Ramón de la Cruz supo aportar nueva savia, en la segunda mitad del siglo XVIII, a un género de larga tradición en el teatro español, apuntando en varios de sus sainetes una crítica de costumbres dirigida contra algunos vicios y costumbres de la sociedad de su tiempo. Los textos escogidos para esta edición responden a un criterio de diversidad y representatividad. Junto a sainetes muy conocidos, aparecen otros que lo son menos e incluso uno de los que todavía permanecen inéditos. Treinta años del quehacer dramático del autor se pasean por plazuelas y calles, patios de vecindad, tiendas, salones burgueses, interiores de teatro, e incluso el palacio de un sultán y una isla imaginaria.
Los últimos días de la humanidad, una de las obras míticas de nuestro siglo, está en el centro de la ingente obra de Karl Kraus como el Minotauro en el laberinto. Todos sus ensayos, aforismos, panfletos y poemas convergen hacia esta pieza de teatro irrepresentable, que recoge todos los géneros y todos los estilos literarios, al igual que la realidad de la que habla ?la primera guerra mundial? recogía las más sutiles y hasta entonces inéditas variedades del horror.La escribió casi toda durante la guerra y en más de una ocasión leyó públicamente algunas de sus escenas. Siguió más tarde trabajando en ella hasta 1922, año en que él mismo la publicó, completa, en forma de libro. Para que los lectores españoles se den cuenta de los distintos fantasmas que rodearon siempre este libro, baste decir que ¡hasta 1986 no salió en Alemania la siguiente edición completa !, publicada por Suhrkamp Verlag (que reproduce la original de 1922). Sobre esta última edición trabajó durante tres años el traductor Adan Kovacsics, respaldado y asesorado por otros dos reconocidos colegas suyos, para entregarnos hoy esta versión magistral de la primera edición completa en lengua española de esta obra monumental.Para Kraus, desde le principio, la guerra fue un entresijo alucinante de voces, desde la de la prensa hasta la de las chácharas en las tertulias, desde la de las fatuas declaraciones de los Poderosos hasta la del inarticulado lamento de las víctimas. Así como Kraus había «visto» ya todas las atrocidades de la guerra en la amable vida vienesa de los primeros años del siglo, también en la primera guerra mundial vio con perfecta lucidez no sólo el nazismo, antes incluso de que existiera, sino los años en que vivimos hoy : «la era de la masacre». Por eso las palabras con las que Kraus introducía Los últimos días de la humanidad sirven hoy como sirvieron entonces a sus lectores : «El público de este mundo no sería capaz de soportarlo. Pues es sangre de su sangre, y el contenido es el de todos estos años irreales, impensables, inasibles para una mente despierta, inaccesibles para la memoria y sólo conservados en algún sueño sangriento, años en que personajes de opereta interpretaron la tragedia de la humanidad».
Nicolás Maquiavelo (1469-1527), nacido en la Florencia de Lorenzo el Magnífico, entregó media vida al servicio de la ciudad. En 1513, el retiro de la actividad pública le conduce a las letras. En " El príncipe " encontramos dónde puede conducir la plasmación literaria de una experiencia política cuando está guiada por una intuición de poeta. " La mandrágora " es una comedia genial, que revela a un Maquiavelo regocijado y buen conocedor de la escena de su tiempo.
En la presente edición se reúnen tres de los libros más importantes de Federico García Lorca. Este libro ofrece al lector una visión del conjunto que permite apreciar la unidad y diversidad de la obra de este máximo poeta y dramaturgo del siglo XX. En la introducción y las anotaciones al texto se presenta una visión coordinadora de las tres obras. La exhaustiva anotación de las variantes textuales, sobre todo en el caso de Poeta en Nueva York, permite seguir las fases de elaboración de los poemas, con lo que el lector puede disfrutar del espectáculo fascinante del proceso creador del poeta.
Fausto plantea el problema de los límites y el sentido de la acción humana a través de la parábola del pacto con el diablo: ¿merece la pena el pacto?, ¿qué lo justifica?, ¿es el diablo una realidad separada del hombre o es nuestro otro yo? Un clásico imprescindible de la Literatura alemana que sigue despertando el interés del lector contemporáneo. Fausto puede considerarse obra magna de Goethe, la que ha dado la vuelta al mundo y construido el pedestal de su gloria.
La importancia de llamarse Ernesto (comedia de enredo, enlazamiento de absurdos, de donde nace el mejor Mihura) es una red compleja de divertimento, disparate y polisemia. Pero, además de lo referido, ahonda en una dualidad: Sin el lado oculto a la sociedad del Bien no hay Vida. La vida perfecta sería la totalidad de Ernesto y Jack juntos. Pero la sociedad burguesa aún la sociedad de hoy, piénsese en los Estados Unidos nos exige ser Jack (ser formales, ser como es debido, como la sociedad quiere) pero llamarnos Ernesto para sobrevivir, ir a una segunda vida (que debiera estar abrazada con la primera) en la que brota nuestro manantial oscuro, la fuerza terrenal del deseo, la transgresión, el eros, el profundo corazón de la materia. Hay que ser Jack dice Wilde, pero sin llamarse Ernesto él lo sabía perfectamente no hay más que represión o supervivencia. En tono de comedia de salón, de alta comedia burguesa la que nace en Inglaterra con Sheridan y su Escuela del escándalo La importancia de llamarse Ernesto es un alegato en pro de la libertad de la vida, en pro del bienestar de la conciencia, en pro de que seamos todos como somos.
Misterio bufo, por primera vez traducido al castellano, es sin duda la obra más famosa de Dario Fo, tras su representación en España en 1982, y también el texto más significativo de su investigación sobre las raíces del teatro popular. Las nueve piezas que lo componen retoman, en clave grotesca, las representaciones sacras de nuestra tradición. La figura del «juglar», del bufón que satiriza con su verdad las costumbres asumidas, sirve a Fo para exponer la podredumbre o corrupción moral en la que vivía el clero durante el papado de Bonifacio VIII, o bien para parodiar la resurrección de Lázaro o el milagro de las bodas de Caná, que se convierten aquí en metáforas de nuestra realidad actual. Según el autor, «para el pueblo, el teatro ha sido siempre el medio principal de expresión, de comunicación, pero también de provocación y de agitación de ideas. El teatro era el periódico hablado y dramatizado del pueblo» y Dario Fo se ha convertido en su heredero universal.