Entre las manifestaciones poéticas del Siglo de Oro, ninguna resulta tan singular como la obra de San Juan de la Cruz. La presente edición de la " Obra completa " del que ha sido llamado «príncipe de los místicos» presenta una distribución que tiene en cuenta tanto el valor de las distintas composiciones en cuanto testimonio de un proceso espiritual, como su cronología. Así, el primer volumen recoge la poesía de San Juan junto con las glosas de la " Subida del Monte Carmelo " y " Noche oscura " , mientras que el segundo contiene las glosas correspondientes al " Cántico espiritual " y la " Llama de amor vivo " , así como " Avisos " y cartas. A lo largo del libro se ofrecen los textos que, tras una larga labor de selección y compulsación, Eulogio Pacho ha logrado identificar como de mayor garantía, si bien asumiendo la premisa de que no existe una versión excluyente de los mismos. Edición de Luce López-Baralt y Eulogio Pacho
Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582), más conocida como Santa Teresa de Jesús, es una de las figuras más extraordinarias de su época, así como de toda nuestra historia. Su personalidad combativa, su carácter extrovertido, sus experiencias místicas, el hecho de que reflejara buena parte de sus vivencias y pensamientos por escrito pese a su condición de mujer y de religiosa en el siglo XVI en España -lo que le supuso no pocos problemas y trabas-, hacen de ella una precursora y una figura de interés universal. Precedido de un breve e iluminador prólogo de Clara Janés, autora también de la selección de los textos, " Santa Teresa de Jesús: Poesía y pensamiento " proporciona una muestra tan sutil como acertada de la obra de la santa de Ávila, y con ella una panorámica completa de su personalidad e influencia.
Las moradas del castillo interior, las Moradas, es la tercera obra que aparece en la edición de 1588 preparada por fray Luis de León, después del Libro de la vida y Camino de perfección. Lo escribe a petición del padre Jerónimo Gracián. Estando en Toledo, el 28 de mayo de 1577, en una charla sobre complicados temas de espiritualidad, ella le recuerda quejosa que esas cuestiones estaban muy bien re$ ejadas en su Libro de la vida; pero no puede hacerse con una copia y además la Inquisición tiene la copia de la princesa de Éboli, que había denunciado a la santa. Entonces el padre Jerónimo Gracián le pidió que hiciera memoria y escribiera otro libro con lo que recordara de aquel y algunas cosas más. Se puso a la tarea el 2 de junio de 1577, a los cuatro días de que se lo pidiese el padre Gracián. Teresa de Jesús escribe con $ uidez, con rapidez, como si estuviera conversando; pero en octubre se produce una interrupción porque tiene muchas di( cultades a la hora de escribir: viajes, dolor de cabeza. Se detiene en las Quintas moradas, cap. III; retomará la redacción a ( nales de octubre en el capítulo IV de las Quintas moradas para terminar a ( nales de este mes. Lo acaba en el monasterio de san José de Ávila el día 29 de noviembre del mismo año. Las Moradas es una la obra que re$ eja la cima de su evolución espiritual, es su última lección, que completa el mensaje de las obras anteriores.
Aunque han transcurrido treinta años desde su primera edición -agotada desde hace tiempo-, este trabajo de Fernando Urbina está impregnado de actualidad y coherencia, una buena ayuda para que «nada» esclavice nuestro discipulado de Jesucristo muerto y resucitado en el corazón de la Iglesia. Solo si nos dejamos aferrar por Dios, que se ha hecho cercano en Jesucristo, seremos capaces de responder al desafío y la oportunidad de la nueva evangelización. «La contemplación -dice Fernando Urbina- es una actitud general que debe impregnar toda nuestra vida: una actitud de desprendimiento y de libertad de apertura a los demás y a los signos de la realidad, de disponibilidad, de paz, de gozo, de coraje y de fe que supera la crispación del sujeto encerrado en sí mismo y fijo en la idea de que la acción depende exclusivamente de su esfuerzo». En la noche oscura de la subida al monte Carmelo podemos poner rostro a todos los hombres y mujeres de nuestro mundo que caminan por diferentes desiertos de la vida, pobreza, falta de trabajo, hambre, desamor, soledad, inclemencia, desesperanza, injusticia, migración, ausencia de Dios... y necesitan que los cristianos seamos oasis para ellos, que les llevemos al encuentro con el Señor, al Agua viva.
Este libro recoge muchas de las distintas advocaciones de la Virgen y gran número de las personas que son consideradas santas por la Iglesia católica. Las vidas de todos ellos sirven de ejemplo para aquellos creyentes que se acerquen a descubrirlos. De cada uno se incluye una imagen , el lugar de origen, su patronazgo, su festividad, su biografía y una oración.
