Guillermo de Saint-Thierry, abad benedictino durante 25 años y luego monje cisterciense en Signy, es ante todo un director de almas. No es teólogo o filósofo de profesión. Escribe con finalidad práctica, espiritual. La Carta a los hermanos de Monte Dei, llamada «Carta de oro», fue atribuida durante mucho tiempo a san Bernardo. Dirigida a los cartujos, ha merecido durante siglos contarse entre las obras clásicas de espiritualidad. Los otros escritos, Tratado sobre la contemplación de Dios y Naturaleza y dignidad del amor, son más breves. El Tratado recuerda las «Exclamaciones» de santa Teresa o la forma íntima de conversación con Dios al estilo de las Confesiones de san Agustín. Naturaleza y dignidad del amor tiene carácter didáctico. Tema escogido para las conferencias dirigidas a los monjes, jóvenes en su mayoría, en realidad es un tratado sobre la caridad, especialmente en la dimensión de amor directo a Dios.
Este libro pone en nuestras manos buena parte de los estudios utilizados para postular el Doctorado del Santo Maestro. Sus páginas, sumamente interesantes y, aunque densas de contenido, de fácil lectura, constituyen la síntesis más completa y actualizada de la vida, pensamiento, obras, enseñanzas, actividades e influencia universal de este nuevo Doctor. La exhaustiva bibliografía que también contiene, con adecuada organización temática y, en parte, cronológica, pone al día de los estudios realizados sobre esta eminente figura de la historia de la Iglesia y, al ofrecer también las más importantes traducciones de sus obras, proporciona adecuada noticia sobre el amplio radio de difusión de este destacadísimo autor.
La filosofía de san Agustín brota de su vida personal como el agua de la fuente y, por ello, la comprensión adecuada de sus ideas requiere el conocimiento previo de su historia personal. Sus ideas y su vida forman un todo vital íntimamente trabado. Su pensamiento filosófico es muy peculiar porque se apoya en la experiencia interior del hombre con Dios y no en experiencias tecnológicas o en datos científicos al estilo moderno de nuestro tiempo. De ahí su carácter encantadoramente ingenuo y asombrosa-mente genial al tratar de ciertos problemas. En esta obra hay un ritmo ascendente hasta el capítulo tercero. Dios se revela en lo más íntimo del alma de san Agustín, desde cuya experiencia básica de encuentro con Dios el Hiponense enjuicia la tradición filosófica de Grecia y Roma y plantea algunos problemas fundamentales sobre el hombre, el ser y la vida humana en su doble versión masculina y femenina, a nivel individual, político y social. La peculiar filosofía de san Agustín arroja un balance global muy positivo en humanismo, especialmente por la trayectoria personal que lo llevó al encuentro con esa forma de saber sapiencial propio de la verdadera filosofía, así como por su actitud de apertura a la trascendencia y a los valores que no pierden su interés con el mero pasar del tiempo.
Este libro intenta ofrecer algunos rasgos fundamentales de una visión actualizada del misterio de Dios. Tratando de evitar el dogmatismo «alguien así» presenta una visión personal de la fe «es el Dios en quien yo creo» buscando la sintonía con las preocupaciones de la cultura actual. Procede por aproximación. Empieza con una primera presentación más sencilla, cálida y enunciativa de las que considera ideas centrales que marcan la alegría de la fe. Continúa acentuando de manera crítica la reflexión teológica sobre tres temas de especial urgencia: la idea de creación por amor, el problema del mal y el cuestionamiento de la oración de petición. Finalmente, se adentra en temas de más agudo interés especulativo: acogida cordial del «Dios de los filósofos», defensa apasionada del carácter personal de Dios y análisis del trayecto de Dios en la conciencia religiosa, que permite asomarse al abismo luminoso de la identidad presentida por los grandes místicos de todas las religiones.
...descendiendo ya al caso concreto de santa Teresa podemos comprobar que mientras su personalidad histórica ha ido estabilizándose y aclarándose en estos últimos tiempos bajo el control de la severa ciencia histórico-crítica, y los progresos de la teología ascético-mística, en cambio un aspecto parcial de esa personalidad -su gracejo y humorismo- ha ido creciendo incontrolado e incontrolable hasta convertirse en una yedra frondosa y exhuberante que todo lo cubre hasta borrar a veces los límites y fronteras que dividen lo histórico de lo fantástico.
La nube del no-saber y el Libro de la orientación particular, escritas en el s. XIV, se han convertido en auténticos clásicos de la literatura espiritual. Se trata de dos obras que se complementan mutuamente y que proporcionan al lector que se sumerge en su lectura una experiencia auténticamente contemplativa. Ambos escritos, de gran belleza en su estilo y en su mensaje, son dos tratados eminentemente prácticos orientados a favorecer la oración contemplativa que va más allá de la idea y de la imagen. De su autor, anónimo, se sabe que es un místico inglés, teólogo y director de almas, situado en plena corriente de la tradición espiritual de Occidente. Un escritor de gran fuerza y notable talento literario que compuso cuatro tratados originales y tres traducciones.
Todo el contenido de este libro no aporta nada nuevo al depósito de la fe, pero sí ofrece una conmovedora ayuda a la contemplación del misterio de la Madre de Dios y ayuda a conocer a Jesús de la mano de su Madre. Igualmente nos presenta el retrato ejemplar de todos los Apóstoles y muchos santos y mártires, unos populares y otros desconocidos.
