Como las muchas ramas de un árbol son las diversas religiones en el mundo. Tronco y ramas todas viven, crecen y florecen gracias a la savia, que es la oración. Esto tienen de común todas las religiones: la oración. Fray Luis de Granada (1504-1588) es gran maestro en esta virtud. Su "Libro de oración" es savia que hace florecer y fructificar en santidad la rama del cristianismo en el árbol de la vida. Ha tenido innumerables ediciones desde que fue impreso por primera vez en Salamanca (1554). Libro de perenne actualidad que lleva de los rezos u oraciones a la oración reflexiva, y de la meditación a la contemplación, que es ya unión con Dios.
"LA BAC se complace en ofrecer a sus lectores la decimotercera edición de la Vida de San Juan de la Cruz en el IV Centenario de su muerte. El presente volumen es el fruto logrado de uno de los mejores sanjuanistas de todos los tiempos. En estas páginas vierte el P. Crisógono el caudal de su ciencia histórica y de su exquisita sensibilidad de escritor consumado. Por su valor crítico y literario, por sus dotes de concisión y claridad y por su sólida cimentación en el estudio directo de las fuentes manuscritas, el relato del P. Crisógono ha sido considerado, desde su aparición, como la mejor biografía de San Juan de la Cruz de todas las escritas hasta el momento. Superando el paso del tiempo, los virajes ideológicos y las veleidades del gusto, llega hoy a nuestras manos con la frescura perdurable de la obra clásica. Con estilo siempre ameno y transparente, el autor nos transmite una visión clara del medio social, intelectual y religioso que enmarcó la figura de fray Juan de Yepes y describe con viveza y autenticidad los lugares en que se desarrolla la vida del Santo. De este modo, el lector, como sin sentir, se encuentra introducido en el secreto de la trayectoria existencial y religiosa de San Juan de la Cruz, accede a una comprensión integral del hombre, del místico y del poeta, y se dispone ¿en palabras de Juan Pablo II¿ a un «diálogo íntimo con el gran maestro de los senderos que conducen a la unión con Dios». Como en ediciones anteriores, el editor recoge también en este volumen, en notas a pie de página o en adiciones al final de los capítulos, las nuevas noticias, aclaraciones y rectificaciones que han ido surgiendo a raíz de los frecuente hallazgos documentales y estudios de eminentes sanjuanistas. "
San Juan Bautista de la Concepción (1561-1613), reformador de la Orden de la Santísima Trinidad, es también, en cuanto místico y escritor espiritual, uno de los exponentes más destacados del glorioso siglo de oro de las letras españolas. Su producción literaria, reflejo fiel de su rica personalidad de reformador y místico, así lo atestigua. La BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS se honra alta- mente de dar a conocer hoy este importante capítulo olvidado de la sabiduría cristiana perenne. La experiencia espiritual, exaltante y ejemplar, del reformador y místico trinitario, que se filtra abundantemente en los cuatro tomos de estas Obras completas, es un mensaje de estímulo y esperanza para el hombre del último lustro del siglo xx. Por la historia salvífica que cuenta y la sólida enseñanza que imparte, esta obra se oferta a todas las personas deseosas de nueva luz, clara y viva, para el propio camino, de unas líneas doctrinales maestras e imperecederas, de una ayuda fraterna inequívoca, de una lección vivencial convincente sobre la pedagogía divina en las almas y las vicisitudes de la correspondencia humana. Los amantes de la literatura mística hallarán en estas páginas un apartado tan olvidado como importante de la historia de la espiritualidad. Los entendidos en historia de la vida religiosa conocerán, a través de la pluma del reformador trinitario, la acción del Espíritu en la renovación de un viejo instituto medieval. Los estudiosos de las letras clásicas españolas descubrirán a un autor de gran interés lingüístico y lexicológico. El primer tomo (Escritos espirituales) ha significado para muchos el feliz encuentro con un amigo santo, pedagogo experto en las cosas de Dios. Este segundo tomo presenta los escritos en los que san Juan Bautista relata, a la luz de su singular experiencia carismática, los orígenes de la descalcez trinitaria y examina con ojos de fe algunos elementos esenciales de la reforma, concebida como obra de la Santísima Trinidad en favor de los hombres. La paternidad espiritual del autor y la pedagogía divina que se despliegan en estas páginas, además de ser muy ilustrativas y estimulantes para todos los que caminan por las vías del Señor, aportan luz para comprender el significado teológico del carisma de reformador y la correlación entre carisma y santidad.
