Renovar el lenguaje, decía Ionesco, supone renovar la concepción y visión del mundo. Estas tres obras, que se encuentran entre las más célebres de este autor teatral que revolucionó el panorama de la escena, son tres excepcionales muestras de su genio para subvertir la realidad a partir de un juego con las palabras completamente nuevo en su momento. Con giros siempre sorprendentes e inesperados, las piezas reunidas en este volumen no hacen sino destacar la dificultad de comunicación, la vaciedad de las palabras, el sinsentido de la mayoría de nuestras conversaciones y acciones. A partir de afirmaciones triviales, inconexas, que despiertan una inmediata hilaridad -precisamente por lo próximas y cotidianas que nos resultan-, se ponen en evidencia los perversos hilos que enmarañan la madeja de las relaciones humanas, en las que, tan a menudo, nada es lo que parece. Escritas todas en torno a los años 50, anticipan un mundo en el que lo aparente y virtual acaba adquiriendo una presencia mayor que lo real, reafirmando la vitalidad y actualidad de la obra de Eugène Ionesco, al que tantos consideran el padre del llamado teatro del absurdo.
La mojiganga es un texto breve en verso, de carácter cómico-burlesco y musical, para fin de fiesta, con predominio de la confusión y el disparate deliberados, explicables por su raigambre esencialmente carnavalesca. Las mojigangas dramáticas proceden de las mojigangas parateatrales y entroncan con la cultura cómica popular de la plaza pública. Son escenificaciones para época de carnaval o para determinados festejos de carácter profano y carnavalesco. Inicialmente pasaron a los tablados como " baile " y se insertan entre la segunda y tercera jornada. Sus personajes son en buena parte los que encontramos en la plaza pública en tiempo de Carnaval o los que actúan por las mismas fechas en espectáculos cortesanos de la más pura tradición grotesca. Son también muestra de la realidad social de la época, estereotipada en los días de Carnaval. Esta edición ofrece una selección de mojigangas paratreatrales o teatrales de los siglos XVII y XVIII.ÍndiceIntroducción. Texto y notas de «Mojigangas dramáticas. Siglos XVII y XVIII)
Ja crema l'heura (Arde ya la yedra en l'original) amb una escriptura postexistencialista, ironitza sobre la cobdícia dels col.leccionistes i convida els espectadors que acompanyin uns protagonistes, tots ells angoixats, tots ells perdedors, que són al
PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2005 Traducción: Carlos Fuentes En la constelación de autores británicos que surgieron en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, muy pronto se destacó la figura de Harold Pinter (que hoy sigue en el primer plano de los grandes autores), se diría que como una brillante ilustración del parentesco que el filósofo Georg Lukacs encontraba entre el "naturalismo" y la "vanguardia". Se diría que se trataba de un "absurdo" bañado de realidad reconocible, y que los espectadores del teatro -y de la radio, y del cine y de la televisión- reconocían y reconocen como una voz aguda contemporánea. Pinter comenzó su hoy extensa obra en 1957 con The room (el cuarto), siendo desde entonces los cuartos cerrados, con muy pocos personajes, dos o poco más, los escenarios de muchos de sus dramas. En 1960 daría The caretaker (que se tradujo como "El guardián"), y comenzó su fama. Aquella vanguardia naturalista trascendió luego, hasta nuestros días, en un "teatro político" que da lugar a temas como la tortura y la opresión lingüística. A esta fase corresponden las excelentes muestras contenidas en este volumen.
Jeanne Marnière (Toulouse, 1854 Vallauris, 1910), más conocida como Jeanne Marni, fue una femme de lettres que consagró su vida al mundo del teatro, no sólo como dramaturga o cronista para algunos de los periódicos más célebres de la época, como fueron LÉcho de Paris, La Vie Parisienne o Le Journal, sino también como talentosa actriz que actuó en los teatros parisinos de aquellas tardes y noches que pautaron los últimos años del crepúsculo decimonónico. Descrita por muchos como una mujer enérgica, inteligente y passionné de bien social, en el otoño de 1897-1898, se embarcó en el proyecto de La Fronde (1897-1903), publicación feminista dirigida por la insigne Marguerite Durand, mezclándose cada mañana, al acudir al lugar donde se encontraba emplazada su redacción, con todas aquellas mujeres que, vestidas con uniformes de color verde claro, iban a trabajar a aquel sugerente periódico hecho por y para mujeres. Con una exquisita sensibilidad, y ciertas pinceladas de original mezcla de humor y creatividad, aún sin haberse declarado nunca feminista, en la obra de Marni se trasluce una manifiesta actitud crítica frente a la situación en la que se hallaban las mujeres, así como ante todos los mitos y estereotipos que en torno a ellas el discurso dominante había ideado. Teatro de Mujer (1906) es un claro ejemplo de ello, al ser éste un compendio de piezas teatrales donde puede verse cómo esa denuncia no solo se extrapolaba a las mujeres oriundas de las capas alto-burguesas de la sociedad francesa del momento, sino también a todas aquellas pertenecientes al resto de los estratos sociales que conformaban el conglomerado ciudadano de los albores del pasado siglo.
Cuando el amor busca trabajo se desarrolla en Barcelona de los años 50. Un joven sevillano poco dado al trabajo se entera de que a su tío le ha tocado la quiniela, decide hacer la maleta y visitarle con el objetivo de sacarle por todos los medios los cuartos presentándole absurdos inventos, entre ellos, una caja a la que hablas y ella se encarga de escribir tus palabras, imprimirlas y meterlas en un sobre, un adelanto, hace más de sesenta años, de antes de la invención de la informática. Entretanto, tendrán que convivir todos juntos una experiencia que se va complicando cada vez más, concretamente cuando existen líos de faldas. Los personajes son Olegaria, primera actriz; Amor, primera actriz cómica; Maximiliana, segunda actriz; Joselito, primer galán cómico y Cornelio, actor. Todos se unirán en un laberinto cómico de dichos tradicionales y multitud de sabidurías y rimas refraneras. Comedia amena de corte tradicional, para el gran público, que indaga en la parte baja de la sociedad, la del patio comunal y la escalera de vecinos, la que se ríe de todo y todo lo cuenta como si fuera un chiste, porque su vida es mejor tomarla con humor.