Humanamente hablando, nada presagiaba que fuera Silouan (1866-1938), el monje adscrito al economato y al molino del Monasterio de San Panteleimon, quien pasara a la posteridad. Silouan había llegado a la Santa Montaña del Athos en otoño de 1892. Por aque
La mística de la Palabra es un libro surgido de la meditación y pretende ser un material para meditar con la Biblia, partiendo de la realidad cotidiana, con la mirada fija en lo Eterno y sin renunciar al trabajo intelectual, conscientes de la fuerza de la espiritualidad para generar pensamiento. La escucha de la Palabra nos adentra en la mística, porque es una experiencia misteriosa que se resiste a ceñirse a nuestros referentes conocidos. Pero, a la vez, es inteligible, al generar palabras capaces de llenar de significado nuestras vivencias y transformarlas en experiencia rebosante de sentido. Tal como afirma en el prólogo el P. José Alegre, Abad del Monasterio de Poblet, La mística de la Palabra no es una teología o una reflexión de «laboratorio», alejada de la vida. Es un libro necesario para vivir con profundidad y sentido la anécdota de lo cotidiano, porque pone de relieve que la reflexión asidua de la Palabra de Dios abre senderos de luz y nos da sabiduría para ir viviendo las múltiples y variadas circunstancias de la existencia. JOSEP OTÓN es doctor en Historia y profesor en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona. Ha publicado varios libros de espiritualidad en esta misma colección: El inconsciente, ¿morada de Dios? (2000; traducido en Brasil en 2003); Vigías del abismo. Experiencia mística y pensamiento contemporáneo (2001); Debir, el santuario interior. La experiencia mística y su formulación religiosa (2002; traducido en Brasil en 2008); e Historias y personajes. Un recorrido por la Biblia (2010).
Esta edición del Nuevo Testamento es el resultado del largo camino recorrido por Senén Vidal en numerosos años de estudio sobre los textos neotestamentarios. La Editorial Sal Terrae la publica con la convicción de que puede ocupar un lugar que aún no ha sido cubierto por obras anteriores del mismo tipo. Y con la finalidad de que sirva de acompañamiento a quien desee acercarse a los documentos básicos del movimiento cristiano, bien sea motivado por el interés propio de un creyente, bien porque desea aproximarse a ellos desde la inquietud cultural.
Ambientada en el atormentado período de las persecuciones de los cristianos, la novela recorre el devenir de algunos misioneros (entre los que destaca la figura del padre Rodrigues) que, a pesar de la prohibición de entrar en el país, deciden ir a buscar a su venerado maestro el padre Ferreira, de quien habían llegado voces a Europa de que había abjurado bajo tortura. Los misioneros, arribados clandestinamente a Japón, se encuentran conviviendo de inmediato con el miedo a ser descubiertos y, al mismo tiempo, se vuelven testigos de las tremendas pruebas a las que se ven sometidos los fieles a causa de su adhesión a la fe cristiana. Aquí es donde surge el primer y gran interrogante de la novela: el del silencio de Dios ante el sufrimiento del creyente. Si Dios existe, ¿por qué este enigmático silencio suyo, por qué esta misteriosa indiferencia por su parte, este quedarse con los brazos cruzados sin hacer nada para ayudar a los que creen en él? A este primer tema le sigue inmediatamente otro, igualmente crucial y decisivo: la teología occidental, con la que habían sido formados los misioneros llegados a Japón, se demuestra insuficiente o por lo menos inadecuada, no solo para interpretar las persecuciones sufridas por los cristianos, sino también para acallar todas las dudas de fe que empiezan a asediar gradualmente el alma de los evangelizadores. Índice Vida e itinerario cultural.- Silencio, de Shusaku Endo.- Más allá del «Silencio de Dios».- El rostro japonés de Cristo.- Consideraciones finales.- Obras de Shusaku Endo traducidas al español.- Bibliografía.
La experiencia mística suele presentarse como una vivencia intensa que implica la unificación personal con la Realidad divina o última. Pero, aunque en este sentido «sólo los místicos pueden hablar y escribir sobre mística», es posible acompañarlos en su exploración y estudiar el fenómeno místico con vistas a entender no sólo su naturaleza y manifestaciones, sino su relación con el mundo del espíritu en general. La presente obra de Evelyn Underhill, uno de los tratados clásicos sobre mística, busca restaurar, en palabras de su autora, el viejo significado de la mística como «ciencia o arte de la vida espiritual». Su valor estriba tanto en la riqueza de su documentación como en la claridad y seguridad de sus intuiciones y tesis fundamentales, que hacen de ella una introducción imprescindible. La primera parte del libro delimita el «hecho místico» en su relación con la metafísica, la psicología, la teología, la magia y el simbolismo. La segunda parte, más extensa, expone el desarrollo de la conciencia espiritual en la vía mística, adentrándose en sus principales temas el despertar del yo, su purificación, las voces y las visiones, la introversión, el éxtasis y el arrebato, la noche oscura del alma y la vida unitiva a través de la lectura de Eckhart, Teresa de Jesús o Juan de la Cruz, entre otros. El apéndice proporciona un bosquejo histórico del misticismo europeo, desde los comienzos de la era cristiana hasta William Blake.