El amor tiene su premio en aquello que ama; y cuanto mayor sea el amor, mayor será el premio. El amor es en cierta medida insaciable, tiende siempre a más; así se puede hablar de utopía de los satisfechos. El hombre es un terrible inquieto del amor. Pero es imposible proceder hasta el fin en la carrera de los deseos. Siempre es susceptible de enderezar los deseos y percibir que el amor de Dios tiende a Dios; es El la causa eficiente y final del amor.
Sin duda alguna -afirma B. Häring- se trata del libro más hermoso de san Alfonso Mª de Ligorio, totalmente centrado en el arte de amar a Jesucristo y de amar con Jesucristo . En este libro el autor describe toda la vida cristiana a la luz del capítulo 13 de la primera carta de san Pablo a los corintios. A lo largo de los 250 años que nos separan de su primera edición, son más de 500 las ediciones que ha tenido el librito en todos los idiomas modernos.
Llama de amor viva es un poema en cuatro estrofas o canciones sobre la unión y transformación del alma con Dios, acompañadas de unas declaraciones que no son sino glosas al contenido. Tiene varias lecturas: por un lado es un hermoso poema de amor, por otro, un elevado himno religioso. La declaración o glosa posterior, reflejo del contenido del poema, se apoya en la Sagrada Escritura y en una intensa experiencia espiritual.
Este tercer volumen de las Obras completas de San Bernardo incluye la primera parte de sus enriquece-dores sermones litúrgicos. Como padre y maestro de una comunidad monástica consagrada a la vida de oración litúrgica y personal, a través de ellos Bernardo expone y comparte su experiencia del misterio de Cristo al ritmo de las solemnidades que jalonan el año. Son páginas que nos trasmiten la unción y solidez de su doctrina, nos recrean con la elegancia de su estilo y nos alientan con su impulso pastoral místico.
«Obras selectas» de la Beata Isabel de la Trinidad (1880-1906), carmelita descalza de Dijon, beatificada por el papa Juan Pablo II en 1984. «Últimos ejercicios» lo mejor de sus es-critos es obra maestra en miniatura de la literatura mística. Con «El cielo en la fe» su pieza gemela colocan a su autora a la altura cimera de los Doctores de la vida mística. Resulta asombroso gustar y saborear por la lectura la vivencia del Misterio Trini-tario que la Beata Isabel alcanzó, tan alta y profunda, en sus sólo cinco años de vida conventual. Inspirada en el comentario «que estás en el cielo» del Camino de perfección, escrito por Santa Teresa, la Beata Isa-bel ahondó como nadie en la sentencia de San Pablo: «... llamados a ser alabanza de su gloria» (Ef 1,12), en la que descubrió su vocación personal en la Iglesia. Ejercicios y pláticas espiritua-les frecuentes de los PP. Jesuitas a las Carmelitas de Dijon, y sobre todo las conversaciones con el dominico P. Vallée, abrie-ron horizontes infinitos del misterio de la Santísima Trinidad en el alma de Isabel. Gracias a la lectura de San Juan de la Cruz, y también del gran místico de Flandes Jan van Ruusbroec, ofrecido sor Isabel encontró la expresión adecuada para interpretar su vivencia trinitaria.
Este tomo, que completa la edición de toda la obra literaria de San Juan Bautista de la Concepción, ofrece los escritos parenéticos de su autor. A la hondura y riqueza experiencial de los demás textos, éstos de ahora añaden una nueva dosis de viveza, espontaneidad, pasión, frescura... Las "exhortaciones a la perseverancia", en particular, constituyen su testamento espiritual para los trinitarios descalzos. Los temas que aborda son siempre de actualidad para los religiosos, y aun para el común de los cristianos: el seguimiento de Cristo, el valor de la ascesis y, en especial, de las penitencias, el ministerio de servicio de los prelados, de la caridad fraterna... Los tres índices particulares de los cuatro volúmenes (bíblico, onomástico y de materias) prestarán sin duda una ayuda eficaz para que el lector pueda beneficiarse con provecho de este riquísimo venero de perlas espirituales y literarias.
Con «La vía de la belleza» se pretende considerar la magnífica obra de Dios plasmada en la vida de una criatura: Clara de Asís. El estilo elegido para presentar este cuadro de singular belleza y maestría es la misma exposición, sin juicios ni prejuicios, de la figura, cordialidad, expresiones y vida de la hermana Clara. En esta obra hay un estudio, contemplación, vivencia y una búsqueda de la verdad «que es bella». Clara aparece, como mujer, en el contexto del pensamiento y de la mística, de su tiempo y de hoy.