¿Un libro más sobre la Pasión de Nuestro Señor? ¿Hay algo que añadir a lo dicho en tantas obras escritas a lo largo de veinte siglos de espiritualidad? La agonía de Cristo de Ernesto Juliá no es propiamente un libro sobre la Pasión. No nos habla de los latigazos que recibió Nuestro Señor, ni de las blasfemias de los soldados, tampoco de los insultos, ni de la coronación de espinas. Al autor no le hace falta llegar hasta esos momentos del sufrimiento físico de Cristo para ser capaz de hacernos ver todo el amor del Hijo de Dios por los hombres. Hay muchos otros escritos sobre Getsemaní que sitúan al lector ante los padecimientos físicos de Cristo, con profusión de detalles y de sentimientos. Con este libro, sin embargo se nos introduce en el sufrimiento moral de Cristo. Se detiene en el momento anterior a la Pasión que tantas veces obviamos y, que sin embargo, es la puerta por la que entrar para poder entender todos los acontecimientos posteriores. Padre del Cielo, el temor más profundo que pudo padecer, el Sí rotundo a la salvación de todos los hombres, la aversión al pecado de los que le condenaron entonces y los que le seguimos condenando cada día. Siguiendo el consejo de Benedicto XVI hay que profundizar en este misterio del miedo de Cristo, como han hecho todos los grandes de la fe que nos preceden. En este caso el autor se atreve a interrogar a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo para poder entender el sentido profundo de ese dolor de amor. Se trata de una obra breve pero muy intensa, audaz, una obra fruto de la oración. Una lectura propia del tiempo litúrgico en el que nos encontramos. Si queremos recorrer el itinerario espiritual de Jesucristo no podemos saltarnos ninguno de los pasos que Él quiso dar, cada momento tiene sentido, no hay nada superficial en la vida del Redentor. La agonía ante el cáliz que había de beber, el abandono de los apóstoles, el beso de Judas, cada detalle está empapado de todo el amor de un Dios hecho Hombre. En cada detalle de esas horas transcurridas en el Huerto de los Olivos estamos también cada uno de nosotros, el dolor por nuestra miseria y el consuelo de nuestra santidad. El reconocernos nos puede servir para lograr el propósito del autor con este texto: la esperanza de que, abrirnos al misterio de amor de Cristo dará a nuestra alma la luz, y el anhelo de convertirnos a Él, y la fuerza para seguirle cuando oigamos de sus labios: ¡Levantaos, vámonos!
Hoy hacen falta testigos más que maestros. Los maestros enseñan doctrinas. Los testigos han visto y dicen lo que han visto. Por ambos costados san Juan de la Cruz es testigo y maestro, mistágogo, porque enseña lo que ha experimentado y cómo lo ha vivido. Y lo hace con convicción y persuasión, y, además, exquisitamente. Sólo un pero para los lectores del tercer milenio. Escribió hace cuatrocientos años. Lo que testifica y enseña es inmutable, pero el molde ha cambiado muchísimo. ¿Cómo paliar esa desventaja? El autor ha roto el nudo. Su preparación, sensibilidad, el profundo conocimiento de san Juan de la Cruz y de los lectores así como su estilo han conseguido en una brava y eficaz tarea que san Juan de la Cruz escriba hoy su «Noche oscura», sus cartas o sus poesías. De ahí el título: «Una nueva lectura...». Con la valiosa originalidad de haber investigado las fuentes bíblicas, ascéticas y poéticas en que se inspiró san Juan, y la riqueza de los comentarios.
El pensamiento teológico de Hildegarda de Bingen culmina en el Libro de las obras divinas, una obra que nos ayuda a situarla en el contexto de los filósofos y teólogos del siglo XII preocupados por un acercamiento a la naturaleza y la historia. Hildegarda de Bingen desarrolla un tratado cosmológico con la topografía de la salvación y la condenación, las edades del mundo y la discusión sobre la creación del mundo y el final de los tiempos, además de la intervención en la Historia de dos grandes manifestaciones divinas, Sapientia y Caritas, fuerzas amorosas que han creado y sostienen el mundo. El Libro de las obras divinas es un ascenso espiritual que hace de la experiencia interior un "envío", un mensaje que debe ser entregado a otros.
