocos que han sido consecuentes con la idea de que el teatro debe ser un lugar desde el que se remueven y azotan conciencias y se analiza la manera en que vivimos. Pero Miller nunca recurre a sermones y convierte siempre la " percepción moral " en forma dramática a través de personajes claramente individualizados. Testigo de excepción de hechos importantes del siglo XX, la Gran Depresión de los años 30, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el maccarthysmo, la guerra de Vietnam, el derrumbe del comunismo e incluso la caída de las Torres Gemelas, sobre todos ellos ha expresado su punto de vista desde la creación dramática o desde sus escritos teóricos o periodísticos. " La muerte de un viajante " está unánimemente considerada la obra cumbre de Arthur Miller. La fuerza de la historia reside tanto en lo que cuenta como en la manera de contarlo. La obra nos relata las últimas veinticuatro horas en la vida de un viajante de sesenta y tres años llamado Willy Loman, con un magistral retrato de unos personajes que, siendo portavoces de una época, son por encima de todo únicos y singulares, en una atmósfera onírica, inquietante y emotiva.
El descubrimiento de la obra de RABINDRANAZ TAGORE (1861-1941) supuso para Occidente el deslumbrador encuentro con la rica tradición lírica india que, partiendo de los Upanisads, se prolonga hasta nuestros días. EL REY DEL SALÓN OSCURO revela la intensa espiritualidad del autor, expresada en un lenguaje rítmico y colorista e impregnada de un profundo sentido de la naturaleza. La fama del gran escritor va unida en nuestro idioma a los nombres de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, cuyas traducciones de la obra de Tagore suponen una prodigiosa labor de recreación literaria. Otras obras del autor en esta colección: «La luna nueva. El jardinero. Ofrenda lírica» (L 5572), «El cartero del rey. El asceta. El rey y la reina» (L 5658), «La cosecha. Regalo de amante. Tránsito. La fujitiva» (L 5674), «Ciclo de la Primavera» (L 5702), «Las piedras hambrientas» (L 5725), «Mashi. La hermana mayor» (L 5745) y «Malini. Sacrificio. Chitra» (L 5744).
Saineterapia es la última creación de José Cedena, el autor teatral contemporáneo que más éxito tiene en su género. Seis son los nuevos sainetes que componen esta nueva colección, que en esta ocasión Cedena ha decidido dedicar al entrenador Josep Guardiola por haber aunando todas las virtudes que hacen bonito este deporte y desterrando todo lo que le envilece; conjugando arte, deportividad, corrección, saber estar, humildad, sacrificio . Una vez más, José Cedena se encariña con los personajes de sus obras y no se resigna a dejarlos en el olvido una vez finalizadas, sino que intenta mantenerlos vivos para obras posteriores.
Hablando de Don Juan decía Wenceslao Fernández Flórez que Zorrilla «oía latir bajo su justillo de terciopelo el corazón de España: el corazón del romanticismo nacional, su propio corazón». También la estructura de la obra refleja perfectamente el ideal romántico: el misterio de los personajes, las máscaras, la conquista, la huida, el tenebrismo de la segunda parte, los diálogos amorosos, el enfrentamiento a Dios y la salvación por el amor. Todo coincide en señalar a esta obra como uno de los hitos que marca con mayor precisión el valor de lo sorprendente y de lo emocional como suprema forma del conocimiento del mundo. El lector, todavía hoy, tiembla, vibra, se aleja de cualquier racionalismo para sumergirse de pleno en el mundo de la pasión más desbordante. José Zorrilla (1817-1893) supo dotar a la figura del Don Juan de una visión personal y propia que lo encumbra por encima de la mayoría de los autores que han tocado este mito tan atractivo y sugerente. El prólogo de Francisco Nieva y la edición de Juan Francisco Peña ofrecen una perspectiva actual de lectura.
La publicación de estas dos obras es el resultado de un proyecto impulsado por el Instituto de Estudios Ibsenianos de la Universidad de Oslo y financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, con el apoyo de NORLA para traducir de nuevo todo el teatro de Ibsen. En el caso de las dos obras que presentamos, la traducción es de Cristina Gómez Baggethun y es realmente novedosa. Por un lado, como señala Ignacio García May en su esclarecedor prólogo, Casa de muñecas es una de las obras más famosas de la historia del teatro pero también de las más asediadas por los lugares comunes y la incomprensión. Por otra parte, Solness, el constructor llevaba cincuenta años sin publicarse en España, y fue la primera obra escrita por Ibsen tras su regreso a Noruega después de veintisiete años de exilio. Se trata de una obra maestra absoluta, un texto titánico, y seguramente uno de los más personales jamás escritos por Ibsen. Transcurridos más de cien años desde su muerte, Ibsen es, después de Shakespeare, el autor más representado en el mundo. Su genialidad, que fue continuada poco después por Strindberg y Chéjov, puso, como señala García May, patas arriba la forma entonces convencional de escribir teatro dejando a un lado la retórica declamatoria decimonónica para introducir en los personajes eso que, a partir de Stanislavski, se popularizaría en el lenguaje teatral como el subtexto, es decir, aquello que no se dice pero late bajo las palabras, sujetándolas o contradiciéndolas, pero en cualquier caso dotándolas de una riqueza de significados previamente desconocida.