Cándido de Dalmases, quien ha dedicado lo mejor de su vida a la investigación y edición de las fuentes de la historiografía ignaciana, traza en este libro la silueta real, la íntegra y verdadera estampa de Ignacio de Loyola, proyectándola de manera exacta sobre el momento histórico que le tocó vivir. No hallaremos, por tanto, en estas páginas la fría y enigmática mascarilla de un personaje histórico cuya talla rebasa toda medida. A través de una exposición diáfana y objetiva, alejada de excesos decorativos, recursos legendarios o injustas deformaciones, el autor nos conduce a la comprensión cálida y existencial de la semblanza humana del santo y, sobre todo, nos hace revivir lo que constituye el nervio y fondo de su espíritu: la respuesta incondicional a la acción de Dios en el alma y la entrega enamorada y absoluta a la Iglesia de Cristo. De este modo, el lector llega a tocar la clave auténtica de la personalidad de Ignacio, aquello que radicalmente explica su proyección como fundador y organizador genial, incomparable maestro de espíritus y adalid de la Iglesia moderna.
San Bernardo ha sido y sigue siendo un maestro de vida cristiana. El secreto de su magisterio en la Iglesia radica en que su doctrina es la expresión de su experiencia. Atrae y convence porque habla de lo que vive. El sentido de la vida, repite sin cesar, es recuperar y restaurar esa joya que es la imagen y semejanza divinas, deterioradas por el pecado. O, como le gusta decir con la Biblia, «ordenar el amor», vivir en la escuela del amor. El amor es la fuente, el camino y la meta del hombre. Es su razón de ser y su plenitud. Amor afectivo y amor activo. Amor que contempla y arde en deseos, y amor que trabaja y se entrega a los demás. Sin la clave del amor Bernardo es incomprensible, y con ella se nos abren todas sus puertas. La selección aquí presentada puede ser una brisa de aire fresco, un estímulo y el contacto directo con un maestro espiritual.
Este cuarto volumen de las "Obras completas de San Bernardo" incluye la segunda parte de sus enriquecedores sermones litúrgicos. Como padre y maestro de una comunidad monástica consagrada a la vida de oración litúrgica y personal, a través de ellos Bernardo expone y comparte su experiencia del misterio de Cristo al ritmo de las solemnidades que jalonan el año. Son páginas que nos transmiten la unción y solidez de su doctrina, nos recrean con la elegancia de su estilo y nos alientan con su impulso pastoral y místico.
A través de las páginas de este vademécum, y casi por este orden, se puede escuchar la voz incansable de José María García Lahiguera, este maestro de espíritu, forjador de sacerdotes y almas sacerdotales. Los pensamientos plasmados en esta obra son predicados con la sinceridad del testimonio vivido heroicamente y con la sencillez y naturalidad característica de los santos. Aparecen más destacados los que señalan la santidad, un camino urgente para todos pero en especial para los sacerdotes como ministros del altar y de la palabra. Quienes vivan como Iglesia la necesidad y la urgencia de la santidad encontrarán especialmente útil esta doctrina. Al mismo tiempo les servirá de introducción a la oración y de estímulo eficaz para su propia vida espiritual.
Estas páginas se proponen ofrecer algunas razones en apoyo de las afirmaciones de Rahner -«El cristiano de mañana será místico o no será cristiano»- y Malraux -«El problema capital del final de siglo será el problema religioso»-. En ellas se trata de justificar la hipótesis o, tal vez mejor, de expresar la doble convicción de que el cultivo de la dimensión mística es condición indispensable para la supervivencia de las religiones, y en especial del cristianismo, en las actuales circunstancias socio-culturales; y de que una religión, en concreto un cristianismo, que desarrolla su dimensión mística está en condiciones de contribuir, en colaboración con el resto de las espiritualidades de nuestros días, a la construcción de un humanismo digno del hombre. El libro empieza describiendo, mediante algunas alusiones, la actual situación religiosa, con el fin de mostrar que, a pesar de determinadas apariencias, la mística no tiene nada de anacrónica ni de «impertinente» para nuestro tiempo. Se aborda después la inevitable tarea de eliminar en lo posible la «infinita confusión» que encierra la palabra «mística», ofreciendo los resultados de una elemental fenomenología del hecho místico. En el tercer capítulo se sitúa el elemento místico en el conjunto del fenómeno religioso. Para terminar abordando la cuestión de la relación entre mística y realización del ser humano, humanismo y mística. El capítulo quinto constituye un corolario en el que se trata de mostrar cómo una figura extraordinariamente significativa y característica de nuestro tiempo ha vivido su condición de místico en perfecta consonancia con el espíritu del siglo XX y ha conseguido, gracias a la experiencia espiritual que describen sus «Confesiones», encontrar un camino de respuesta a una de las cuestiones fundamentales de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, el «misterio» del sentido último de la vida.