Después de más de cuatro siglos, se presenta por primera vez en edición crítica y bilingüe la obra literaria de santo Tomás de Villanueva (1482-1555), religioso agustino y arzobispo de Valencia, realizada por un equipo de investigadores agustinos de España. Variadas razones apremiaban la realización de este arduo trabajo: la dificultad de acceso a la obra del santo, cuya última edición es la de Manila (1881-1883; 1897); la necesidad de una versión en español, ya que la casi totalidad de sus conciones o sermones ha sido publicada en latín (solo 32 conciones fueron publicadas en español en 1952, de las 454 que se registran en esta edición); dar a conocer a toda clase de personas ―religiosas y seglares― la singular expresión, por medio de la predicación, de un hombre de Dios, santo, sabio y clarividente; la cercanía de una palabra que modeló las mentes más brillantes de nuestro Siglo de Oro literario con su elocuencia mesurada y siempre concorde con la fe genuina de la Iglesia; y, sobre todo, responder a un deseo muy sentido en el ámbito de la Orden de San Agustín, a la que perteneció, y de la archidiócesis de Valencia, a la que sirvió, de hacer patente y accesible su magisterio, para que, en un día no lejano, sea honrado con el merecido título de Doctor de la Iglesia universal. Santo Tomas de Villanueva sigue teniendo, sin duda, una palabra nueva y una ejemplar actitud para esta nuestra desconcertada y envejecida Europa del s. XXI.
Después de más de cuatro siglos, se presenta por primera vez en edición crítica y bilingüe la obra literaria de santo Tomás de Villanueva (1482-1555), religioso agustino y arzobispo de Valencia, realizada por un equipo de investigadores agustinos de España. Variadas razones apremiaban la realización de este arduo trabajo: la dificultad de acceso a la obra del santo, cuya última edición es la de Manila (1881-1883; 1897); la necesidad de una versión en español, ya que la casi totalidad de sus conciones o sermones ha sido publicada en latín (solo 32 conciones fueron publicadas en español en 1952, de las 454 que se registran en esta edición); dar a conocer a toda clase de personas ―religiosas y seglares― la singular expresión, por medio de la predicación, de un hombre de Dios, santo, sabio y clarividente; la cercanía de una palabra que modeló las mentes más brillantes de nuestro Siglo de Oro literario con su elocuencia mesurada y siempre concorde con la fe genuina de la Iglesia; y, sobre todo, responder a un deseo muy sentido en el ámbito de la Orden de San Agustín, a la que perteneció, y de la archidiócesis de Valencia, a la que sirvió, de hacer patente y accesible su magisterio, para que, en un día no lejano, sea honrado con el merecido título de Doctor de la Iglesia universal. Santo Tomas de Villanueva sigue teniendo, sin duda, una palabra nueva y una ejemplar actitud para esta nuestra desconcertada y envejecida Europa del s. XXI.
El Tratado de la oración y meditación de san Pedro de Alcántara, una obra muy representativa dentro del género de guías espirituales, fue uno de los manuales de oración que contó con mayor número de ediciones y que alcanzó una enorme difusión tanto en España como en América, incluso en los dos siglos posteriores a su aparición. La presente edición actualiza el lenguaje de la edición de Medina del Campo de 1587, testimonio que contiene una licencia de publicación de 1565, por ahora la referencia cronológica expresa más antigua de una tradición textual ininterrumpida, ya en vida del autor, de El Tratado de la Oración y meditación. Cinco siglos después, el testimonio de Medina vuelve a ver la luz para difundir el mensaje de un místico y extremeño universal, san Pedro de Alcántara, e insertar su obra en un lugar prominente dentro del vasto panorama de la literatura espiritual áurea.
Después de más de cuatro siglos, se presenta por primera vez en edición crítica y bilingüe la obra literaria de santo Tomás de Villanueva (1482-1555), religioso agustino y arzobispo de Valencia, realizada por un equipo de investigadores agustinos de España. Variadas razones apremiaban la realización de este arduo trabajo: la dificultad de acceso a la obra del santo, cuya última edición es la de Manila (1881-1883; 1897); la necesidad de una versión en español, ya que la casi totalidad de sus conciones o sermones ha sido publicada en latín (solo 32 conciones fueron publicadas en español en 1952, de las 454 que se registran en esta edición); dar a conocer a toda clase de personas ―religiosas y seglares― la singular expresión, por medio de la predicación, de un hombre de Dios, santo, sabio y clarividente; la cercanía de una palabra que modeló las mentes más brillantes de nuestro Siglo de Oro literario con su elocuencia mesurada y siempre concorde con la fe genuina de la Iglesia; y, sobre todo, responder a un deseo muy sentido en el ámbito de la Orden de San Agustín, a la que perteneció, y de la archidiócesis de Valencia, a la que sirvió, de hacer patente y accesible su magisterio, para que, en un día no lejano, sea honrado con el merecido título de Doctor de la Iglesia universal. Santo Tomas de Villanueva sigue teniendo, sin duda, una palabra nueva y una ejemplar actitud para esta nuestra desconcertada y envejecida Europa del s. XXI.