«YO NO SOY TURISTA, SOY VIAJERO». ¿Cuántas veces hemos oído esta sentencia en los últimos tiempos? El turismo masivo nació en la segunda mitad del siglo XX, como una industria esencial para impulsar la globalización. Supuso la democratización del viaje en las sociedades más acomodadas, haciéndose extensible a una bolsa de población que hasta entonces no había podido viajar por placer. Sin embargo, con el paso de las décadas, la manera de viajar ha ido evolucionando. Entre los resorts vacacionales «todo incluido», los bloques de hormigón en primera línea de playa y los cruceros low cost atestados hasta la bandera, ha ido abriéndose paso un nuevo tipo de viajero que ya no es turista: es el NO TURISTA. Y es que ¿cómo diferenciarse de la masa cuando lo que haces ya no es algo exclusivo?
Nos colamos en la fiesta de Mecano -una fiesta que duró más de 40 años- para conocer los secretos de algunas de sus canciones más míticas y que han marcado a todo un país. Mecano es el grupo español más emblemático de los 80, pero los hermanos Cano y Ana Torroja lograron mucho más: marcar una época y una estética, ser un grupo de referencia y, tras casi 30 años de su disolución, ser reconocidos en todo el mundo y seguir sonando y colarnos en cualquier fiesta que se precie. A través de un recorrido por los orígenes del grupo, de las canciones y sus letras, las anécdotas más divertidas, la movida madrileña, los mejores momentos de una España que supo pasarlo bien, y como la irrupción del sida arrasó con una generación y supuso el final de una larga fiesta.
En las décadas de 1970 y 1980 Moebius revolucionó el mundo del cómic. Sus historias de ciencia ficción surrealista y sus carismáticos personajes han infl uido a generaciones enteras de nuevos creadores. Métal Hurlant , la mítica revista francesa de la que fue también fundador, fue la plataforma de difusión de esta nueva forma de entender el noveno arte. Su influencia llegó hasta Estados Unidos, donde el trabajo de Moebius se publicó en color. Esta nueva colección recopila esas ediciones coloreadas, algunas inéditas hasta la fecha en nuestro país
El niño grande de Charles Burns se llama Tony. Está dotado de una imaginación hiperactiva, tiene miedo a la oscuridad y vive a medio camino entre la luminosa vivienda de una familia de clase media y los oscuros rincones de su calenturienta mente. Los cómics de terror, los monstruos del cine de serie B, las pesadillas de la carne y la paranoia campan a sus anchas por un universo donde el mundo de lo sobrenatural se funde con el de lo cotidiano de modo tal que resulta difícil decidir cuál de los dos es más siniestro.
Paul es un adolescente de los 70, insatisfecho y apasionado, que recibe la oferta de un viejo amigo para trabajar en un campamento de verano. Celebrada como una de las novelas gráficas más importantes de la última década, Paul va a trabajar narra el salto a la madurez de su protagonista con el trazo estilizado y feliz de la mejor tradición historietística francesa. Relato autobiográfico e iniciático, Paul provoca la inquebrantable simpatía del lector gracias a su limpieza de intenciones y su apabullante normalidad. Quizá porque Rabagliati no se centra en el lado más apocado del adolescente, como es moneda habitual, sino que dota de inusual dignidad a su Paul, mostrando con agilidad toda la fatalidad de sus pasos en falso y la belleza de sus descubrimientos.
Si tu padre es guionista de cómic gay, vive con su ex novio y todos los ligues que éste le trae a casa; tu madre se ha vuelto a casar con un hombre pudiente con dos hijas, el cual te regala una Harley y tu novia tiene un padre que se llama Coral... Todo esto hay que contarlo. Pol nos narra en primera persona las vivencias de Peluche, divertido y cariñoso apodo por el que todo el mundo conoce a su padre, un osete con un carácter digamos que un tanto difícil. Lo que no le hace ser precisamente popular en el ambiente. Y todo esto, en vísperas de una de las Kedadas más populares del país. Sebas Martín se interna de lleno en el mundo bear, para darnos a entender que no es pelo todo lo que reluce.
Finales de 1982. Isaías, al volante de una furgoneta, recorre el norte de la península española proyectando películas en las plazas de los pueblos, un oficio de otra época que él se resiste a abandonar. En su viaje a ninguna parte, Isaías está eludiendo sus vínculos filiales, dejando atrás un panorama incómodo de hospitales y acallando antiguos secretos de familia. Pero aunque hace ya tiempo que el pasado le impide enfrentar el presente, no olvida que el futuro está siempre a la vuelta de la esquina. Sesión de tarde es un relato cargado de optimismo sobre el afecto, la memoria histórica y el acervo.